?Por qu¨¦ sube Marine Le Pen en Francia?
La crisis, la desafecci¨®n pol¨ªtica y cierto impulso dado por esta l¨ªder joven que ha sabido conectar con una franja del electorado explican la escalada de la actual presidenta del Frente Nacional
El primer turno de las elecciones cantonales celebradas ayer en Francia lo demuestra: el ultraderechista Frente Nacional de Marine Le Pen, que cosech¨® un 15%, progresa a una marcha uniformemente acelerada. Una sonada encuesta publicada el 5 de marzo por Le Parisien, ya lo advert¨ªa, sacudiendo de arriba abajo el panorama pol¨ªtico franc¨¦s. M¨¢s de uno se frotaba entonces los ojos con incredulidad mientras ella, tan sonriente como exultante, saltaba de televisi¨®n en televisi¨®n explicando a su modo la escalada: "Yo no he venido aqu¨ª a figurar". Marine Le Pen, abogada, inteligente, populista, amiga de pisar el terreno y patearse la calle, a?ad¨ªa: "Soy la ¨²nica actualmente capaz de derrotar a Dominique Strauss-Kahn [dirigente socialista, actual presidente del Fondo Monetario Internacional y considerado como el pol¨ªtico franc¨¦s m¨¢s popular]. Hace seis meses, esa frase sonaba a chiste. Ahora no. Ayer, la presidenta del Frente Nacional, tras conocer los resultados de las elecciones, insisti¨®: "Todo esto confirma que el Frente Nacional ya no es un partido de protesta sino un partido de adhesi¨®n".
Todos los especialistas coinciden: Marine Le Pen ya juega en primera divisi¨®n. Dentro de 14 meses, habr¨¢ tres candidatos capaces de ganar las elecciones presidenciales y convertirse en todopoderoso presidente de la Rep¨²blica francesa: Nicolas Sarkozy (hundido en las encuestas desde hace meses); el l¨ªder socialista que salga en oto?o de unas primarias disputadas, encarnizadas y peligrosas desde el punto de vista electoral, y Marine Le Pen, que caracolea de sondeo en sondeo y de elecci¨®n en elecci¨®n.
En 2007, el Frente Nacional parec¨ªa muerto, rozaba un 3% de los votos y algunos lo daban por definitivamente extinguido. Sarkozy hab¨ªa conseguido no s¨®lo desactivarlo sino fagocitarlo. ?Qu¨¦ ha pasado desde entonces?
"En primer lugar, por la mala marcha de la econom¨ªa y por el mal humor y el pesimismo franc¨¦s. Aqu¨ª la crisis se ve con m¨¢s exasperaci¨®n y protesta que en Espa?a, por ejemplo", explica Pascal Perrineau, director del Centro de Investigaciones Pol¨ªticas de Sciencies Po y experto en extrema derecha. Francia roza un paro del 9,5% y comienza a crecer y a salir, aunque a trompicones, del agujero de la crisis. Pero la constante y continuada oposici¨®n contra la reforma de las pensiones en el ¨²ltimo oto?o dan fe del estado de crispaci¨®n existente. Para este especialista, adem¨¢s, en el ascenso de Marine Le Pen, que hace un a?o no superaba el 12% de popularidad, se cuenta tambi¨¦n el descr¨¦dito de la pol¨ªtica y los pol¨ªticos a ojos de los franceses. ?stos observan qu¨¦, a pesar de las promesas de una Rep¨²blica intachable de Sarkozy, se suceden los episodios de oscuros conflictos de intereses en los que se mezcla el poder y el mucho dinero (caso Woerth-Bettencourt) o los episodios de vacaciones pagadas por tiranos ¨¢rabes o amigos de tiranos ¨¢rabes a la exministra de Asuntos Exteriores, Mich¨¨lle Alliot-Marie, en T¨²nez, o del primer ministro, Fran?ois Fillon, en Egipto. Y nadie como el Frente Nacional y Marine Le Pen para atraerse todo ese pelot¨®n de desenga?ados hartos de los privilegios de los pol¨ªticos.
Los estudiosos a?aden que el perfil de la hija del fundador del Frente Nacional (m¨¢s joven, mujer, m¨¢s moderna) ha ayudado a dulcificar aparentemente el mensaje xen¨®fobo, racista y abrupto del padre. "En el fondo, las ideas se basan en lo mismo: inmigraci¨®n e identidad francesa, pero la forma no es la misma, y eso cuenta", explica el polit¨®logo experto en movimientos de extrema derecha Jean-Yves Camus.
Astuta, medi¨¢tica, temible en los debates, demagoga, con un sentido acertado para meter el dedo en el ojo y denunciar problemas reales y proponer soluciones irreales (salir del euro, por ejemplo), con el valor (o la desfachatez) para apropiarse de valores considerados hasta ahora como propios de grandes partidos republicanos de derecha y de izquierda (la laicidad, la intervenci¨®n del Estado en la econom¨ªa), Le Pen juega, adem¨¢s, seg¨²n los especialistas, con la ventaja y el impulso de la novedad. "Encauza ese miedo a este mundo globalizado y abierto. Y se acerca a esos que ven en la revoluci¨®n ¨¢rabe un peligro para la inmigraci¨®n", a?ade Perrineau. Ella lo sabe: el 14 de marzo viajar¨¢ a Lampedusa para interesarse por la reciente oleada de refugiados procedentes de T¨²nez.
Ya nadie se atreve a pronosticar qu¨¦ pasar¨¢ dentro de 14 meses. Camus avisa de la peligrosa porosidad que existe entre los votantes de la Uni¨®n por un Movimiento Popular de Sarkozy y el Frente Nacional, demostrada en el resultado de la elecci¨®n de ayer. El 43% de los votantes de Sarkozy son favorables a alianzas con la extrema derecha. Los debates sobre la identidad francesa y el socorrido recurso a la seguridad del actual Jefe del Estado ya no bastan para retener votantes en fuga hacia lo m¨¢s esquinado de la derecha. Algunos dirigentes socialistas, por su parte, se preguntan si unas primarias a cara de perro son una buena soluci¨®n. Mientras tanto, las frases de Le Pen comienzan a percibirse como algo m¨¢s que bravatas.
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