La salidas pactada del presidente de Yemen queda en el aire
Los ciudadanos rechazan la propuesta y deciden seguir con las protestas
"El r¨¦gimen de Saleh nos mata con vuestro respaldo", afirma una pancarta con las banderas de los seis pa¨ªses del Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo, EEUU y la UE. El mensaje, que se repet¨ªa a lo largo de la multitudinaria manifestaci¨®n contra el presidente yemen¨ª hoy en San¨¢, es un claro rechazo al acuerdo que la comunidad internacional ha apadrinado entre Al¨ª Abdal¨¢ Saleh y sus adversarios pol¨ªticos. Incluso si ambas partes firman el domingo en Riad (Arabia Saud¨ª) como est¨¢ previsto, el pacto carece de respaldo en la calle, donde los yemen¨ªes se quejan de que nadie les ha consultado y planean seguir su protesta.
"No da respuesta a nuestras reivindicaciones. Nosotros queremos el fin del r¨¦gimen, no s¨®lo del presidente", explica Mohamed Said al Watari, que ha dejado un puesto de director general en el Ministerio de Finanzas para dedicarse "a la revoluci¨®n" como coordinador entre los comit¨¦s de San¨¢ y Taiz. Para Al Watari, igual que para la mayor¨ªa de los entrevistados durante los ¨²ltimos tres d¨ªas, la llamada iniciativa del Golfo es un pacto entre el Gobierno y la oposici¨®n dentro del sistema. "No se ha negociado con el pueblo y el poder lo tiene pueblo", asegura en medio de los gritos de "vete, vete" que los manifestantes dirigen a Saleh.
Los pa¨ªses del Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo (Arabia Saud¨ª, Kuwait, Catar, Bahr¨¦in, Emiratos ?rabes Unidos y Om¨¢n), EEUU y la UE se han convertido en garantes de un plan que prev¨¦ la dimisi¨®n de Saleh el 1 de junio a cambio de inmunidad para ¨¦l y los suyos, y la convocatoria de nuevas elecciones el 31 de julio. Con ese respaldo, la oposici¨®n yemen¨ª ha aceptado finalmente unirse al Gobierno de unidad nacional que gestionar¨¢ el pa¨ªs durante ese periodo transitorio.
"Estamos satisfechos de que las partes hayan llegado a un acuerdo que puede ser un ejemplo para el resto del mundo ¨¢rabe", declara Javier Hergueta, el embajador espa?ol en Yemen. El diplom¨¢tico subraya que si se consolida el pacto, la yemen¨ª ser¨¢ la primera revuelta ¨¢rabe que alumbra una transici¨®n sin intervenci¨®n del Ej¨¦rcito y sin violencia a gran escala.
Sin embargo, los j¨®venes, que son el alma de la revuelta, han tachado el plan de componenda y exigen que se juzgue a Saleh. Nadie se ha molestado no ya en invitarles a las conversaciones que se han celebrado en Riad y en Abu Dabi (Emiratos ?rabes Unidos), sino tan siquiera de informarles de su resultado.
"La ¨²nica informaci¨®n que tenemos es por los medios", conf¨ªa Husam al Sharjabi, l¨ªder de la Coalici¨®n Civil de la Juventud Revolucionaria, una de las agrupaciones juveniles a la que los diplom¨¢ticos occidentales atribuyen un mayor n¨²mero de seguidores. A Al Sharjabi le preocupa que el partido gubernamental rechace la dimisi¨®n de Saleh en el Parlamento, o que el acuerdo alcanzado no mencione qu¨¦ va a pasar con su hijo y sus sobrinos, que controlan el aparato de seguridad del Estado. Puntos ambos que los pa¨ªses mediadores deben aclarar en una carta anexa.
El s¨ª del Foro Com¨²n, el paraguas que agrupa a los partidos opositores tradicionales, ha abierto una brecha entre estos y el "movimiento revolucionario". Varios dirigentes han agradecido a los j¨®venes su movilizaci¨®n, pero les han sugerido que dejen la pol¨ªtica a los pol¨ªticos. "Cuando se vaya Saleh, se calmaran y se dar¨¢n cuenta de que lo he hemos hecho es bueno para el pa¨ªs", ha manifestado el portavoz del Foro, Mohamed Qahtan.
Pero ni siquiera est¨¢ claro que el acuerdo vaya a salir adelante. Aunque la presi¨®n internacional ha obtenido su aquiescencia, el presidente no desaprovecha la ocasi¨®n de proyectar dudas sobre sus intenciones. "Estas multitudes de nuestro pueblo han dicho su palabra: s¨ª, s¨ª a la legitimidad constitucional, no a los golpes, no al caos", dijo ayer ante sus partidarios congregados como cada viernes en la plaza de Sabain, en clara competencia con la m¨¢s nutrida manifestaci¨®n antigubernamental. Su empe?o en agarrarse a la Constituci¨®n parece un parapeto para rechazar la pactada entrega del poder en el plazo de un mes.
"Las dos partes existen", admite Fares al Sanabani, asesor presidencial para asuntos de prensa. "Por ello, o respetan la Constituci¨®n o van a las urnas, pero no podemos cambiar el Gobierno mediante manifestaciones porque entrar¨ªamos en un c¨ªrculo vicioso", defiende. Al Sanabani no cree que el acuerdo vaya a funcionar, aunque responsabiliza a los opositores. "No est¨¢n preparados para gobernar", asegura.
La oposici¨®n, por su parte, ha advertido de que se retirar¨¢ del acuerdo si se repite el uso de la violencia contra la protesta. El mi¨¦rcoles, 13 manifestantes resultaron muertos en San¨¢ cuando un grupo de lealistas dispar¨® para impedirles el paso.
Saleh tambi¨¦n ha puesto pegas a la presencia de Catar en la firma del acuerdo, durante una entrevista con la cadena Rusia Hoy en ¨¢rabe. Muchos yemen¨ªes creen que est¨¢ buscando pretextos para no firmar. De hecho, el presidente ni siquiera va a asistir a la ceremonia prevista en Riad. Seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas, el secretario general del Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo recoger¨¢ su r¨²brica ma?ana en San¨¢ y el domingo un representante del partido gubernamental sellar¨¢ el pacto con la oposici¨®n en la capital saud¨ª.
"No conf¨ªo mucho en que firme, pero a¨²n as¨ª es un paso importante porque la alternativa es una guerra civil", concluye el polit¨®logo Abdullah al Faqih.
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