Guatemala se prepara para la vuelta al poder de un militar tras 26 a?os
El general P¨¦rez Molina se perfila ganador de las presidenciales del domingo
Por primera vez desde el fin de las dictaduras militares en 1985, y rompiendo el periodo m¨¢s largo de la historia de Guatemala sin un uniformado al mando del Estado -26 a?os-, un general podr¨ªa llegar a la presidencia de este pa¨ªs centroamericano si se confirma la tendencia registrada en todas las encuestas. Se trata de Otto P¨¦rez Molina, de 56 a?os, del derechista Partido Patriota, cuyo empe?o se centra ya en alcanzar, este domingo, el 50% m¨¢s uno de los votos y convertirse as¨ª en presidente electo de Guatemala.
Hasta ahora ning¨²n candidato ha logrado esa mayor¨ªa, lo que ha obligado a una segunda ronda entre los dos mayoritarios. Si, de acuerdo con la tendencia, no hay ganador el 11 de septiembre, la nueva elecci¨®n est¨¢ prevista para el 6 de noviembre. De los 10 candidatos a la presidencia, las encuestas solo dan la posibilidad de competir con P¨¦rez Molina al acad¨¦mico Eduardo Suger, del partido Compromiso, Renovaci¨®n y Orden, (CREO), de la derecha liberal; a Manuel Baldiz¨®n (de Libertad Democr¨¢tica Renovada (LIDER), un nuevo rico que juega al populismo; y al expastor evang¨¦lico Harold Caballeros, un cristiano renacido de s¨®lidas credenciales acad¨¦micas, impulsado por la coalici¨®n Visi¨®n y Valores (VIVA) y Encuentro por Guatemala, que se incorpor¨® tarde a la campa?a, que empez¨® el 2 de mayo, por dudas en cuanto a la legalidad de que se presentara a las elecciones, dada su calidad de ministro religioso. El Constitucional dio luz verde a la candidatura el 22 de agosto.
Como ocurre siempre en a?os electorales, aumenta la violencia, que en Guatemala alcanza ¨ªndices considerados como "epidemia" por la ONU (47 asesinatos por cada 100.000 habitantes). Hasta el 30 de junio, 35 personas han sido asesinadas en hechos directamente vinculados a la pol¨ªtica. La fuente de violencia permanente es, sin embargo, el narcotr¨¢fico. El Estado se ha visto incapaz de contener la invasi¨®n del cartel de la droga mexicano Los Zetas, que se ha hecho con el control del norte del pa¨ªs, as¨ª como las pugnas entre carteles rivales, lo que en la pr¨¢ctica convierte a Guatemala en el primer narcoestado de Am¨¦rica Latina.
Con todo, la principal preocupaci¨®n de los guatemaltecos, del Cuerpo Diplom¨¢tico y de entidades como la Misi¨®n de Observadores de la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA) se centra en el gasto desmedido de las campa?as y al oscuro origen de la financiaci¨®n de los partidos. Esta campa?a es ya la m¨¢s cara en la historia de Guatemala. "Hay un gasto excesivo. Se han sobrepasado los l¨ªmites permitidos por la ley y el Tribunal Supremo Electoral no cuenta con herramientas para ponerle freno. Lo m¨¢s preocupante es que no se conoce de d¨®nde viene ese dinero", advert¨ªa el lunes el jefe de la Misi¨®n de Observadores de la OEA, Jos¨¦ Octavio Ord¨®?ez.
Una auditor¨ªa del Tribunal Electoral revela que, hasta el 15 de agosto, los partidos hab¨ªan invertido 213,875.407 quetzales (unos 17,8 millones de euros) y tres partidos, el PP, del general P¨¦rez Molina; L?DER, de Manuel Baldiz¨®n, y la coalici¨®n oficialista UNE-Gana, sin candidato tras la descalificaci¨®n de la exprimera dama, Sandra Torres, habr¨ªan sobrepasado el l¨ªmite que marca la ley.
Los partidos han mostrado un profundo desprecio por la legalidad. A esta actitud coadyuva la multa rid¨ªcula contemplada para delitos como sobrepasar el techo de gastos: 125 d¨®lares. Se limitan a pagarla con un gesto de desprecio pero sin enmendar el proceder. "Es necesaria una reforma de la Ley Electoral para un mejor control de los gastos de campa?a, as¨ª como para contar con medidas coercitivas eficaces que impidan a los partidos cometer esos abusos", clamaba, impotente, la presidenta del Tribunal Electoral, Mar¨ªa Eugenia Villagr¨¢n.
Pero estas elecciones ser¨¢n recordadas por los guatemaltecos por el espect¨¢culo brindado por el presidente, ?lvaro Colom, y la exprimera dama, Sandra Torres Casanova, que protagonizaron un divorcio incre¨ªble (abundan las fotos de besos y arrumacos de la pareja en decenas de actos p¨²blicos) con la finalidad de que Torres pudiera ser candidata a la presidencia, extremo que la Constituci¨®n veda a los parientes del mandatario en ejercicio.
La historia de Guatemala, plagada de dictadores que murieron en el poder, explica el af¨¢n del legislador por poner trabas no solo a la reelecci¨®n directa, sino tambi¨¦n a la posibilidad hacerlo por medio de parientes.
La exprimera dama y sus abogados hicieron encaje de bolillos durante meses para intentar burlar la prohibici¨®n, con argumentos como que impedir la candidatura era un atentado contra el derecho humano de Torres de elegir y ser elegida, cuando, sin necesidad del divorcio, tiene expedita la v¨ªa para postularse dentro de cuatro a?os. La estratagema no rindi¨® frutos y el Constitucional, por decisi¨®n un¨¢nime de los magistrados, dijo no a Torres, lo que dej¨® sin candidatura presidencial al partido oficial, algo que nunca hab¨ªa ocurrido.
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