Cuando Al¨¢ atosiga a Dios
Las minor¨ªas cristianas ¨¢rabes viven las revoluciones atemorizadas por el auge del extremismo isl¨¢mico
Para muchos la llamada primavera ¨¢rabe supone la eclosi¨®n de las libertades y la conquista de nuevos derechos. Las minor¨ªas cristianas en Oriente Pr¨®ximo viven, en cambio, ¡°con gran inquietud¡± el derrumbe de unas dictaduras que las proteg¨ªan y el auge, a veces, de un islam radical, explica el patriarca Ignatius Joseph III Younan, la m¨¢xima autoridad de la Iglesia siria cat¨®lica implantada en Irak, L¨ªbano y Siria.
En Egipto se multiplican desde febrero los incidentes entre musulmanes y coptos (12% de la poblaci¨®n); los m¨¢s graves se produjeron el pasado fin de semana. En Siria los cristianos (7,4% de la poblaci¨®n), amparados por la minor¨ªa musulmana alau¨ª (10% de la poblaci¨®n) que ostenta el poder, no han sido agredidos por la mayor¨ªa sun¨ª que desde marzo se manifiesta contra el r¨¦gimen. Su represi¨®n ha causado ya m¨¢s de 3.000 muertos, seg¨²n la ONU.
En las calles de Siria, sin embargo, no solo se grita ¡°?Al¨¢ es el m¨¢s grande!¡±, sino que en alguna ocasi¨®n se han coreado esl¨®ganes fan¨¢ticos como ¡°?Los cristianos a Beirut, los alau¨ªes a la tumba!¡±. Algunos jerarcas de las iglesias sirias han viajado adem¨¢s a Europa para pedir a sus Gobiernos que no presionen tanto al presidente Bachar el Asad y fomenten una salida dialogada.
¡°Han sido empujados por el r¨¦gimen a hacer esa gesti¨®n¡±, afirma El¨ªas el Maleh, un opositor sirio residente en Bruselas. ¡°Hay cristianos en las protestas en Siria e incluso algunos las coordinan localmente¡±, a?ade.
Si esto sigue as¨ª, en el futuro no habr¨¢ cristianos en Oriente Pr¨®ximo" Ignatius Joseph III Younan
¡°Los cristianos estamos todos amenazados excepto acaso en L¨ªbano¡±, donde ostentan el grueso del poder pol¨ªtico, replica por tel¨¦fono desde Beirut el patriarca, de 66 a?os, originario de Hassak¨¦ (Siria).
¡°Tenemos todos en mente el ejemplo de Irak, el lugar donde mi iglesia ten¨ªa la mayor implantaci¨®n¡±, recuerda. ¡°El n¨²mero de cristianos ha disminuido, en 20 a?os, de un mill¨®n a algo m¨¢s de 300.000¡±, se?ala. ¡°Los que pudieron emigraron a Suecia, Norteam¨¦rica y el Kurdist¨¢n¡±, que es casi un Estado independiente.
¡°Si Occidente sigue actuando as¨ª, en el futuro no habr¨¢ cristianos en Oriente¡±, advierte el patriarca. ¡°Aqu¨ª, en esta regi¨®n, Occidente no act¨²a de conformidad con sus principios¡±, se lamenta.
Prueba de ello es que, seg¨²n ¨¦l, ¡°aprieta las tuercas a un r¨¦gimen con tendencias laicas y que respeta la libertad de culto como el sirio mientras que hace pachas con los pa¨ªses del golfo P¨¦rsico, empezando por Arabia Saud¨ª, donde los cristianos no pueden practicar su fe y las mujeres no gozan de ning¨²n derecho. Claro, los intereses econ¨®micos, el petr¨®leo lo explican todo¡±.
La minor¨ªa gobernante alau¨ª ha cuidado a los cristianos. El presidente El Asad los volvi¨® a elogiar hace un mes al recibir, en Damasco, a una delegaci¨®n de cat¨®licos norteamericanos a los que prometi¨® reformas. ¡°No habr¨¢ democracia en Siria sin los cristianos¡±, les dijo El Asad. ¡°Un pa¨ªs totalmente musulm¨¢n no tendr¨ªa el contrapeso necesario para la democracia¡±, a?adi¨®.
En Siria, Occidente empuja a la mayor¨ªa [sun¨ª] al poder y esta desea vengarse" ?Ignatius Joseph III Younan
Pese a estas alabanzas, el patriarca no duda en tachar al r¨¦gimen sirio de ¡°policiaco¡±. Con la excepci¨®n de L¨ªbano, ¡°los cristianos son en esta regi¨®n ciudadanos de segunda¡±, a?ade. ¡°Padecemos una discriminaci¨®n aparente y latente. Pero en Siria no se nos impide vivir nuestra fe y, a diferencia de Egipto, podemos construir iglesias en los nuevos n¨²cleos urbanos. No es aqu¨ª donde estamos peor¡±.
