Hay que salvar a Sakineh Ashtiani
Aunque las autoridades iran¨ªes han anulado su lapidaci¨®n, a¨²n pueden aplicarle una pena sustitutoria que la llevar¨ªa irremediablemente a la muerte. El autor hace un llamamiento internacional para librarle de morir
Sakineh Mohammadi Ashtiani no ser¨¢ lapidada. Ante la movilizaci¨®n internacional, las autoridades iran¨ªes han anunciado que no ejecutar¨¢n la sentencia dictada por los jueces. Pero, atenci¨®n: Sakineh Mohammadi Ashtiani a¨²n no est¨¢ a salvo, ya que todav¨ªa pueden aplicarle lo que en Ir¨¢n llaman p¨²dicamente "pena sustitutoria", es decir, la muerte por ahorcamiento, por ejemplo.
Ahora bien, ?qu¨¦ crimen cometi¨® Sakineh Mohammadi Ashtiani, una madre de familia de 43 a?os? ?Qu¨¦ imprescriptible falta la hizo merecedora, hace cuatro a?os, de 99 latigazos y, m¨¢s tarde, de una condena que consiste en ser enterrada viva hasta el cuello para que una horda de machotes le destroce la cabeza a pedradas? S¨ª, ?cu¨¢l fue ese crimen que pese a que, lo repito, la Embajada de Ir¨¢n en Londres acabe de anunciar la anulaci¨®n in extremis de la orden de lapidaci¨®n, la retiene en el corredor de la muerte de la prisi¨®n de Tabriz a la espera de un castigo que, aunque aparentemente menos b¨¢rbaro, ser¨¢ igual de atroz? Su crimen, su ¨²nico crimen, un crimen que, entre par¨¦ntesis, ella niega haber cometido, ese crimen que, en el momento en que escribo, y pese a que tres de los cinco jueces que se pronunciaron sobre el caso expresaron serias dudas sobre su culpabilidad, la abocan a una salvaje ejecuci¨®n, no es otro que el de haber mantenido relaciones extramatrimoniales con un hombre varios a?os despu¨¦s de... ?la muerte de su marido!
La acusaci¨®n ser¨ªa grotesca si sus consecuencias no fuesen tan abominables. Ser¨ªa digna de figurar en el extenso repertorio de dislates y locuras de los Estados totalitarios si no fuera porque al menos seis personas (cinco hombres y una mujer) han sido lapidadas desde el a?o 2002, pese a la moratoria decretada entonces sobre este tipo de castigo.
He de a?adir que esa misma moratoria, esa moratoria que no impide que las lapidaciones se sigan produciendo, es considerada nula y sin efecto por distintas autoridades religiosas, pol¨ªticas y judiciales iran¨ªes: ?acaso Alireza Jamshidi, portavoz del Ministerio de Justicia, no declar¨® en enero de 2009 que el concepto de moratoria no ten¨ªa sentido alguno en el derecho iran¨ª? ?Acaso el Consejo de Guardias de la Revoluci¨®n no lucha con u?as y dientes para impedir que la lapidaci¨®n quede fuera del nuevo C¨®digo Penal, que algunos reformistas parecen deseosos de retocar?
Por todas estas razones, el de Sakineh Mohammadi Ashtiani es un caso de vital importancia.
Por todas estas razones, tenemos que ser muchos, tenemos que sumarnos masivamente al movimiento de opini¨®n originado en Canad¨¢ (desde el sitio www.freesakineh.org, impulsado por Heather Reisman, Marie-Jos¨¦e Kravis y otros), en el Reino Unido (con el espectacular llamamiento lanzado el viernes 9 de julio desde la primera plana de The Times, y que yo mismo firm¨¦), en Estados Unidos (en torno a personalidades como mi amiga Arianna Huffington) y, hoy, en Brasil (gracias a los esfuerzos del editor de Companhia das Letras, Luis Schwarcz).
Y por estas razones insto a los amigos que vienen apoy¨¢ndome en Europa desde hace tantos a?os y en tantos combates a que se sumen urgentemente al movimiento: me dirijo a los lectores de mi revista, La R¨¨gle du Jeu (laregledujeu.org); me dirijo a los hombres y mujeres de buena voluntad que me leen cada semana, o casi, en Corriere della Sera, EL PA?S o Frankfurter Allgemeine Zeitung. A todos ellos les pido que se pongan en contacto directamente con las autoridades iran¨ªes a cargo del caso Sakineh Mohammadi Ashtiani para solicitar: a) que suspendan cualquier forma de ejecuci¨®n; b) que aclaren el estatus legal de la acusada e informen a su abogado a la mayor brevedad; c) que revisen su oposici¨®n a la retirada del C¨®digo Penal de una pena ?la lapidaci¨®n? que es la verg¨¹enza de la cultura persa y, como saben los musulmanes ilustrados del mundo entero, pertenece a una ¨¦poca remota.
Deben enviar su llamamiento al ayatol¨¢ Sayed Al¨ª Jamenei, gu¨ªa supremo de la Rep¨²blica Isl¨¢mica de Ir¨¢n, cuya direcci¨®n de correo electr¨®nico acaba de hacer p¨²blica Amnist¨ªa Internacional (info_leader@leader.ir). Tambi¨¦n pueden envi¨¢rselo a trav¨¦s de su p¨¢gina web: http://www.leader.ir/langs/ en/index.php?p=letter.
Asimismo, deben envi¨¢rselo al ministro de Justicia, el ayatol¨¢ Sadegh Lariyan¨ª, a la direcci¨®n siguiente, igualmente publicada por Amnist¨ªa Internacional, y a trav¨¦s de la cual parece que se puede llegar hasta ¨¦l: Office of the Head of the Judiciary; Pasteur St. Vali Asr Ave.; south of Serah-e Jomhouri; Tehran 1316814737; Islamic Republic of Iran.
Tambi¨¦n pueden enviar una copia al secretario general del Alto Consejo para los Derechos Humanos, Mohamed Javad Lariyan¨ª: Pasteur St; Vali Asr Ave.; south of Serah-e Jomhouri; Tehran 1316814737; Islamic Republic of Iran.
Hay que inundar de mensajes los despachos de estos funcionarios.
Todos deben ser conscientes de que el mundo tiene los ojos fijos en ellos y en el destino de Sakineh Mohammadi Ashtiani, as¨ª como de las otras 11 personas (ocho mujeres y tres hombres) que, en otros corredores de la muerte, esperan para saber si ser¨¢n lapidadas o no.
Hay que recordarles que un gran pa¨ªs como el suyo, heredero de tan excelsa cultura, no puede aferrarse a unas pr¨¢cticas punitivas tan atrozmente b¨¢rbaras y que contravienen tan abiertamente el "Pacto internacional relativo a los derechos civiles y pol¨ªticos", del que Ir¨¢n es signatario.
Deprisa, amigos, os lo suplico: si queremos que Sakineh Mohammadi Ashtiani y sus 11 compa?eros de infortunio y horror salven la vida, no hay un minuto que perder.
Traducci¨®n de Jos¨¦ Luis S¨¢nchez-Silva
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