Los islamistas se ven vencedores de las elecciones en Marruecos
Si el PJD logra m¨¢s esca?os que sus rivales el rey Mohamed VI elegir¨¢ en sus filas al primer ministro
¡°Estamos dispuestos a asumir las responsabilidades gubernamentales¡±. Abdelil¨¢ Benkirane, de 57 a?os, l¨ªder del islamista Partido Justicia y Desarrollo (PJD), lo ha repetido en muchos de sus m¨ªtines los m¨¢s concurridos de cuantos se desarrollan estos d¨ªas en Marruecos.
Bekiran no tiene la menor duda de que va aganar las elecciones legislativas de ma?ana viernes pese a que la otra gran corriente islamista, la ilegal pero tolerada Justicia y Espiritualidad, preconiza el boicoteo de las urnas en la calle y en las redes sociales. ¡°Si las elecciones son libres y transparentes ganaremos¡±, insiste Mustaf¨¢ Ramid, peso pesado del partido.
?Lo ser¨¢n? ¡°Es poco probable¡±, responde el periodista Ali Amar, autor de un libro sobre elrey Mohamed VI. ¡°El palacio real se esfuerza por preservar el control del proceso pol¨ªtico¡± y para eso, seg¨²n ¨¦l, echa mano del Ministerio del Interior que no es neutral. Jamaa Moatassim, la eminencia gris electoral del PJD, conf¨ªa en que ¡°el viernes se ampliar¨¢ el techo de la democracia en Marruecos¡±. ¡°Si no es as¨ª lo diremos, no daremos nuestro aval a la consulta¡±.
El PJD ya fue, en 2007, el m¨¢s votado en las elecciones, pero el dise?o de las circunscripciones le perjudica porque privilegia a las zonas rurales. Adem¨¢s los islamistas sostienen que con la compra de votos y las manipulaciones les ¡°robaron¡± 15 esca?os. Por eso los ganadores en n¨²mero de diputados fueron los nacionalistas del Istiqlal. S¨ª ahora, por fin, logran m¨¢s esca?os que sus rivales el rey Mohamed VI deber¨¢ acatar la nueva Constituci¨®n y designar en sus filas al primer ministro con m¨¢s poder de la historia de Marruecos.
Sentado en su despacho de director del diario AtTajdid, Mustaf¨¢ el Khalfi, coordinador del programa electoral del PJD, desgrana una a una las razones por las que esta vez s¨ª ser¨¢ el primero. ¡°Primero figura la primavera ¨¢rabe con su sed de cambio que lleg¨® a Marruecos; despu¨¦s est¨¢n las elecciones de T¨²nez que han arrojado una mayor¨ªa islamista sin que nadie se rasgue las vestiduras¡±, comenta.
¡°Hemos hecho una buena campa?a y somos el partido con m¨¢s presencia en las redes sociales¡±, prosigue Khalfi. ¡°Por ¨²ltimo,habr¨¢ ciudadanos que sin compartir nuestras ideas van a querer sancionar a las autoridades y nos secundar¨¢n¡±. Les ser¨¢ tanto m¨¢s f¨¢cil que el PJD ha edulcorado en su programa su ideario islamista. ?No le perjudicar¨¢ la abstenci¨®n? ¡°Los que no quieren votar ya est¨¢n descontados porque ni siquiera se han inscrito en el censo electoral¡±, contesta.
Mohamed Darif, profesor dela Universidad de Mohamedia, no da, sin embargo, por garantizada esa victoriadel PJD. ¡°Esto no es T¨²nez donde los islamistas estaban prohibidos y perseguidos por la dictadura¡±, recuerda. ¡°Aqu¨ª llevan 15 a?os participando en las instituciones¡±, a?ade, aunque con muchas restricciones.
Los islamistas conf¨ªan, no obstante, en conseguir cerca de la cuarta parte de los 395 esca?os del Parlamento, una proporci¨®n elevada porque el sistema favorece la fragmentaci¨®n del electorado. El primer ministro islamista nombrado por el rey deber¨¢ entonces formar una coalici¨®n gubernamental.
¡°Lo intentaremos con la Koutla¡±, explica Khalfi, una alianza compuesta por tres partidos con solera: nacionalistas del Istiqlal, socialistas y ex comunistas. Estas dos ¨²ltimas formaciones son reacias a estrechar lazos con el PJD. Es posible, por tanto, que su victoria no les permita formar gobierno. ¡°En ese caso devolveremos las llaves al rey¡±, afirma Benkirane.
Este ingeniero extrovertido y algo fanfarr¨®n es poco apreciado en palacio. Algunas de sus frases desagradan. ¡°Estamos a favor de la monarqu¨ªa, pero en contra de un Gobierno que trabaje recibiendo instrucciones por tel¨¦fono¡±, clam¨® en un mitin aludiendo a las llamadas de consejeros reales a los ministros.
Si, al final, el PJD se impone en las urnas Benkirane puede ser nombrado. Desde palacio se tratar¨¢ entonces de disuadir a los partidos tradicionales de aliarse con los islamistas por los que el rey tiene aversi¨®n. Al recibir, en 2005, a un senador estadounidense, declar¨®: ¡°No se dejen enga?ar por ellos porque a veces parecen ser razonables y amables¡±. ¡°EE UU no debe hacerse ninguna ilusi¨®n sobre ellos¡±, a?adi¨®, seg¨²n un cable de la Embajada norteamericana en Rabat desvelado por WikiLeaks.
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