La 'guerra fr¨ªa'y digital de dos gigantes
Cuando Google denunci¨® haber padecido un ciberataque desde China, las autoridades estadounidenses gesticularon m¨¢s de lo habitual pidiendo una investigaci¨®n del suceso por parte de las autoridades de Pek¨ªn y reivindicando la libertad en Internet. Un ciberataque que ten¨ªa un doble objetivo: espiar a empresas estadounidenses y conseguir datos sobre militantes chinos de los Derechos Humanos. Hubo quien crey¨® que todo ello ir¨ªa acompa?ado de alg¨²n tipo de represalia, por ejemplo, econ¨®mica. Pero en esta nueva guerra fr¨ªa que mantienen las dos potencias hay que medir los pasos.
Google, que hab¨ªa amenazado con irse si no pod¨ªa trabajar sin censura, opt¨® finalmente por dejar la versi¨®n china de su buscador a la intemperie, sometido a los recortes de las autoridades pequinesas. Y orient¨® a los internautas hacia una versi¨®n libre de su buscador en Hong-Kong. A su vez China, que deb¨ªa renovar la licencia comercial este a?o a la compa?¨ªa... lo hizo sin rechistar y aceptando un retoque cosm¨¦tico del buscador de Google. Molestos con el desv¨ªo directo hacia Hong-Kong, China acept¨® que en lugar de enviar autom¨¢ticamente los internautas locales a google.com.hk cuando quer¨ªan consultar su buscador, ¨¦stos tuvieran que pasar por google.ch y desde ah¨ª clicar hacia el otro Google.
En los cables de la diplomacia estadounidense se informa claramente a sus jefes de que el ciberataque estuvo directamente inspirado por miembros de la c¨²pula de del Partido Comunista. Se tratar¨ªa, pues, de una operaci¨®n pol¨ªtica. Pero en China la distinci¨®n entre una maniobra pol¨ªtica y otra comercial no es muy clara. Las autoridades locales est¨¢n convencidas de que el ¨¦xito mercantil de determinadas empresas o productos extranjeros se utiliza para imponer valores ex¨®genos en su territorio.
Tras el abandono de google.ch, el principal y sumiso buscador chino, Baidu, ha mejorado su cuota de mercado. Del primer al tercer trimestre de este a?o, ha saltado de una cuota de mercado del 64% al 73%. En paralelo, la de Google ha bajado del 31% al 21%. Uno de los cables cuenta que se ha detectado que ciertas b¨²squedas (Dalai-Lama, por ejemplo) en Google y Yahoo! eran redireccionadas a Baidu, menos quisquilloso con las pr¨¢cticas de bloqueo, para hacerlas fracasar.
China ha admitido siempre la censura de contenidos para defender, dicen sus patrones pol¨ªticos, los valores y la cultura local. En cambio, siempre rechaza estar detr¨¢s de ataques inform¨¢ticos. Y, a pesar de ello, varios sonados episodios en este terreno lo apuntan. En 2008, la agencia de inteligencia brit¨¢nica, MI5, avis¨® a una serie de empresas dom¨¦sticas de que corr¨ªan peligro de tener ordenadores infectados o de que algunos de sus ejecutivos fueran sometidos a chantaje por tipos que conocieran detalles oscuros de sus biograf¨ªas. Y el sujeto principal de estas sospechas era China. Seg¨²n el informe, varias organizaciones oficiales de este pa¨ªs hab¨ªan regalado a empleados brit¨¢nicos tarjetas de memoria que inclu¨ªan programas maliciosos que permit¨ªan el acceso remoto a las m¨¢quinas contagiadas.
En abril de este a?o, y durante 18 minutos, China Telecom desvi¨® el 25% del tr¨¢fico de Internet por sus servidores. La compa?¨ªa neg¨® que se tratara de un secuestro voluntario. Un informe del Senado estadounidense no aclar¨® si este masivo secuestro de tr¨¢fico fue intencionado pero, en cualquier caso, demostraba un potencial tecnol¨®gico enorme porque el desv¨ªo no hab¨ªa producido retrasos rese?ables en Internet. Entre las direcciones cuyo tr¨¢fico fue desviado figuraban muchas adscritas a los dominios .gov (gubernamentales) y .mil (militares). Y se desconoce si los datos de los paquetes que hicieron esta ruta imprevista fueron copiados a su paso por territorio chino.
Los cables demuestran que Estados Unidos tiene antenas puestas para rastrear la pol¨ªtica digital china, su lado menos visible, pero tambi¨¦n evidencian que o no son suficientemente convincentes sobre la autor¨ªa de determinadas fechor¨ªas o la administraci¨®n receptora de los cables prefiere tratar el asunto con delicadeza para evitar un da?ino encontronazo entre gigantes.
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