El Berl¨ªn 1989 de los ¨¢rabes
Ha sido duro, muy duro, y hermoso, muy hermoso. El pueblo egipcio, liderado por su ciberjuventud democr¨¢tica, ha dado al mundo una inmensa lecci¨®n de claridad de ideas, valent¨ªa y tenacidad. La inmensa multitud de la plaza de Tahrir, j¨®venes y mayores, de clase media y pobres de solemnidad, hombres y mujeres, cristianos y musulmanes, insist¨ªa en la salida del aut¨®crata Mubarak antes de contemplar siquiera la posibilidad de una transici¨®n a la democracia m¨¢s o menos negociada entre el r¨¦gimen y la oposici¨®n, y ten¨ªa toda la raz¨®n del mundo. Nada de lo que se le prometiera ten¨ªa el menor viso de credibilidad si segu¨ªa en el trono un fara¨®n convertido en momia, un cad¨¢ver pol¨ªtico testarudamente aferrado al cargo.
Mubarak se acaba de ir . El pueblo le ha ganado el pulso. Anoche Mubarak a¨²n insist¨ªa en quedarse, en aguantar hasta septiembre, en liderar en persona la transici¨®n. Era un disparate monumental, por mucho que le apoyaran los halcones israel¨ªes, otros d¨¦spotas ¨¢rabes, los elementos m¨¢s conservadores del establishment norteamericano y la pusilanimidad de los dirigentes europeos. Era un desprop¨®sito porque el pueblo de Tahrir no se iba a ir, no iba a abandonar el combate. Al contrario, iba a redoblarlo, a¨²n m¨¢s decepcionado y frustrado, con el refuerzo, adem¨¢s, de otros cientos de miles de egipcios en este viernes de las plegarias en las mezquitas. En los ¨²ltimos d¨ªas su lema ven¨ªa a ser ¨¦ste: "Si el rais es testarudo en su empe?o en aferrarse al poder, m¨¢s lo somos nosotros".
?C¨®mo pod¨ªan contenerse las riadas humanas que hoy han ocupado las calles de las principales ciudades egipcias? S¨®lo una matanza de proporciones descomunales, una matanza nunca vista en vivo y en directo en la historia de la humanidad, pod¨ªa intentar contener hoy al movimiento egipcio, y a¨²n as¨ª era improbable que consiguiera su objetivo. La salida en falso de anoche de Mubarak no ten¨ªa el menor futuro.
A partir del momento en que el Ej¨¦rcito egipcio, la instituci¨®n m¨¢s prestigiosa del pa¨ªs y de la que han salido los presidentes Nasser, Sadat y Mubarak, se hab¨ªa negado a disparar contra las masas, afirmando incluso que comprend¨ªa y aprobaba sus motivaciones, la revoluci¨®n democr¨¢tica egipcia ya estaba en v¨ªas de ganar. Ahora acaba de conseguir su primer objetivo directo: la salida del aut¨®crata. Y es momento para el regocijo. De los egipcios, los pueblos ¨¢rabes y todos los dem¨®cratas del planeta.
Tahrir significa en ¨¢rabe "liberaci¨®n". Y para la gente que ha hecho de esa plaza el coraz¨®n palpitante de la lucha por la libertad, de lo primero que cab¨ªa liberarse era de ese general de rostro p¨¦treo que ha gobernado el valle del Nilo con mano de hierro durante m¨¢s de treinta a?os. Ya habr¨¢ tiempo para discutir si Omar Suleiman es o no el hombre de la transici¨®n; si es, como todo lo indica, el Arias Navarro de Egipto o si puede dar la sorpresa y ser el Adolfo Su¨¢rez. Para insistir en la necesidad de un gobierno de concentraci¨®n en el que los dem¨®cratas desempe?en un papel relevante y que aborde las tareas de elaborar una nueva constituci¨®n y preparar unas elecciones libres. Para analizar los m¨¦ritos y las posibilidades de personalidades alternativas como El Baradei o Amr Mussa. Y hasta para especular sobre el destino de los Hermanos Musulmanes.
Acaba de triunfar la primera, y decisiva, fase de una revoluci¨®n democr¨¢tica. La humanidad no hab¨ªa vivido nada semejante desde la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn y la disoluci¨®n del imperio sovi¨¦tico. Y es que esta primavera de los pueblos ¨¢rabes tiene poco o nada que ver con Teher¨¢n 1979. S¨®lo cabe entroncarla en Berl¨ªn 1989. Es la historia en movimiento, es, en plena crisis econ¨®mica, el regreso al primer plano de la pol¨ªtica internacional de la lucha contra las dictaduras y por la democracia y los derechos humanos.
Ya son dos los aut¨®cratas ¨¢rabes ca¨ªdos, el tunecino Ben Ali y el egipcio Mubarak, en esta revoluci¨®n democr¨¢tica ¨¢rabe que arrambla con tantos est¨²pidos prejuicios occidentales, como ese que afirma que lo ¨¢rabe y lo musulm¨¢n son intr¨ªnsecamente incompatibles con la democracia. Que demuestra que las cautelas gubernamentales en Occidente no son s¨®lo cobardes traiciones a los principios y valores democr¨¢ticos, sino tambi¨¦n fruto de la pereza intelectual, de no haber hecho los deberes, de no haberse enterado de que el gran protagonista del mundo ¨¢rabe en este siglo XXI no son los islamistas, sino los j¨®venes, esos m¨¢s de 100 millones de j¨®venes ¨¢rabes que desean libertad, dignidad y justicia.
Y ahora, ?quieren saber cu¨¢l es el pr¨®ximo aut¨®crata ¨¢rabe que podr¨ªa ser derrocado como resultado de una revoluci¨®n popular? La respuesta es f¨¢cil: mire donde pasaron sus vacaciones de Navidad los ministros del Gobierno de Sarkozy.
La broma circula estos d¨ªas en Francia a prop¨®sito del bochornoso hecho de la ministra Alliot-Marie pasara, gratis total, sus vacaciones en el T¨²nez de Ben Al¨ª y el primer ministro Fillon, con la misma agencia de viajes, en el Egipto de Mubarak.
Y es que esto no ha terminado. El pr¨®ximo d¨ªa 12 hay convocada una jornada de protesta en Argelia, el 17 en Libia y el 20 en Marruecos.
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