Eli¨¦cer ?vila, de enero a diciembre
En cinco a?os, este estudiante cubano de Inform¨¢tica ha pasado de ciberpolic¨ªa a activista clandestino
Durante un par de a?os, agosto dej¨® de ser el mes m¨¢s dif¨ªcil para el Gobierno cubano, con su can¨ªcula extrema y el malestar que provoca en la gente. Enero, el fr¨ªo enero, tra¨ªa acontecimientos que por su temperatura parec¨ªan propios del verano, de la comez¨®n que ocasionan los m¨¢s de 30 grados sobre cero. Al comienzo de 2007 un furibundo tr¨¢fico de correos electr¨®nicos entre escritores y artistas fue bautizado como ¡°la guerrita de los e-mails¡± y puso en entredicho la pol¨ªtica cultural de la Revoluci¨®n. Quienes hab¨ªan sido v¨ªctimas de la censura y del hostigamiento en el sector art¨ªstico comenzaron a expresarse a trav¨¦s de una osada cadena de mensajes. Un par de semanas despu¨¦s de comenzado el intercambio, el ministro de Cultura trat¨® de ponerle punto final en un encuentro personal con los implicados, a sala llena y puertas cerradas.
Al transcurrir justo 12 meses de aquel suceso, en otro enero inusual, un joven le dirig¨ªa inc¨®modas preguntas a Ricardo Alarc¨®n, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Mientras los intelectuales hab¨ªan canalizado sus cr¨ªticas a trav¨¦s del teclado, Eli¨¦cer ?vila ¡ªque as¨ª se llama el estudiante¡ª lo hac¨ªa ante un nutrido auditorio, micr¨®fono en mano y grabado desde una c¨¢mara que despu¨¦s filtrar¨ªa el v¨ªdeo a miles de ¨¢vidos ojos. El soporte tecnol¨®gico ayudaba en ambos casos a difundir una inconformidad que no encontraba espacio por los estrechos caminos oficiales.
Con una oratoria que mezclaba la sabidur¨ªa popular y la habilidad trib¨²nica, aquel estudiante acorral¨® con sus observaciones al presidente de la Asamblea Nacional
Hasta el d¨ªa en que abri¨® la boca frente a aquel alto funcionario, Eli¨¦cer ?vila era tomado como un verdadero ¡°hombre nuevo¡±. Veintea?ero, mestizo, militante de la Uni¨®n de J¨®venes Comunistas, proveniente de una familia humilde y sin embargo matriculado en la Universidad de Ciencias Inform¨¢ticas (UCI). Activista de la Federaci¨®n de Estudiantes Universitarios, dirig¨ªa adem¨¢s la llamada Operaci¨®n Verdad, dedicada a contrarrestar en la web las opiniones negativas sobre el Gobierno de la Isla. Un ciberpolic¨ªa convertido por obra y gracia de la inconformidad en estandarte de todos aquellos que quer¨ªan cambios pero no se atrev¨ªan a reclamarlos. De censor, a canal de expresi¨®n; de mordaza, a altavoz.
Con una oratoria que mezclaba la sabidur¨ªa popular y la habilidad trib¨²nica, aquel estudiante acorral¨® con sus observaciones a quien una vez tambi¨¦n fuera embajador de Cuba en Naciones Unidas. Daba pena la ausencia de argumentos de este ¨²ltimo; provocaba deseos de poner en pausa el v¨ªdeo y soplarle a Alarc¨®n un par de respuestas al o¨ªdo. En el cl¨ªmax del desacierto y ante la pregunta de ?por qu¨¦ los cubanos no pueden viajar libremente?, el curtido pol¨ªtico solo atin¨® a decir que ¡°si los 6.000 millones de habitantes pudieran viajar adonde quisieran, la trabaz¨®n que habr¨ªa en los aires ser¨ªa enorme¡±. La pelea verbal la gan¨® Eli¨¦cer por knock-out, pero el desagravio institucional no tardar¨ªa en llegar. Lo relegaron, lo marcaron como ¡°no confiable¡±, le permitieron graduarse, pero despu¨¦s lo lanzaron a un insignificante puesto laboral en su natal Las Tunas. Tuvo incluso que vender helados en la v¨ªa p¨²blica, ofertar fresa y chocolate para sobrevivir. Ahora se encuentra desempleado, en el paro, pero sin formar parte de ninguna estad¨ªstica, indignado sin plaza, despedido sin seguro que lo cubra. Las esgrimas verbales con el poder se pagan caro.
Casi cuatro a?os despu¨¦s de aquel intercambio de palabras con Ricardo Alarc¨®n, el joven Eli¨¦cer ?vila ha regresado a la escena p¨²blica nacional. Ya no estudia en la selectiva escuela de inform¨¢tica inaugurada por el propio Fidel Castro, ni monitorea la red de redes a la caza de opiniones ¡°desafectas¡±. Dista mucho de comportarse como aquel polic¨ªa de los kilobytes que un d¨ªa fue.
A Eli¨¦cer lo relegaron, lo marcaron como ¡°no confiable¡±. Ahora est¨¢ en el paro, indignado sin plaza. Las esgrimas verbales con el poder se pagan caro.
Por dos horas ha hablado ahora frente a los micr¨®fonos de un espacio alternativo y cuasi clandestino, no ha interpelado esta vez al presidente del Parlamento sino a nosotros mismos. La grabaci¨®n ¡ªal igual que en aquellos primeros d¨ªas de 2008¡ª ha corrido como p¨®lvora por las redes ilegales de informaci¨®n. En esta se le ve m¨¢s maduro, sin las obligadas reverencias verbales que su anterior condici¨®n le obligaba a hacer. Habla exento de tapujos y tanta franqueza hace que muchos se pregunten si Eli¨¦cer ha retornado a la palestra por espontaneidad o por orientaci¨®n. No faltan quienes opinan que est¨¢ tratando de purgar la culpa anterior, infiltr¨¢ndose en las filas de los pol¨ªticamente incorrectos. Pero es poco probable. Hay una franqueza campechana en sus palabras, algo que tiene el hombre rural y que el cinismo urbano nos ha eliminado, esa manera llana e inequ¨ªvoca de llamar al pan pan y a la dictadura¡ dictadura. Es alguien que ha aprendido una lecci¨®n de vida y que parece muy consciente de la fuerza de su nueva voz.
Eli¨¦cer ?vila tiene solo 26 a?os, habitar¨¢ una Cuba donde cualquier ciudadano podr¨¢ interpelar a un miembro del Parlamento, criticarlo, desmentirlo sin ser castigado por ello. Un pa¨ªs donde todos los eneros ser¨¢n dif¨ªciles de gobernar y los agostos tambi¨¦n y los diciembres ni se diga.
Yoani S¨¢nchez es periodista cubana y autora del blog Generaci¨®n Y.
? Yoani S¨¢nchez / bgagency-Mil¨¢n.
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