Tira y afloja en Rabat
La monarqu¨ªa ha cedido algunas de sus prerrogativas, pero reforzado al mismo tiempo su capacidad de acci¨®n ministerial
Una nueva era comienza en Marruecos. Por primera vez en su historia el pa¨ªs tendr¨¢ un Gobierno presidido por un islamista, Abdelil¨¢ Benkiran, jefe del Partido de la Justicia y el Desarrollo, como consecuencia de su victoria en las recientes elecciones. Pero ser¨¢ un Gobierno de coalici¨®n, en el que ocupa el segundo lugar el hist¨®rico Istiqlal, con seis carteras contra 11 del PJD, en un equipo de 30 ministros. La monarqu¨ªa ha cedido algunas de sus prerrogativas, pero reforzado al mismo tiempo su capacidad de acci¨®n ministerial. Lo que va a ser un prolongado tira y afloja entre la mayor¨ªa islamista de la opini¨®n y la monarqu¨ªa ha comenzado. Ante la presi¨®n de la primavera ¨¢rabe, Mohamed VI ha sabido soltar lastre, lo que es positivo para un Marruecos que, con salvedades a¨²n considerables, va hacia la democracia. Pero el rey no tiene demasiada prisa.
?Asuntos Exteriores e Interior, que eran de designaci¨®n directa del monarca, est¨¢n ahora, respectivamente, en manos de un islamista y de un representante del berberista Movimiento Popular, y Justicia le ha tocado a otro islamista, Mustafa Ramid, feroz cr¨ªtico de la instituci¨®n mon¨¢rquica. El rey sigue nombrando a los titulares de la secretar¨ªa general del Gobierno, Defensa y Asuntos Religiosos, ha colocado a hombres de palacio como ministros adjuntos en Exteriores e Interior y, al aumentar los consejeros de circuito cerrado ¡ªpasa de 6 a 11¡ª, nadie puede enga?arse sobre la extensi¨®n de sus poderes de hecho, un equipo de vigilantes por cuenta del rey de todo lo que haga el Gobierno.
El eventual ¨¦xito de la nueva f¨®rmula, con el islamismo homologado a la cabeza, ser¨ªa una garant¨ªa de apaciguamiento de la calle. Y, contrariamente, el fracaso del Gobierno no har¨ªa sino dar alas a la agitaci¨®n popular. El Gabinete de Benkiran, convertido en una permanente mesa de negociaci¨®n pol¨ªtica, juega una partida compleja y arriesgada. Mohamed VI lo sabe, pero cree a¨²n tener las mejores cartas.
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