La plaza de la Liberaci¨®n se convierte en una fiesta
Miles de egipcios celebran el adi¨®s del presidente egipcio con gritos y un mar de banderas
El d¨ªa especial para la revuelta egipcia se ha convertido en una fiesta. Es d¨ªa de rezo y los manifestantes anti-Mubarak, concentrados en la plaza de la Liberaci¨®n de El Cairo, han celebrado con gritos y ondeando las banderas el adi¨®s de Mubarak como presidente de Egipto. "El pueblo ha hecho caer al r¨¦gimen", "El pueblo y el Ej¨¦rcito son uno", han sido algunos de los gritos de libertad m¨¢s coreados contra un presidente que se hab¨ªa aferrado al poder pese al clamor de la calle y pese a los 30 a?os que llevaba rigiendo los destinos de Egipto.
"?Gracias a Dios! He estado en paro por su culpa, la vida era horrible, ahora voy a empezar mi vida, voy a poder respirar", aseguraba a Reuters Ahmed, un joven de 35 a?os. "?No puedo creer que voy a ver a otro presidente en mi vida! Nac¨ª durante el tiempo de Sadat, pero s¨®lo ten¨ªa cuatro a?os cuando muri¨®. Estoy abrumado con la noticia de la dimisi¨®n de Mubarak. Nada ni nadie podr¨¢ detener al pueblo egipcio nunca m¨¢s. Es una nueva era", contaba Sherif El Husseini, abogado de 33 a?os.
La plaza ha sido desde primera hora de la ma?ana un mar de banderas egipcias -los vendedores de merchandising revolucionario est¨¢n haciendo su agosto con la revuelta- y de egipcios venidos de todo el pa¨ªs que reclamaban la ca¨ªda de Mubarak. A lo largo de todo el d¨ªa, no ha parado de llegar gente y todos aseguran, emocionados, que no se piensan ir de all¨ª, que la dimisi¨®n de Mubarak es solo una de sus demandas. En el Parlamento queda un grupo de personas que dicen que tampoco se van a mover.
El hospital de campa?a que se hab¨ªa montado en la plaza para atender a los heridos en los d¨ªas de enfrentamientos hoy atiende sobre todo desmayos y desvanecimientos a causa de la emoci¨®n y del agobio por tanta gente. Pese a la marea humana, los manifestantes encargados de la seguridad, identificados ya con pegatinas, contin¨²an cacheando concienzudamente a los que ingresan en el epicentro de la revuelta.
En la plaza de la Liberaci¨®n no cabe un alma desde la hora del rezo, que ha coincidido con el esperado mensaje de la c¨²pula militar, cuyo papel en la crisis es determinante. Una vez m¨¢s, no ha terminado de inclinarse hacia ninguno de los dos lados: ha pedido a los manifestantes que cejen en su protesta, que se vayan a casa, pero que vigilen para que se cumplan sus demandas. El comunicado militar no ha tenido ning¨²n efecto, nadie se ha ido a casa.
Algunos soldados asisten impasibles a las celebraciones aunque la mayor¨ªa participan de un modo c¨®mplice de la felicidad de la gente. Muchos no pueden reprimir la sonrisa y acaban haciendo el signo de la victoria. Otros se abrazan a la gente. Alg¨²n soldado incluso ha gritado "felicidades" a la gente.
Ataviados, con jers¨¦is y camisetas con la bandera egipcia, con los colores pintados en la cara, los manifestantes han pasado el d¨ªa cantando "Mubarak ilegal, Gobierno ilegal", tom¨¢ndose descansos para tomar un t¨¦, que ahora incluso algunos bares regalan, o leer los peri¨®dicos del d¨ªa. Un grupo de manifestantes procedentes de Mansura, una ciudad al norte de El Cairo, aseguraba esta ma?ana llevar una semana en la plaza, junto a las barricadas met¨¢licas levantadas por el Ej¨¦rcito por donde el pasado viernes se colaron los matones de Mubarak para reventar la protesta y se origin¨® una batalla campal que dej¨® al menos 13 muertos. Aseguraban tambi¨¦n que no se ir¨ªan hasta que el dictador se rinda. Y al final se rindi¨®.
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