La muerte de Bin Laden refuerza la estrategia de salida de Afganist¨¢n

A solo dos meses de que comience la retirada de las tropas estadounidenses de Afganist¨¢n, la muerte de Osama Bin Laden supone un espaldarazo para la estrategia del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, de poner fecha a la duraci¨®n de la presencia estadounidense en el pa¨ªs centroasi¨¢tico. El plan de transici¨®n, aprobado en la cumbre de la OTAN celebrada en Lisboa en noviembre de 2010, establece julio de 2011 como inicio de la retirada y 2014 como el final de ¨¦sta.

En la actualidad hay destacados en Afganist¨¢n 150.000 militares de la Alianza, que deben comenzar en julio a dejar en manos de las fuerzas armadas y la polic¨ªa afganas la seguridad de los distritos menos conflictivos. El repliegue gradual de la primera l¨ªnea de combate, no supondr¨¢, seg¨²n lo previsto hasta ahora, el fin del compromiso occidental con Kabul. Despu¨¦s de 2014, quedar¨¢ un n¨²mero indeterminado de tropas extranjeras con la misi¨®n de instruir y apoyar a las fuerzas de seguridad afganas.

El presidente Hamid Karzai ha utilizado la muerte del l¨ªder de Al Qaeda para hacer un llamamiento a la b¨²squeda de una salida pac¨ªfica. Karzai ha pedido a los talibanes que dejen la lucha armada. "Los talibanes deben aprender la lecci¨®n de la muerte de Osama Bin Laden y abandonar la lucha", ha dicho Karzai en una comparecencia en la televisi¨®n p¨²blica.

El presidente afgano, que defiende la negociaci¨®n con la insurgencia como m¨¦todo para poner fin a la guerra que desangra Afganist¨¢n desde hace m¨¢s de 30 a?os, ha aprovechado la ocasi¨®n para insistir en que las tropas internacionales destacadas en su pa¨ªs deben de hacer un esfuerzo mayor para evitar la muerte de civiles. "La lucha contra el terrorismo no debe tener lugar en las casas de nuestros civiles", ha declarado el dirigente afgano tras congratularse de que "haya quedado probado" que Bin Laden estaba en Pakist¨¢n. Colocado en el poder por EE UU, en los ¨²ltimos tiempos se ha distanciado de forma ostensible de Washington, que tambi¨¦n le ha criticado por la corrupci¨®n rampante en el pa¨ªs y por sus contactos con la insurgencia.

La decisi¨®n de Obama de poner fecha a la salida de Afganist¨¢n fue contestada tanto dentro como fuera del pa¨ªs y est¨¢ detr¨¢s de la destituci¨®n, en julio de 2008, del general Stanley McCrhrystal, comandante al mando de las tropas estadounidenses en ese pa¨ªs y uno de los m¨¢s cr¨ªticos. El general David Petraeus, que ocup¨® la vacante de McCrhrystal, pidi¨® flexibilidad a la hora de poner en marcha el plan de retirada ya que comenzaba a verse los primeros resultados de la ofensiva contrainsurgente puesta en marcha por EE UU.

La desaparici¨®n del mayor enemigo p¨²blico de EE UU refuerza a las filas dem¨®cratas que hab¨ªan solicitado a Obama un plan detallado de la salida de Afganist¨¢n y da un respiro a las serias dificultades que atraviesa el presidente con el presupuesto al reforzar la conveniencia de una pronta retirada.

Por el contrario, los afganos m¨¢s contrarios a la negociaci¨®n con los talibanes, como el exministro del Interior Hanif Atmar, afirman que la muerte del l¨ªder de Al Qaeda no debe de ser vista como que Washington ha cumplido su misi¨®n en Afganist¨¢n. "Misi¨®n cumplida significa destruir, desmantelar y derrocar a Al Qaeda, por lo que esto (la muerte de Bin Laden) no puede usarse como una justificaci¨®n para una retirada prematura", asegura Atmar.