Berlusconi busca una nueva mayor¨ªa y se somete a una cuesti¨®n de confianza
Los seguidores de Fini, complacidos porque siguen siendo determinantes, evitar¨¢n que caiga el Gobierno italiano
La campa?a veraniega de fichajes ha resultado finalmente un fiasco y los finianos seguir¨¢n en el equipo. Silvio Berlusconi ha intentado sumar a la mayor¨ªa a 20 diputados del Grupo Mixto, pero solo siete tr¨¢nsfugas le han garantizado su apoyo en la crucial votaci¨®n parlamentaria que se celebrar¨¢ hoy en Montecitorio: cinco diputados sicilianos de la Uni¨®n de Centro Democristiana (varios de ellos investigados por mafia), y dos del nuevo partido de Francesco Rutelli, ex dirigente del Partido Democr¨¢tico.
Al comprobar que, sin los 35 diputados rebeldes de Gianfranco Fini, hoy agrupados en Futuro y Libertad por Italia (FLI), el Gobierno no dispondr¨¢ de los 316 votos que dan la mayor¨ªa absoluta, Berlusconi anunci¨® ayer que someter¨¢ su discurso de hoy en la C¨¢mara de Diputados a una cuesti¨®n de confianza. El primer ministro, que hoy cumple 74 a?os, ha hablado a las once de la ma?ana, ocho horas antes de la votaci¨®n.
La decisi¨®n del primer ministro y l¨ªder de la derecha italiana ha sido recibida con alegr¨ªa por los finianos, ya que consideran, con raz¨®n, que pese a los desesperados intentos de Berlusconi por desactivar a "los traidores", FLI sigue siendo determinante para sostener a la desgajada alianza de Gobierno.
La iron¨ªa es que, tras purgar del partido al presidente de la C¨¢mara, alimentar su linchamiento medi¨¢tico con el asunto del apartamento de Montecarlo alquilado por el cu?ado de Fini, y recibir todo tipo de invectivas e insultos de su ex aliado, los caminos de ambos siguen estando unidos.
Tras ver que no ha podido con su odiado ex delf¨ªn ni por las buenas ni por las malas, Berlusconi ha optado por ofrecer una paz precaria a los finianos para seguir gobernando. Acudir a la cuesti¨®n de confianza evita sorpresas inesperadas. Si los finianos votan en contra de la resoluci¨®n, el Gobierno caer¨ªa de forma inmediata, y en ese caso Fini quedar¨ªa a ojos de todos como el culpable del fracaso de la mayor¨ªa m¨¢s amplia de la historia republicana.
La hip¨®tesis de que caiga el Ejecutivo es muy improbable. Pero si sucediera, el jefe del Estado buscar¨ªa una mayor¨ªa alternativa entre la oposici¨®n: si la encontrara, nombrar¨ªa un Gobierno t¨¦cnico; si no, se ir¨ªa a las urnas. Pero los sondeos indican que todos, menos la Liga del Norte, saldr¨ªan perdiendo si esto ¨²ltimo ocurre. Nadie puede anticipar cu¨¢nto perder¨ªan, ya que la mitad de los votantes, hartos del deplorable espect¨¢culo ofrecido en las ¨²ltimas semanas por la pol¨ªtica nacional, no sabe en este momento a qui¨¦n dar¨ªa su apoyo.
Adem¨¢s, Fini tiene un pacto t¨¢cito con el presidente de la Rep¨²blica: sostener al Gobierno a toda costa para no da?ar aun m¨¢s la estabilidad del pa¨ªs. Sobre todo porque Italia debe colocar en el mercado de deuda, de aqu¨ª a diciembre, t¨ªtulos por valor de unos 150.000 millones de euros.
Los sherpas de Berlusconi han avanzado que el primer ministro har¨¢ un discurso de estadista, volcado en el inter¨¦s general, en el futuro del pa¨ªs y centrado en cinco puntos program¨¢ticos: reforma fiscal, pol¨ªticas de incentivos para el sur, fiscalidad federal, seguridad e inmigraci¨®n y reforma de la Justicia. Este ¨²ltimo es crucial, porque Fini ha advertido que solo apoyar¨¢ la aprobaci¨®n de un escudo judicial para Berlusconi si la medida no perjudica a otros ciudadanos. Muy probablemente, Berlusconi obviar¨¢ su situaci¨®n procesal.
Los finianos han afirmado que escuchar¨¢n al primer ministro y luego decidir¨¢n su voto. El portavoz de Fini a?adi¨® ayer que el voto de confianza es positivo porque ayuda a "compactar a la mayor¨ªa". ?Pelillos a la mar? El sarcasmo es que Fini y Berlusconi no se pueden ver; y Fini y Umberto Bossi, el l¨ªder de la Liga, no se pueden soportar. Y ¨¦se es un dato personal, no pol¨ªtico. Lo cual significa que la nueva mayor¨ªa de tres piernas, aunque pase hoy su prueba de fuego, dif¨ªcilmente llegar¨¢ m¨¢s all¨¢ de primavera.
Dado que la oposici¨®n ni se opone, ni existe ni se la espera, pase lo que pase hoy en Montecitorio, una cosa parece cierta: los italianos seguir¨¢n condenados a una clase pol¨ªtica indigna de tal nombre. A cambio, eso s¨ª, gozar¨¢n de un entretenido manicomio-guarder¨ªa-geri¨¢trico donde unos lloriquean, otros sobornan, todos conspiran y casi nadie se ocupa de los problemas del pa¨ªs.
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