La ley de Fern¨¢ndez

Es dif¨ªcil recordar un comienzo de legislatura tan urgente y decisivo como el de la presidenta argentina Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner. Inaugurado su segundo mandato el pasado 10 de diciembre, ha hecho aprobar, a favor de su mayor¨ªa absoluta en ambas C¨¢maras, 11 leyes, acogidas con diversidad de opiniones.

Casi unanimidad favorable de la menguada oposici¨®n para el texto que limita la compra de tierras por parte de extranjeros. La FAO calcula que un 10% del territorio nacional est¨¢ ya en manos de empresas for¨¢neas, que buscan asegurarse, as¨ª, la producci¨®n de alimentos en tierra tan fecunda como la argentina. La nueva ley fija el l¨ªmite en un 15%. Y asimismo virtual unanimidad de la oposici¨®n, pero para denunciar la ley que regula la fabricaci¨®n, distribuci¨®n e importaci¨®n de papel prensa. El Estado posee ya un 27% de la ¨²nica firma local de esa materia prima, y el resto pertenece a los dos principales diarios del pa¨ªs, Clar¨ªn y La Naci¨®n, que califican el nuevo control de arma para amedrentar a los medios. Y una tercera ley, contra el lavado de dinero y financiamiento del terrorismo, que busca perseguir delitos cometidos para "aterrorizar a la poblaci¨®n", preocupa por lo vago y eminentemente aplicable a lo que al poder se le antoje de su enunciado.

Tras su extraordinaria victoria en las elecciones presidenciales y a las C¨¢maras, la presidenta tiene mayor capacidad de acci¨®n que ning¨²n gobernante democr¨¢tico anterior en Argentina, y est¨¢ claro que va a utilizarlo. Toda ley conoce un desarrollo pr¨¢ctico que determina su verdadero alcance, pero a priori cabe decir que una excesiva concentraci¨®n de poder en un mandatario ha sido frecuentemente malo en cualquier pa¨ªs, aunque sea formalmente democr¨¢tico, como es el caso de un gran amigo de la se?ora Fern¨¢ndez, el presidente venezolano Hugo Ch¨¢vez. La minor¨ªa, aunque no tenga los votos, puede en ocasiones tener la raz¨®n.