M¨¢s de 10.000 personas han muerto este a?o en M¨¦xico por la lucha contra el narcotr¨¢fico
Descubierto un narcot¨²nel para pasar marihuana desde Tijuana a Estados Unidos
El mismo d¨ªa que las autoridades descubrieron en Tijuana un t¨²nel con ra¨ªles y luz el¨¦ctrica para pasar marihuana desde M¨¦xico a Estados Unidos, otra frontera fue cruzada: la de los 10.000 muertos. Desde principios de enero al 3 de noviembre, ya son 10.035 los fallecidos relacionados con la guerra contra el narcotr¨¢fico emprendida por el presidente Felipe Calder¨®n a principios de 2007. Seg¨²n pone de manifiesto la Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos (CNDH), la guerra de Calder¨®n ha provocado m¨¢s bajas en un a?o que las registradas durante todo el sexenio del presidente Vicente Fox -del a?o 2000 al 2006-. De un tiempo a esta parte, cada ¨¦xito de la lucha contra el crimen organizado -el descubrimiento del t¨²nel o la aprehensi¨®n reciente de 134 toneladas de marihuana- es inmediatamente sepultado por un aluvi¨®n de noticias a cual m¨¢s terrible.
Hoy mismo, los noticieros mexicanos no sab¨ªan qu¨¦ emitir en primer lugar. Si las im¨¢genes de la boca del t¨²nel de Tijuana o los trabajos para extraer 18 cad¨¢veres enterrados en una huerta de cocos de Acapulco. El t¨²nel de Tijuana med¨ªa 600 metros, dispon¨ªa de iluminaci¨®n, ventilaci¨®n y un r¨²stico sistema de ra¨ªles para pasar la droga desde M¨¦xico a Estados Unidos. Las autoridades estiman que llevaba abierto seis meses y, entre un lado y otro de la frontera, encontraron 25 toneladas de marihuana perfectamente empacada. Lo de Acapulco es m¨¢s macabro. A falta de las pruebas forenses que lo confirmen, todo indica que los 18 cad¨¢veres por ahora encontrados pertenecen a un grupo de turistas procedente del Estado de Michoac¨¢n que fue secuestrado el pasado 30 de septiembre. Aunque en apariencia muy distintos, los dos sucesos tienen algo en com¨²n.
Y ese algo es el poder¨ªo que, casi cuatro a?os despu¨¦s de que Calder¨®n emprendiera su guerra a muerte, siguen teniendo los carteles del narcotr¨¢fico. En circunstancias normales, es el estado de derecho el que, tras la comisi¨®n de un delito, persigue a los delincuentes hasta atraparlos y juzgarlos. En M¨¦xico, en la pr¨¢ctica, sucede lo contrario. Ni el narcot¨²nel ni la narcofosa fueron hallados gracias a la investigaci¨®n de la Polic¨ªa o el Ej¨¦rcito. Fueron los propios grupos criminales los que, en distintas llamadas, guiaron a las autoridades hasta el t¨²nel construido por el cartel rival o hasta la fosa cavada como escarmiento. Todo acompa?ado de v¨ªdeos colgados en internet donde sicarios encapuchados interrogan y torturan a sus rivales para hacerles decir qui¨¦n mat¨® a qui¨¦n. M¨¦xico se asemeja en este momento a un sangriento mundo al rev¨¦s donde la iniciativa la lleva el crimen organizado y las autoridades, como en Ciudad Ju¨¢rez, se limitan a asegurar el lugar del crimen y a repartir ata¨²des gratis. ?Hasta cu¨¢ndo?
Es la pregunta sin respuesta. En un estudio publicado en la revista Nexos por el experto Eduardo Guerrero, la violencia asociada al narcotr¨¢fico no hace m¨¢s que incrementarse. "Se ha dicho", sostiene, "que M¨¦xico ya arrastraba el crimen organizado desde el sexenio anterior. Esto s¨®lo es parcialmente cierto: de 2001 a 2007 el n¨²mero de homicidios vinculados con el crimen organizado se movi¨® en un rango relativamente bajo: entre 1.000 y 2.300 ejecuciones aproximadamente. Por contraste, entre 2008 y 2010 la violencia registr¨® un aumento dr¨¢stico: 5.207 ejecuciones en 2008; 6.587 en 2009 y quiz¨¢s unas 11.800 en 2010". Por el momento, ya se cruz¨® la frontera de los 10.000 muertos. Como sostiene Guerrero, de continuar la misma tendencia, 2010 finalizar¨¢ con el doble de asesinatos que los registrados en 2009. Comparado con estos datos, el descubrimiento en Tijuana de un t¨²nel para pasar droga se antoja un consuelo demasiado peque?o.
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