Noche hist¨®rica no apta para cardiacos

En pocas ocasiones -yo desde luego no recuerdo ninguna-, la Casa Blanca ha movilizado a los periodistas que cubren al presidente para decirles que acudieran a sus puestos de trabajo o que estuvieran atentos a las receptores de televisi¨®n porque Barack Obama se dispon¨ªa a hacer un anuncio importante a la naci¨®n. Pasaban las diez de la noche, hora ya casi trasnochada para los estadounidenses. Los que vivimos aqu¨ª pero somos de all¨ª, termin¨¢bamos de cenar.

?Qu¨¦ podra contar el presidente un domingo cerca de las once de la noche? ?Que la OTAN hab¨ªa acabado con la vida del tirano de Libia? No parec¨ªa probable. La hora y el d¨ªa apuntaban a que hab¨ªa que especular m¨¢s alto. La ¨²nica respuesta que me vino a la mente fue un nombre propio, el nombre propio con el que este pa¨ªs tiene una cuenta pendiente desde el 11 de septiembre de 2001. Obama iba a anunciar la captura, con toda probabilidad la muerte, del l¨ªder de Al Qaeda.

As¨ª fue. Pasadas las once y media de la noche, el presidente comparec¨ªa por fin ante la prensa en la Casa Blanca para tener otro de sus momentos hist¨®ricos. Afuera, m¨¢s de 25.000 personas se congregaban junto a la valla de la residencia presidencial para celebrar la muerte que todav¨ªa no hab¨ªa sido anunciada oficialmente. "Hoy se ha hecho justicia", dijo el presidente. Una operaci¨®n de Estados Unidos ha acabado con la vida de Osama Bin Laden en Pakist¨¢n.

Pero durante un espacio de menos de hora y media, los tel¨¦fonos ardieron, las blackberrys no dejaron de escupir mensajes y la exclusiva reservada para el presidente comenzaba a despuntar en Twitter, primero de manera t¨ªmida, posteriormente con fuentes oficiales an¨®nimas que lo confirmaban. Para cuando el presidente compareci¨®, la tecnolog¨ªa haba hecho que casi quedara antigua la noticia. Tras una semana de calma chicha informativa en la capital del Imperio, la noche del domingo no fue apta para cardiacos.

El anuncio de la captura y muerte de Bin Laden coincid¨ªa en el tiempo con el aniversario del famoso discurso de misi¨®n cumplida ejercido por George W. Bush a bordo del portaaaviones norteamericano USS Abraham Lincoln el 1 de mayo de 2003. Ocho a?os despu¨¦s, Estados Unidos tiene la cabeza del hombre m¨¢s odiado y buscado del pa¨ªs. La gran pregunta que toca hacerse ahora es si el cad¨¢ver del enemigo p¨²blico n¨²mero uno ser¨¢ mostrado al p¨²blico.