El r¨¦gimen sirio mantiene la represi¨®n y pide a los opositores que se entreguen
Activistas denuncian la muerte hoy de al menos otros 19 manifestantes. Las fuerzas de seguridad se ceban con Homs Decenas de opositores han fallecido desde que el Gobierno acept¨® el plan ¨¢rabe
La crisis siria ya no puede resolverse con di¨¢logo o iniciativas diplom¨¢ticas. El ¨²ltimo intento de conciliaci¨®n, protagonizado por la Liga ?rabe, qued¨® sepultado ayer bajo una nueva oleada de violencia. El presidente Bachar el Asad ha perdido ya a todos sus aliados ¨¢rabes, pero sigue confiando en que la fidelidad de su Ej¨¦rcito y la brutalidad de la represi¨®n acaben sofocando una revuelta que no ha hecho sino crecer en los ¨²ltimos siete meses.
Los presuntos acuerdos alcanzados el martes entre el r¨¦gimen sirio y la Liga ?rabe no despertaron demasiadas esperanzas, dadas la intransigencia demostrada hasta ahora por El Asad y la tradicional irrelevancia de la instituci¨®n regional. La jornada de ayer, viernes, d¨ªa de rezos y de manifestaciones, constitu¨ªa la prueba definitiva. El resultado confirm¨® las previsiones m¨¢s pesimistas. Las fuerzas de seguridad del r¨¦gimen, que seg¨²n los t¨¦rminos del acuerdo deb¨ªan empezar a retirarse de las calles, redoblaron la violencia contra las marchas de opositores, especialmente en Homs. Portavoces de la oposici¨®n dijeron que a mediod¨ªa hab¨ªa ya nueve v¨ªctimas mortales. El Gobierno asegur¨® que reinaba la tranquilidad. [Por la noche, activistas opositores elevaron la cifra de muertos a 19 personas, informa Reuters].
El Ej¨¦rcito y la polic¨ªa siguen disparando contra todo lo que se mueve y practicando detenciones masivas, seg¨²n vecinos y activistas
Homs, con una poblaci¨®n de 800.000 personas, se ha convertido en el agujero negro por el que desaparece cualquier posibilidad de transici¨®n pac¨ªfica en Siria. Seg¨²n fuentes m¨¦dicas de la ciudad citadas por la agencia Reuters, en los dos ¨²ltimos d¨ªas han muerto unas cien personas. La prohibici¨®n de acceso a la prensa internacional, salvo excepciones elegidas por el r¨¦gimen, impide verificar cu¨¢l es la situaci¨®n real en Homs y en el resto del pa¨ªs.
De los testimonios telef¨®nicos y correos electr¨®nicos aportados por vecinos y activistas se deduce una r¨¢pida tendencia al caos. El Ej¨¦rcito y la polic¨ªa siguen disparando contra todo lo que se mueve y practicando detenciones masivas, peque?os grupos de militares desertores tratan de organizar una fuerza rebelde y proliferan las bandas armadas a favor y en contra del r¨¦gimen.
El Ministerio del Interior ha ofrecido a ¡°quienes portan armas, las venden, las distribuyen, las compran o financian su compra, y no hayan cometido ning¨²n asesinato¡± que se entreguen en la comisar¨ªa m¨¢s pr¨®xima, a cambio de una futura amnist¨ªa. La oferta ha sido ignorada igual que otras anteriores, dudosamente cre¨ªbles porque el r¨¦gimen no ha cumplido hasta ahora ninguna de sus promesas. La ONU estima que m¨¢s de 3.000 personas, entre ellas cientos de militares, han muerto en Siria desde mediados de marzo, cuando comenz¨® la revuelta.
Las coordinadoras locales que impulsan la revuelta contra El Asad convocaron ayer ¡°manifestaciones masivas¡± para, dijeron, poner a prueba los compromisos supuestamente alcanzados por la Liga ?rabe, uno de los cuales consist¨ªa en que el r¨¦gimen tolerar¨ªa en adelante las protestas pac¨ªficas. El resultado de la convocatoria fue desigual, como en anteriores ocasiones: mucha gente sali¨® a la calle en Homs, Daraa, Banias, Deir-el-Zour y en general en los suburbios de la capital, Damasco; en el centro de Damasco y en Alepo, la mayor ciudad del pa¨ªs, no hubo en cambio manifestaciones. La prueba funcion¨®, en cualquier caso: all¨ª donde la gente empez¨® a concentrarse se oyeron de inmediato tiroteos, seg¨²n portavoces de la oposici¨®n.
Los acuerdos entre el Gobierno sirio y la Liga ?rabe, anunciados el mi¨¦rcoles en El Cairo, establec¨ªan que Bachar el Asad deb¨ªa retirar de los centros urbanos los tanques y veh¨ªculos blindados, permitir las manifestaciones pac¨ªficas y liberar a los presos pol¨ªticos. El Asad tambi¨¦n se comprometi¨®, supuestamente, a permitir la entrada de periodistas y monitores de la Liga ?rabe en territorio sirio. De forma significativa, el acuerdo no indicaba cu¨¢ndo deb¨ªa ocurrir todo eso.
Las iniciativas de la Liga ?rabe suelen caracterizarse por la ambig¨¹edad, necesaria para mantener unidos a 22 pa¨ªses muy dispares, y por la escasez de resultados. En el caso de Siria su mediaci¨®n ten¨ªa una dificultad a?adida: Bachar el Asad considera que Arabia Saud¨ª y Egipto, las dos potencias de la organizaci¨®n y las dos grandes referencias del islam sun¨ª, est¨¢n detr¨¢s de las protestas en su pa¨ªs e intentan derribar el r¨¦gimen baasista, apoyado en las minor¨ªas religiosas alau¨ª (una escisi¨®n del chi¨ªsmo) y cristiana. Costaba creer que El Asad fuera a pactar algo con una organizaci¨®n, la Liga ?rabe, que muy mayoritariamente desea su ca¨ªda. A¨²n costaba m¨¢s creer que fuera a retirar sus tanques de las calles, ya que eso habr¨ªa propiciado manifestaciones masivas y habr¨ªa dejado al r¨¦gimen indefenso frente a la presi¨®n popular.
El ba?o de sangre puede durar mucho, porque Bachar el Asad dispone a¨²n de la fidelidad de casi todo el Ej¨¦rcito (los mandos militares son alau¨ªes como ¨¦l) y de un respaldo mayoritario entre las clases empresariales de Damasco y Alepo. Tambi¨¦n cuenta con el miedo de las minor¨ªas religiosas y de sectores moderados a que una ca¨ªda del r¨¦gimen comporte el establecimiento de un Estado isl¨¢mico.
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