Falta un paso importante
Wikileaks recaliente el debate ciudadano sobre las tecnolog¨ªas de husmeo y espionaje masivo
![Tom¨¤s Delcl¨®s](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F8f395f6a-4be7-4dd0-aa83-9d65e8c6b6f3.jpeg?auth=4ab028fe6bc8c86db5082637b562f2d03eea89f8b5b5378fb36e8ea491d68635&width=100&height=100&smart=true)
![El fundador de Wikileaks, Julian Assange, hoy en Londres.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/KTQRSGA7O56BSOGXTK7GBDILZM.jpg?auth=e3d52e9d40d41282109d8d84fe66d0ccb8056f59cba8887ebf9794d24372cc0b&width=414)
Wikileaks afirma lo que medio mundo sospecha. Que la tecnolog¨ªa de doble uso acaba casi siempre teniendo el malo. La dificultad est¨¢ en la fase probatoria. Pero la documentaci¨®n que ha colgado, mayoritariamente, es un recopilatorio de material promocional editado, y no escondido, por los propios agentes de este mercado.
En la lista de Wikileaks aparecen, un caso, casi 50 manuales de Blue Coat Systems. Se trata de una compa?¨ªa investigada por el departamento de Comercio de Estados Unidos porque se ha detectado el empleo de su mercanc¨ªa en Siria, a pesar de las restricciones comerciales existentes. Wikileaks nos explica el cat¨¢logo de soluciones que Blue Coat ofrece en el terreno de la monitorizaci¨®n de conductas digitales, pero falta probar que la empresa haya realizado una venta directa de las mismas a la dictadura criminal de Bachar El Asad. De hecho, en Estados Unidos, Blue Coat se defiende asegurando que el instrumental hallado en Siria lo suministr¨® a Irak y que, en todo caso, ha sido un tercero quien lo ha revendido a Siria. ?Candor o hipocres¨ªa?
En el listado de folletos, presentaciones de powerpoint y manuales que publica aparece, otro ejemplo, una empresa espa?ola dedicada a la biometr¨ªa con varios premios internacionales. La propia compa?¨ªa, en la p¨¢gina p¨²blica que rese?a Wikileaks, propone su herramienta para usos forenses y militares. La documentaci¨®n fundamental que le falta a Wikileaks es saber si ha habido contratos con pa¨ªses dictatoriales o ha tenido un uso malicioso por parte de organizaciones terroristas o criminales. No deber¨ªa aparecer como culpable de un delito del que no hay pruebas que haya cometido. El reconocimiento del iris, por ejemplo, puede emplearse para dar acceso a unas instalaciones industriales. Eso tambi¨¦n es biometr¨ªa.
En todo caso, el despliegue de Wikileaks recalienta el debate ciudadano sobre las tecnolog¨ªas de husmeo y espionaje masivo. Cuando en Libia los sublevados tomaron el control del aparato estatal se encontraron con que estaba equipado con tecnolog¨ªa occidental que se dedicaba a la detecci¨®n y censura del activismo pol¨ªtico. No hay dudas de que esta tecnolog¨ªa llega a manos indeseables ni tampoco de que la vigilancia pol¨ªtica en los pa¨ªses de origen de sus fabricantes es sospechosamente discriminatoria. ?nicamente hay conflicto cuando llega a gobiernos que no son amigos, pero las amistades de las democracias occidentales no excluyen a dictaduras serviles a sus intereses pol¨ªticos o econ¨®micos. Y a ello cabe a?adir el uso dom¨¦stico de la misma, que las propias democracias defienden.
En el cat¨¢logo presentado por Wikileaks no se revela la identidad de los clientes. Lo que hace es recopilar la documentaci¨®n, mucha de ella publicitaria, de una oferta tan monumental como preocupante. Falta dar el paso definitivo.
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