La batalla del Nilo
Los dem¨®cratas egipcios se citan hoy en Tahrir para volver a impulsar la revoluci¨®n
La revoluci¨®n egipcia se ahoga, mejor dicho, la estrangulan los a¨²n dominantes poderes del r¨¦gimen de Mubarak: esos militares que no quieren enfilar con paso firme la senda de la transici¨®n democr¨¢tica; esos polic¨ªas que dejan que se extienda la delincuencia y con ella la nostalgia de la mano dura; esos jueces que aplazan una y otra vez las vistas contra los torturadores y asesinos de los ¨²ltimos a?os; esos medios de comunicaci¨®n p¨²blicos (los ¨²nicos existentes fuera de Internet) que despotrican del cambio... La asfixia tambi¨¦n la precariedad econ¨®mica, y en particular el tremendo descenso del turismo extranjero, y no le ayuda, desde luego, la divisi¨®n de las fuerzas opositoras, la ruptura de la unidad heroicamente forjada el pasado invierno en la plaza del Tahrir.
Por eso los dem¨®cratas egipcios est¨¢n convocados a reunirse de nuevo hoy, en el ¨¢gora de Tahrir. Se trata de resucitar la magna asamblea que devolvi¨® el orgullo al pueblo de Egipto, suscit¨® la admiraci¨®n del planeta y consigui¨® que el fara¨®n Mubarak fuera derrocado por sus propios soldados.
Esta vez, los manifestantes reclamar¨¢n una nueva Constituci¨®n democr¨¢tica. La pretensi¨®n del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas que asumi¨® el poder tras la ca¨ªda de Mubarak es tirar millas con la reforma parcial aprobada en refer¨¦ndum el pasado marzo y celebrar elecciones a comienzos del pr¨®ximo oto?o. Esto, am¨¦n de mantener lo esencial del r¨¦gimen de Mubarak, conviene a los islamistas, partidarios de unos comicios en los que podr¨ªan obtener buenos resultados, pero no de una nueva Carta Magna que consagre la primac¨ªa de la democracia y los derechos humanos en el Valle del Nilo y establezca mecanismos -por ejemplo, prensa libre y poder judicial independiente- que impidan el ejercicio totalitario del poder.
El que una junta militar se hiciera cargo de Egipto tras el destronamiento de Mubarak no era en s¨ª una mala salida... siempre y cuando fuera provisional y, a¨²n m¨¢s importante, encaminara al pa¨ªs con claridad hacia la democracia. Pero los militares dirigidos por el mariscal Tantawi se est¨¢n mostrando ambiguos y vacilantes, en el mejor de los casos, o claramente inmovilistas, en el peor.
En su ¨²ltimo art¨ªculo, el escritor Alaa el Aswany afirma que la revoluci¨®n egipcia cometi¨® dos errores. El primero, abandonar festivamente Tahrir tras la ca¨ªda, el 11 de febrero, de Mubarak. El segundo, fragmentarse antes de haber elaborado un programa com¨²n y haber conseguido su aplicaci¨®n. Por eso El Aswany apoya la nueva cita con la historia que un nuevo viernes de oraci¨®n tiene la revoluci¨®n egipcia en Tahrir. ?Tendr¨¢ un seguimiento masivo? ?Se producir¨¢n provocaciones violentas por parte de fuerzas oscuras? ?Volver¨¢n a unirse los dem¨®cratas y los islamistas? ?Se repetir¨¢n aquellas emocionantes escenas de enero y febrero en las que los cristianos coptos proteg¨ªan a los musulmanes y viceversa? ?Tendr¨¢n las mujeres el protagonismo de entonces?
No solo est¨¢ en juego el futuro de la democracia en Egipto, tambi¨¦n el de la Primavera ?rabe. Si la democracia pierde la batalla del Nilo habr¨¢ perdido la guerra.
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