Rodolfo Walsh: detective de una novela policial para pobres
Astiz, excapit¨¢n del ej¨¦rcito argentino, no incurri¨® en el error de los uniformados de 'Operaci¨®n Masacre', el primer gran libro period¨ªstico de Walsh
El capit¨¢n Alfredo Astiz y sus sicarios mataron al periodista Rodolfo Walsh, ¡°desaparecido¡± en Buenos Aires el 25 de marzo de 1977, a los cincuenta a?os de edad. Se sab¨ªa que Walsh, entonces en la oposici¨®n clandestina y que el d¨ªa anterior hab¨ªa intentado difundir su Carta abierta de un escritor a la Junta Militar, se enfrent¨® a tiros con los matones del Grupo de Tareas que pretend¨ªan capturarle, fue herido y, como tantos miles de argentinos, result¨® engullido por la maquinaria represiva de los ¡°milicos¡±. Ahora la justicia argentina hace oficial que Astiz y los suyos lo asesinaron en cautividad, conden¨¢ndoles a cadena perpetua por este y otros cr¨ªmenes semejantes cometidos en la Escuela Superior de Mec¨¢nica de la Armada (ESMA).
Astiz remat¨®, pues, a Walsh. El ¡°verdugo cruel con cara de ni?o¡±, como le ha llamado Soledad Gallego-D¨ªaz, el Heydrich argentino, no incurri¨® en el error de los uniformados de Operaci¨®n Masacre, el primer gran libro period¨ªstico de Walsh. Publicado en 1957, este largo reportaje, en el que Walsh, excelente reportero y gran devorador de novela negra, aun¨® sus capacidades de periodista y detective, cuenta la historia de un grupo de personas que son detenidas una noche bonaerense por soldados del Gobierno militar de entonces, el de la ¡°Revoluci¨®n Libertadora¡±, y fusiladas sumariamente en un basurero. Pero los verdugos son unos chapuzas y dejan vivos a varios de ellos.
Livagra es uno de los supervivientes y as¨ª lo cuenta Walsh: ¡°Est¨¢ ca¨ªdo de espaldas, cara al cielo, con el brazo derecho estirado hacia atr¨¢s y la barbilla apoyada en el hombro. Adem¨¢s de o¨ªr, ¨¦l ve mucho de lo que pasa: los fogonazos de los tiros, los vigilantes que corren, la ex¨®tica contradanza de la camioneta que ahora retrocede despacio en direcci¨®n al camino. Los faros empiezan a virar a la izquierda, hacia donde ¨¦l est¨¢. Cierra los ojos. De pronto siente un irresistible escozor en los p¨¢rpados, un cosquilleo caliente. Una luz anaranjada en la que bailan fant¨¢sticas figuritas viol¨¢ceas le penetra en la cuenca de los ojos. Por un reflejo que no puede impedir, parpadea bajo el chorro viv¨ªsimo de luz. Fulm¨ªnea brota la orden: -?Dale a ¨¦se, que todav¨ªa respira! Oye tres explosiones a quemarropa. Con la primera brota un surtidor de polvo junto a su cabeza. Luego siente un dolor lacerante en la cara y la boca se le llena de sangre. Los vigilantes no se agachan para comprobar su muerte. Les basta ver ese rostro partido y ensangrentado. Y se van creyendo que le han dado el tiro de gracia¡±.
Aparecido una d¨¦cada antes que A sangre fr¨ªa, de Truman Capote, y Los ej¨¦rcitos de la noche, de Norman Mailer, Operaci¨®n masacre es una obra maestra del reportaje bien escrito y todo un precursor en castellano del g¨¦nero que Capote denominar¨ªa ¡°literatura de no ficci¨®n¡± y Tom Wolfe ¡°el nuevo periodismo¡± Walsh aportar¨ªa a este g¨¦nero otros dos estupendos textos de investigaci¨®n period¨ªstica, El caso Satanowski y ?Qui¨¦n mat¨® a Rosendo?, y, el d¨ªa antes de ser herido, capturado y ¡°desparecido¡±, esa denuncia del terrorismo de Estado, el J?acusse argentino, que es su Carta abierta de un escritor a la Junta Militar, del que Garc¨ªa M¨¢rquez ha dicho que ¡°quedar¨¢ para siempre como una obra maestra del periodismo universal¡±.
En un pr¨®logo a la edici¨®n argentina en La Flor de Operaci¨®n Masacre, Oswaldo Bayer escribi¨®: ¡°Rodolfo Walsh no existe. Es s¨®lo un personaje de ficci¨®n. El mejor personaje de la literatura argentina. Apenas un detective de una novela policial para pobres. Que no va a morir nunca¡±.
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