Ni un alma en las calles de Alma Mendoza
Un activista contra la ley de inmigraci¨®n explica ante una comisar¨ªa de triste recuerdo de Arizona c¨®mo los hispanos est¨¢n dejando el Estado
Phoenix es una ciudad inmensa, robada al desierto, que se extiende durante kil¨®metros y kil¨®metros en medio de la nada, planificada en unos tiempos en que ni el espacio ni la gasolina ni las distancias importaban demasiado en el inmenso Oeste estadounidense. Se puede conducir durante kil¨®metros y kil¨®metros sin apenas encontrar un alma: entre el calor (en esta ¨¦poca el term¨®metro se instala en torno a las 40 grados para seguir subiendo durante todo el verano) y las distancias inmensas, pasear no parece ser el entretenimiento local. Sin embargo, incluso acostumbrado a ese silencio humano -muy superior al de otras ciudades s¨®lo para coches de EE UU como Los ?ngeles-, una calle del barrio de Sunny Slope resulta chocante. No hay nadie. Demasiados carteles de "se vende" o "se alquila" en las casas humildes de este barrio, que se disputan dos bandas rivales, muchas veces a tiros, indican que algo ocurre.
La activista Alma Mendoza, una de las dirigentes del movimiento contra la nueva ley migratoria de Arizona, ha escogido este rinc¨®n porque una comisar¨ªa construida junto a una escuela se convirti¨® en uno de los s¨ªmbolos del acoso policial a los inmigrantes. "Paraban a los padres con cualquier pretexto cuando ven¨ªan a dejar a sus hijos y si no ten¨ªan papeles les deportaban. Dicen que construyeron la comisar¨ªa por las bandas, pero ese problema sigue igual", explica Mendoza, mientras los coches patrulla entran y salen del recinto a su espalda. , El edificio est¨¢ situado al pie de unos montes pelados llenos de cactus en los que parece que acaba Phoenix, aunque en realidad hay mucha ciudad detr¨¢s.
Pero tambi¨¦n ha elegido este rinc¨®n por la ausencia de vida, por las casas que se venden o se alquilan un poco por todas partes. "La gente se est¨¢ yendo", se?ala. El problema no es s¨®lo la nueva ley migratoria -que permite a los agentes parar a cualquiera que pueda parecer en situaci¨®n irregular y pedirle los papeles y que se aplicar¨¢ a partir del 29 de julio-, sino tambi¨¦n la crisis econ¨®mica, similar a la de Espa?a. Arizona vivi¨® tambi¨¦n un delirio del ladrillo, porque es un estado en el que muchos estadounidenses deciden jubilarse (menos los meses duros del verano, es un clima perfecto), y ahora las casas vac¨ªas, las ofertas para alquilar o para vender, dominan un paisaje que resultar¨ªa ya de por s¨ª bastante desolador incluso en una ¨¦poca de vacas gordas.
Es domingo a primera hora de la tarde y un parque vecino, que sol¨ªa estar lleno de familias mexicanas que ven¨ªan a pasar el d¨ªa, est¨¢ desierto. Apenas un par de coches, unos cuantos sin techo que viven all¨ª, nada m¨¢s: como si el parque madrile?o del Retiro un festivo se encontrase sin un alma. Mendoza, de 37 a?os, que ha puesto en marcha un agrupaci¨®n de barrio, explica que no se trata s¨®lo del calor -"Llevamos mucho tiempo aqu¨ª, estamos acostumbrados" -, sino del miedo a salir de los inmigrantes, de la crisis, de la gente que se va. Al pie de las monta?as peladas, el silencio refleja la crisis de un Estado y no s¨®lo por la construcci¨®n.
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