"Los haitianos no quieren sentirse colonizados, quieren salir adelante por s¨ª mismos"
Entrevista a Pino Gonz¨¢lez, coordinadora de M¨¦dicos del Mundo en Hait¨ª, que reflexiona sobre el futuro de un pa¨ªs devastado
Sufre, seg¨²n su diagn¨®stico, el s¨ªndrome de Mafalda, una mezcla entre "rabia, impotencia y pena" ante la mirada de los haitianos y el reflejo en sus ojos de la brecha que separa al Norte del Sur. Pino Gonz¨¢lez (Las Palmas de Gran Canaria, 1980) lleg¨® a Hait¨ª el pasado 16 de enero, cuatro d¨ªas despu¨¦s de que un se¨ªsmo de magnitud 7,3 hundiese el pa¨ªs en el pen¨²ltimo de sus dramas y redujese a escombros su capital, Puerto Pr¨ªncipe. Desde esa fecha y hasta finales de noviembre, Gonz¨¢lez, coordinadora de la misi¨®n sanitaria de M¨¦dicos del Mundo en la rep¨²blica antillana, ha "acompa?ado" a los haitianos en un camino de dolor por los efectos devastadores del terremoto, su desolaci¨®n, desesperaci¨®n y marginaci¨®n; pero tambi¨¦n ha estado con ellos ante la llegada del hurac¨¢n Tom¨¢s, y la propagaci¨®n de una epidemia desconocida para muchos y con visos de quedarse, el c¨®lera.
"Ver la diferencia entre el Norte y el Sur plasmada en la gente me revuelve porque me parece injusto e innecesario". Esta 'Mafalda' de 30 a?os, formada en Enfermer¨ªa y Cooperaci¨®n al Desarrollo, tiene tambi¨¦n motivos para estar "contenta": lleg¨® a Hait¨ª para incorporarse a M¨¦dicos del Mundo Francia y 11 meses despu¨¦s, la secci¨®n espa?ola, con centro de operaciones en Petit Go?ve (suroeste de Puerto Pr¨ªncipe), cuenta con 15 personas expatriadas, y un gran equipo de sanitarios locales. De vuelta a Las Palmas, donde dirige la sede municipal de la ONG, y con su relevo ya en Petit Go?ve -adonde no descarta regresar-, Pino Gonz¨¢lez nos habla con admiraci¨®n de esa "familia" de haitianos con la que trabaj¨® el ¨²ltimo a?o en un pa¨ªs admirablemente fuerte pese a todo y con vocaci¨®n de seguir sus propios pasos.
Pregunta.- ?C¨®mo est¨¢n los haitianos once meses despu¨¦s del se¨ªsmo?
Respuesta.- A pesar del terremoto, las lluvias de verano, vivir en campamentos y, ahora, el c¨®lera, que era lo ¨²nico que les faltaba, nos sorprende much¨ªsimo, seguro que por nuestra forma de ser, la fuerza que tienen y la capacidad para levantarse una y otra vez. Es un pueblo muy fuerte que se ha tenido que unir para salir adelante. Tambi¨¦n han sufrido dictaduras durante unas tres d¨¦cadas y eso hace que se hayan sabido mover por s¨ª mismos y no tener que contar demasiado con las ayudas m¨¢s formales.
P.- La presencia de las ONG en el pa¨ªs es enorme. ?C¨®mo te tratan los haitianos?
R.- Estamos en una situaci¨®n privilegiada porque M¨¦dicos del Mundo Canad¨¢ y Francia llevaban varias d¨¦cadas en la capital [Puerto Pr¨ªncipe] y la secci¨®n suiza, unos 10 a?os en Petit Go?ve, que es donde nosotros hemos estado. Adem¨¢s, ser sanitarios nos pone en un lugar mejor que al resto. Nuestra actividad es muy visible, la gente que viene a los hospitales y dispensarios nos ven todos los d¨ªas y nos sentimos bien acogidos y tratados.
P.- Los trabajadores humanitarios son testigos privilegiados de lo que ocurre en Hait¨ª y han visto c¨®mo el enfado de sus ciudadanos ha ido creciendo. ?Hacia qui¨¦n dirigen su ira?
R.- No tienen demasiada confianza en sus gobernantes y se acaban buscando la vida por s¨ª mismos porque no ven una respuesta demasiado evidente. Conf¨ªan en nosotros, en las organizaciones, y nuestro rol es el de apoyar, acompa?ar y hacerles la vida m¨¢s f¨¢cil en la salud. Pero nunca vamos a poder, ni es nuestra intenci¨®n, sustituir a un Ministerio de Salud o una direcci¨®n regional. Nos toca llevarnos una parte mala porque siempre nos van a responsabilizar de lo que suceda.
P.- ?Percibieron el malestar que deriv¨® en protestas contra la misi¨®n de la ONU?
