El encanto del jefe de negociado
La ca¨ªda de Dominique Strauss-Kahn abri¨® la puerta a este tibio hombre del aparato del Partido Socialista, que nunca ha disputado unas elecciones nacionales
En junio de 2010, cuando Fran?ois Hollande (Ru¨¢n, 1954) decidi¨® presentarse a las primeras primarias abiertas del Partido Socialista, los sondeos no daban un euro por su futuro pol¨ªtico. La sombra de Dominique Strauss-Kahn, entonces respetable director del Fondo Monetario Internacional, cubr¨ªa el espectro, y Hollande era percibido por la ciudadan¨ªa de izquierda como un outsider simp¨¢tico, pero insustancial. Un longevo y poco integrador l¨ªder del aparato del partido, un bar¨®n regional acostumbrado a acumular cargos de segundo nivel, un viejo rostro del desacreditado socialismo franc¨¦s sin especial capacidad de seducir o movilizar a las masas.
Hollande fue secretario general del PS entre 1997-2008, y durante a?os ha sido tambi¨¦n concejal y alcalde de Tulle y presidente del consejo regional de Corr¨¨ze (centro sur del pa¨ªs). Pocos ve¨ªan un futuro glorioso en aquel apparatchik gracioso y gordito, querido por los militantes m¨¢s por sus bromas que por sus logros pol¨ªticos y bautizado por Laurent Fabius como don bromitas. Hollande hab¨ªa fracasado en el intento (o renunciado directamente a ¨¦l) de unir a un partido balcanizado durante la larga traves¨ªa del desierto vivida por el socialismo-caviar ante el avance de la derecha en Francia y Europa.
Creyendo m¨¢s en s¨ª mismo que el peque?o n¨²cleo de sus seguidores, una quincena de diputados y senadores entre los que destacan Jean-Michel Bel, hoy presidente del Senado, el sombr¨ªo Jack Lang y su mano derecha Pierre Moscovici, algo debi¨® cambiar en Fran?ois Hollande tras separarse de su pareja, S¨¦gol¨¨ne Royal, poco despu¨¦s de la derrota de esta en las presidenciales de 2007 ante Sarkozy.
Pocos ve¨ªan un futuro glorioso en aquel apparatchik gracioso y gordito, querido m¨¢s por sus bromas que por sus logros pol¨ªticos
Que la madre de sus cuatro hijos disputara las presidenciales, tras arrasar en las primarias socialistas a DSK y a Fabius, debi¨® ser para el diputado de Corr¨¨ze casi una afrenta, y probablemente gener¨® en el entonces jefe del partido algo semejante a una catarsis. Con su nueva pareja, Valerie Trierwiler, una periodista de televisi¨®n que dej¨® su trabajo por ¨¦l, igual que 15 a?os antes hab¨ªa hecho Anne Sinclair por DSK, Hollande renunci¨® a liderar el partido, que en 2008 qued¨® en manos de Martine Aubry tras una votaci¨®n plagada de irregularidades, y empez¨® a prepararse como presidenciable pragm¨¢tico.
En 2009, cre¨® la asociaci¨®n Responder desde la izquierda y se puso a fabricarse: nuevo aspecto f¨ªsico, m¨¢xima ambici¨®n pol¨ªtica. Adelgaz¨® 11 kilos, y eso a pesar de que reun¨ªa a sus fieles en los caros bistrots del distrito VII de Par¨ªs, cerca de la sede socialista de la Rue Solf¨¦rino, para elaborar el plan que deb¨ªa llevarle hacia el El¨ªseo.
Poco a poco, cena a cena, los 15 fieles de Hollande se convirtieron en 80. Expertos, altos funcionarios y profesores fueron dando nueva consistencia al pensamiento del candidato, poco ducho en cuestiones empresariales e internacionales. De la tormenta de ideas sali¨® un equipo bien rodado, especialista en comunicaci¨®n, y un programa destinado a lograr el m¨¢ximo consenso no solo del PS, sino tambi¨¦n de los 60 millones de franceses.
Que la madre de sus cuatro hijos disputara las presidenciales, debi¨® ser para el diputado de Corr¨¨ze casi una afrenta
Todo ello, construido sobre una idea b¨¢sica: la econom¨ªa, especialidad de Hollande, diplomado en la Escuela Nacional de Administraci¨®n. Y comunicado con un estribillo cien veces repetido: decir la verdad a los electores, no prometer fantas¨ªas, vender la normalidad del candidato, su discreto encanto de jefe de negociado, sus valores republicanos, su deseo de unir a los franceses para afrontar un futuro dif¨ªcil.
Una estrategia sencilla de poner en pr¨¢ctica, tanto frente a la izquierda de los valores, m¨¢s ideol¨®gica o "sectaria", que encarnar¨ªa Aubry en las primarias, como en las presidenciales, donde la estrategia de Hollande seguir¨¢ sin duda girando sobre el mismo eje: es el hombre del rassemblement, del consenso y la cohesi¨®n nacional, y, por tanto, el ant¨ªdoto frente a la divisi¨®n que ha producido en el pa¨ªs el violento mandato de Nicolas Sarkozy.
El 26 de junio de 2010, todo estaba listo para el gran salto, y Hollande present¨® su "contrato por el cambio": ah¨ª estaban ya las dos propuestas minimalistas que le han llevado en volandas pese a su actitud ultradefensiva. La juventud, como centro de gravedad sobre el que girar¨¢ el pa¨ªs, y el pacto generacional, las subvenciones a las empresas que mantengan a los trabajadores veteranos hasta la jubilaci¨®n dando entrada al mismo tiempo a j¨®venes para que aprendan el oficio.
El esc¨¢ndalo de DSK en EE UU fue el trampol¨ªn que Hollande necesitaba. Desde entonces, sin poder evitar ser visto como un favorito por accidente, Hollande ha recogido los apoyos de los fieles de Strauss-Kahn, ha hecho espacio a los seguidores de su expareja, Royal, y ha sabido seducir al agitador Arnaud Montebourg. Desde anoche, Hollande es el pr¨®ximo presidente de Francia in pectore. El azar, la terror¨ªfica vulgaridad de la era Sarkozy, la crisis econ¨®mica y su discreto encanto de jefe de negociado lo han convertido en la gran esperanza de los socialistas para tomar el El¨ªseo 17 a?os despu¨¦s.
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