Barack Obama: "Los egipcios han cambiado el mundo"
El presidente de Estados Unidos pide a los militares elecciones libres y una verdadera democracia
Con poderosas palabras de elogio a la revoluci¨®n egipcia como "un triunfo de la dignidad humana", Barack Obama salud¨® ayer ese movimiento y lo puso como ejemplo, para Oriente Pr¨®ximo y para todo el mundo, de lo que un pueblo es capaz de conseguir no por la violencia, sino "por la fuerza moral". Ahora, dijo el presidente de Estados Unidos, es preciso que el Ej¨¦rcito conduzca "una transici¨®n cre¨ªble" que concluya en "elecciones libres y justas" y "en una verdadera democracia".
Obama mencion¨® algunas de las tareas que los militares egipcios, ahora con el control del pa¨ªs, tienen que hacer para satisfacer las aspiraciones del pueblo. Entre otras, "preservar la unidad" de la naci¨®n y "poner sobre la mesa de negociaci¨®n todas las voces" de oposici¨®n que se han escuchado en estos ¨²ltimos d¨ªas.
D¨ªas hay por delante en los que la Administraci¨®n norteamericana ir¨¢ concretando estas condiciones y moldeando las caracter¨ªsticas de la transici¨®n. Estados Unidos ha sido durante tres d¨¦cadas un estrecho aliado de Egipto y, tal como dijo Obama, "pretende seguir siendo un aliado en el futuro". "Egipto tendr¨¢ que tener una posici¨®n responsable en el mundo", en alusi¨®n a sus relaciones con Israel, y tendr¨¢ que "ofrecer oportunidades a su poblaci¨®n", en referencia a la necesidad de acabar con la corrupci¨®n. Todo eso reclam¨® Obama en esta primera intervenci¨®n desde la ca¨ªda de Mubarak. Pero el momento hist¨®rico de la ocasi¨®n -"pocas veces tenemos la oportunidad de vivir la historia en directo, esta es una de ellas", dijo el presidente- exig¨ªan que el hombre que pronunci¨® hace a?o y medio, precisamente en El Cairo, a pocos metros de donde el pueblo exteriorizaba ayer su j¨²bilo democr¨¢tico, el c¨¦lebre discurso dirigido al mundo ¨¢rabe, fuera capaz de interpretar este acontecimiento desde una ¨®ptica m¨¢s ambiciosa.
"Los egipcios han cambiado su pa¨ªs y al hacerlo han cambiado el mundo", afirm¨®. Comparando su revoluci¨®n con Gandhi y el derribo del muro de Berl¨ªn, Obama dijo que el movimiento conducido por ese pueblo ha constituido una lecci¨®n de c¨®mo luchar por la justicia, no con bombas, no con el terrorismo, sino con el arma de la raz¨®n.
"Cristianos y musulmanes juntos, los egipcios han demostrado que no nos definimos por aquello que nos separa sino por aquello que nos une como parte de la raza humana", manifest¨®, casi repitiendo sus palabras de 2009. Es seguro que esta revoluci¨®n no est¨¢ motivada por aquel discurso, pero es probable tambi¨¦n que no habr¨ªa triunfado si Obama no hubiera intentado ser consecuente con aquellas palabras. La influencia de EE UU sobre el Ej¨¦rcito egipcio, al que instruye y mantiene, es demasiada como para que, al margen de cualquier declaraci¨®n oficial, no pueda intervenir en sus decisiones m¨¢s trascendentales. Obama tiene ahora la oportunidad de usar esa influencia de una manera positiva y ayer prometi¨® hacerlo. "Estados Unidos prestar¨¢ la ayuda que sea necesaria y que se nos solicite para conseguir una verdadera transici¨®n a la democracia".
Egipto la va a necesitar. "Este no es el final, este es el principio de esa transici¨®n", advirti¨® Obama. "D¨ªas dif¨ªciles habr¨¢ por delante", record¨®. Entre esas dificultades, aparte de las l¨®gicas y gigantescas de montar un sistema democr¨¢tico sobre las cenizas de una dictadura corrupta y desgastada, est¨¢ tambi¨¦n la de que los intereses norteamericanos no se vean perjudicados como consecuencia de esta aventura.
Los elogios y las bendiciones de ayer pueden convertirse en cr¨ªticas y castigos si el nuevo Egipto se convierte, activa o pasivamente, en un aliado de los enemigos de Estados Unidos en la regi¨®n. La paz con Israel, la seguridad del canal de Suez y el freno al extremismo violento son prioridades que la Administraci¨®n norteamericana va a defender por encima de cualquier otra consideraci¨®n.
No hay razones por ahora para pensar que el movimiento triunfante en Egipto pueda amenazar esos intereses, pero es evidente que se abre un periodo de incertidumbre en el que el control que hoy tiene el Ej¨¦rcito puede ser quebrantado incluso desde dentro de sus filas.
Estados Unidos parece, de momento, afrontar la situaci¨®n con optimismo, con la esperanza de que, ahora s¨ª, no en Irak, existe una oportunidad de democracia en el mundo ¨¢rabe y que la democracia puede dar la estabilidad que no han dado tantas y tan diversas dictaduras a lo largo de los a?os. Por eso apost¨® ayer Obama, al pedir que el cambio iniciado sea "irreversible". "Egipto nunca volver¨¢ a ser el mismo", asegur¨®. No hubo una sola palabra de reconocimiento para Mubarak, aparte de recoger el hecho puntual de que "al dimitir, ha respondido al hambre de cambio de su pueblo". En septiembre pasado, Mubarak comparec¨ªa en el mismo lugar de la Casa Blanca en el que ayer habl¨® Obama como un s¨®lido aliado. Ayer estaba en el cesto de la basura de la historia.
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