R.- S¨ª se sent¨ªa, incluso durante el Mundial de f¨²tbol de Sud¨¢frica. Hay bases militares de distintas nacionalidades y ya se o¨ªan algunos comentarios.
P.- ?Qu¨¦ tipo de comentarios?
R.- Se alegraban de que hubieran perdido los brasile?os o los argentinos, que adem¨¢s eran sus grandes favoritos. Probablemente tiene que ver con ese sentimiento de no sentirse colonizados, quieren ser ellos por s¨ª mismos los que salgan adelante y no les gusta que haya esa presencia de fuerzas extranjeras.
P.- ?Su malestar puede empeorar?
R.- Debemos distinguir entre la gente que vive en campamentos, unos 1,3 millones de habitantes de ocho millones que tiene el pa¨ªs, y la que no. La que vive en campamentos se la ve claramente enfadada. Est¨¢n en una situaci¨®n muy precaria y no saben hasta cu¨¢ndo. Si pasase en Espa?a sabr¨ªas que en dos semanas te acoger¨ªan tus familiares, pero all¨ª no lo saben. Y muchos de ellos ya viv¨ªan en chabolas de metal. Est¨¢n hartos y con toda la raz¨®n del mundo. Pero es alucinante la forma en que se mantienen y tiran para delante. El resto de la poblaci¨®n est¨¢ m¨¢s calmada y expectante. Siguen las manifestaciones, pero no les notas enfadados, siguen su vida normal. Hay mucha diferencia entre los que est¨¢n en tiendas y los que no.
P.- ?Se podr¨ªa haber gestionado mejor la ayuda que ha llegado a Hait¨ª?
R.- Es dif¨ªcil criticar a gente que viene con buena voluntad y es poco justo cuando no conoces al detalle lo que ha hecho cada uno. A veces hay personas y organizaciones que no trabajan tanto en estar mano a mano con ellos, cu¨¢les son sus necesidades, acompa?arlos y apoyarlos. Es gente que llega en paraca¨ªdas y se creen que lo saben todo nada m¨¢s llegar y se ponen a intervenir seg¨²n los manuales: si hay un terremoto va a haber mujeres violadas, etc. Y meten su proyecto con calzador si hace falta. La autocr¨ªtica es muy importante en este trabajo.
P.- M¨¦dicos Sin Frontera ha denunciado la lentitud de las agencias humanitarias...
R.- Muchas veces nos perdemos en tr¨¢mites burocr¨¢ticos que es necesario cumplir para poder hacer distintas actuaciones. Para la cantidad de gente trabajando en el pa¨ªs, la evoluci¨®n es lenta, pero muchas veces no depende de nosotros. Nos ha pasado con el c¨®lera. Cuando empez¨®, pedimos apoyo, vinieron recursos humanos, ten¨ªamos todo listo para montar una centro de tratamiento, pero si las autoridades no nos daban un terreno no pod¨ªamos hacer nada. Si no tienes su colaboraci¨®n dif¨ªcilmente vas a poder sacar adelante t¨² solo el proyecto. Hay muchos escritos, informes que hacer y, a veces, hay que aparcar eso un poco, estar con la gente y no quedarte cegado en el ordenador.
P.- ?Es Hait¨ª una rep¨²blica de ONG como ha expresado alg¨²n diario espa?ol?
R.- Incluso en el programa de alguno de los candidatos a la Presidencia viene un comentario de este tipo. Y da l¨¢stima. A lo largo del a?o, leyendo los peri¨®dicos de all¨ª me da mucha rabia ver tanta cr¨ªtica a nuestro trabajo porque no creo que se deba a la falta de recursos por nuestra parte sino a la falta de respuesta para poder avanzar m¨¢s. Ver cr¨ªticas de ese tipo cuando inviertes meses de tu vida en echar una mano a otra gente es muy molesto.
P.- ?Se puede reducir la presencia de ONG en Hait¨ª?
R.- Es dif¨ªcil hacer ese an¨¢lisis. Hay un n¨²mero bastante elevado de organizaciones en el pa¨ªs, sobre todo, en Puerto Pr¨ªncipe. Si, por ejemplo, sali¨¦semos del pa¨ªs ma?ana alguna de las cuatro organizaciones que trabajamos en el hospital de Petit Go?ve se ver¨ªa muy afectada la salud de la gente por la ausencia del Ministerio de Salud y del Estado. Trabajamos buscando la sostenibilidad de tus acciones, pero este a?o, al darnos cuenta de que estamos un poco solos, hemos tratado de reforzar la formaci¨®n, la educaci¨®n en salud para que la gente sepa prevenir. El papel de la ayuda humanitaria es bastante relevante en el acceso al agua, el saneamiento, las tiendas donde duermen... La salida de organizaciones tendr¨ªa un impacto negativo.
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