El patriarca de la Iglesia siria cat¨®lica teme, no obstante, que la rebeli¨®n ¡°sumerja al pa¨ªs en el caos y en la guerra civil. Ser¨ªa una guerra confesional, en nombre de Dios, que es la peor de todas, peor incluso que en Irak. Nos da mucho miedo¡±.
Con sus sanciones, ¡°Occidente empuja al poder a una mayor¨ªa religiosa [sun¨ª] que arde en deseos de venganza¡±, sostiene el patriarca. Sus responsables ¡°pronuncian hacia los cristianos palabras apaciguadoras, pero leemos en Internet su literatura salpicada de odio¡±.
¡°Despu¨¦s de lo sucedido en Irak no nos bastan las palabras para aplacar nuestros temores¡±, dice. Si, al final, esa mayor¨ªa ¡°se a¨²pa al poder habr¨¢ a¨²n m¨¢s discriminaci¨®n hacia aquellos que no comparten su fe¡±.
?Qu¨¦ debe entonces hacer Occidente? ¡°Impulsar un di¨¢logo pac¨ªfico que desemboque en aut¨¦nticas reformas democr¨¢ticas, en una sociedad en la que todas las comunidades religiosas gocen de los mismos derechos¡±, responde. ¡°?Es mucho pedir?¡±.
"Con Mubarak hab¨ªa m¨¢s seguridad"
Con [Hosni] Mubarak hab¨ªa m¨¢s seguridad para los cristianos¡±. El padre Rafic Greich, portavoz de las iglesias cat¨®licas de Egipto, hace esta constataci¨®n a trav¨¦s del tel¨¦fono casi una semana despu¨¦s de que una manifestaci¨®n de coptos se saldase en El Cairo con 25 muertos y 329 heridos, la mayor¨ªa de ellos cristianos ca¨ªdos a causa de los disparos del Ej¨¦rcito.
Egipto es el pa¨ªs ¨¢rabe con la mayor comunidad cristiana, compuesta por entre ocho y nueve millones de personas ¡ªel 12% de la poblaci¨®n¡ª en su mayor¨ªa coptos ortodoxos, pero tambi¨¦n coptos cat¨®licos, melquitas, etc¨¦tera.
¡°Los militares no habr¨ªan actuado [el domingo 9 de octubre] de la misma manera si los manifestantes hubiesen sido musulmanes¡±, prosigue apenado este sacerdote melquita, brazo derecho del patriarca copto cat¨®lico de Alejandr¨ªa, Antonios Naguib.
¡°La dar¨¦ otra prueba de la discriminaci¨®n que padecemos¡±, a?ade endureciendo el tono. ¡°Desde que cay¨® Mubarak [el presidente fue derrocado en febrero] ni un solo musulm¨¢n involucrado en incidentes con cristianos se ha sentado en el banquillo, pero, en cambio, unos cuantos coptos s¨ª fueron inculpados¡±.
Desde que se fue el dictador, tres ¡°amenazadoras¡± corrientes del islam est¨¢n en auge, seg¨²n el padre Rafic: ¡°Los Hermanos Musulmanes, los salafistas y los yihadistas herederos de los asesinos del presidente Anuar el Sadat¡±, en 1981.
Ante este deterioro de la seguridad ¡°no es de extra?ar que la hemorragia de la emigraci¨®n de los cristianos se acent¨²e¡±, se?ala el portavoz eclesial. ¡°En los ¨²ltimos ocho meses, Canad¨¢ ha recibido 200.000 solicitudes de inmigraci¨®n de ciudadanos egipcios; dos tercios de los que quieren irse all¨ª son cristianos¡±.
¡°Al ritmo al que vamos, dentro de medio siglo ya no habr¨¢ cristianos en Irak, Palestina y Siria, y en Egipto y L¨ªbano seremos muchos menos¡±, se lamenta. ¡°Occidente deber¨ªa presionar a nuestros Gobiernos para que nos dejen vivir nuestra fe en nuestra propia tierra¡±.
Con Mubarak, Egipto no era, sin embargo, un para¨ªso para los fieles de Jes¨²s. ¡°Ten¨ªamos grandes dificultades para conseguir permisos de construcci¨®n de nuevas iglesias y ahora los seguimos teniendo¡±, recuerda. ¡°Cuando cursamos una solicitud, la respuesta es el silencio administrativo¡±.
Pese a esas restricciones ¡°la ¨¦lite musulmana nos necesita¡±, sostiene. ¡°Se dan empujones para enviar a sus hijos a las 170 escuelas cristianas del pa¨ªs. A m¨ª me piden recomendaciones¡±.
Como muchos sacerdotes de las iglesias orientales, el padre Rafic est¨¢ casado y tiene dos hijas. ¡°Participaron en Madrid en la Jornada Mundial de la Juventud y regresaron contentas¡±, comenta por tel¨¦fono en tono ya distendido. ¡°A los sacerdotes casados tambi¨¦n se nos discrimina¡±, concluye riendo. ¡°?No podemos llegar a obispos!¡±.
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