El tsunami de la crisis abre paso en Europa a los partidos marginales

El tsunami de la crisis econ¨®mica avanza a toda velocidad hacia las costas de la pol¨ªtica europea. Muchos s¨ªntomas permiten presagiar que, a corto y medio plazo, su impacto dejar¨¢ un panorama pol¨ªtico muy distinto del actual. Sin duda los electores desalojar¨¢n a muchos gobernantes de los palacios de poder. Pero, adem¨¢s, parece probable que las turbulencias econ¨®micas aceleren el general proceso de erosi¨®n del poder de los partidos de masa y abran paso a un periodo de mayor volatilidad y fragmentaci¨®n pol¨ªtica.

Las se?ales de ganas de cambio se acumulan imperiosas. Nicolas Sarkozy acaba de perder el Senado. Angela Merkel ha sufrido media docena de derrotas en elecciones regionales a lo largo de 2011. Silvio Berlusconi perdi¨® Mil¨¢n y otras importantes ciudades en las municipales de la pasada primavera. Jos¨¦ S¨®crates fue desalojado del poder en junio. Los conservadores daneses perdieron el 15 de septiembre las elecciones legislativas, tras 10 a?os en el poder. Los sondeos son p¨¦simos para casi todos los partidos gobernantes en Europa, y de manera muy acentuada en Espa?a. Al otro lado del Atl¨¢ntico se oye la misma m¨²sica: Obama ve peligrar su reelecci¨®n pese a no tener de momento rivales muy s¨®lidos.

Naturalmente, cada voto de castigo tiene sus argumentos y la alternancia en el poder es un habitual y sano fen¨®meno democr¨¢tico. Por otra parte, no es de descartar que algunos de los actuales gobernantes logren conquistar otro mandato. Pero es evidente que la crisis es un acelerador de las din¨¢micas tradicionales, un factor de desgaste poderoso y transversal. Varios polit¨®logos advierten de que el previsible generalizado cambio de guardia en los palacios del poder es solo la consecuencia m¨¢s evidente de su acci¨®n. Otras, m¨¢s profundas, pueden dejar una marca m¨¢s duradera en la pol¨ªtica europea.

El polit¨®logo Stefano Bartolini, director del Centro Robert Schuman del Instituto Universitario Europeo, ofrece un an¨¢lisis interesante. ¡°Yo observo que alternancia no es sin¨®nimo de alternativa. Noto que los principales partidos conservadores y progresistas tienen pol¨ªticas cada vez m¨¢s parecidas. Sus respuestas a la crisis son casi iguales. Y entonces me temo que la ¨¦poca de alternancia que nos espera se traduzca en el fondo en un mero cambio de rostros, pero no de rumbo pol¨ªtico, y que esto espolee la frustraci¨®n de los pueblos, que se dar¨¢n cuenta de que pueden cambiar los pol¨ªticos pero no las pol¨ªticas¡±, comenta el profesor, en conversaci¨®n telef¨®nica desde Florencia. Con el recuerdo de los recientes disturbios brit¨¢nicos en la cabeza, Bartolini teme nuevos estallidos.

Formaciones verdes, de extrema derecha o anticorrupci¨®n est¨¢n en auge

Magnus Ryner, polit¨®logo de la Universidad de Brookes, en Oxford, desarrolla el argumento. ¡°Yo pienso que la consecuencia m¨¢s profunda de esta situaci¨®n es la aceleraci¨®n en la erosi¨®n de la fortaleza de los partidos de masas. Lo que subyace a la alternancia en el poder es un paulatino encogimiento de los grandes partidos, v¨ªctima principal de la frustraci¨®n popular, a favor de las formaciones marginales¡±, observa Ryner, tambi¨¦n en conversaci¨®n telef¨®nica, desde Reino Unido.

El caso dan¨¦s es un ejemplo muy claro: el bloque progresista ha logrado regresar al poder tras una d¨¦cada, pero el Partido Socialdem¨®crata, el principal de la coalici¨®n, tuvo su peor resultado desde la II Guerra Mundial.

Por un lado, la crisis acent¨²a el desgaste vinculado a la responsabilidad de Gobierno, t¨ªpicamente en manos de partidos de masas. Por el otro, las turbulencias han llevado tanto a socialdem¨®cratas como a democristianos a la misma conclusi¨®n: pol¨ªticas de austeridad, con matices muy leves.

¡°Ante semejantes fen¨®menos, se abren grandes oportunidades de crecimiento para partidos marginales. Est¨¢ siendo as¨ª para varias formaciones de extrema derecha, pero no solo¡±, dice Ryner. En Alemania, los Verdes est¨¢n en auge, despu¨¦s del ¨¦xito de los liberales en 2009. En Italia, tiene gran tir¨®n el partido anticorrupci¨®n Italia de los Valores, que conquist¨® la alcald¨ªa de N¨¢poles. En el norte de Europa triunfan los partidos antiinmigraci¨®n.

El fen¨®meno viene de atr¨¢s. Los dos principales partidos alemanes -democristiano y social-dem¨®crata- lograron el 76% de los votos en 1998; en 2009, la cuota fue 20 puntos inferior. En Reino Unido, laboristas y conservadores han ca¨ªdo del 76% al 65% entre 1992 y 2010. En Holanda, los dos principales han pasado del 66% al 40% entre 1989 y 2010. En Dinamarca, del 60% de 2001 al 51% de hace dos semanas. En Finlandia, del 49% de 2002 al 39% de este a?o. En Portugal, del 78% en 2002 al 66% actual. Varias se?ales llevan a pensar que la actual situaci¨®n espolear¨¢ la tendencia hacia Parlamentos fragmentados y Gobiernos inestables.