Relevo generacional en el Transdni¨¦ster
El nuevo presidente Yevgueni Shevchuk releva a la vieja guardia sovi¨¦tica y quiere democratizar la regi¨®n separatista
En el Transdni¨¦ster soplan vientos de cambio. Los habitantes de esta regi¨®n secesionista de Moldavia no acaban de creer lo sucedido en las ¨²ltimas semanas: el septuagenario Igor Smirnov, su autoritario l¨ªder durante m¨¢s de 20 a?os, ha entregado de forma pac¨ªfica la presidencia a Yevgueni Shevchuk, el antiguo jefe del parlamento, convertido en el s¨ªmbolo de la esperanza para los indignados por la degradaci¨®n del r¨¦gimen existente en la orilla izquierda del r¨ªo Dni¨¦ster desde el fin de la URSS.
El 25 de diciembre pasado, en segunda vuelta electoral, Shevchuk consigui¨® un 74% de los votos frente a Anatoli Kaminski (20%), que era el candidato apoyado por el Kremlin. Smirnov, para su propia sorpresa, fue eliminado en primera vuelta. Los poderes f¨¢cticos que hubieran podido apoyarle -y en los que, seg¨²n una buena fuente local, busc¨® ayuda el veterano pol¨ªtico-, hab¨ªan sido desactivados por sus centros de control reales, en Mosc¨² (en el caso del ministerio de Seguridad) y en Sherif, la mayor empresa de la regi¨®n (en el caso del ministerio del Interior).
Shevchuk,de 43 a?os, tiene buenas intenciones, pero no le ser¨¢ f¨¢cil satisfacer las expectativas que ha creado. Menos de medio mill¨®n de habitantes, en su mayor¨ªa eslavos, malviven en esta regi¨®n (algo m¨¢s de 4.000 kil¨®metros cuadrados), que no se someti¨® los exaltados nacionalistas pro rumanos dominantes hace veinte a?os en la otra ribera.
En el verano de 1992, Moldavia intent¨® someter por las armas al Transdni¨¦ster, que repeli¨® el ataque hasta que general ruso Alexandr L¨¦bed separ¨® de forma expeditiva a los combatientes. Desde entonces, en virtud de unos acuerdos firmados por el presidente ruso Bor¨ªs Yeltsin y el moldavo Mircea Snegur, pacificadores de estos dos pa¨ªses montan guardia en la zona de conflicto a lo largo del Dni¨¦ster. Durante a?os -hasta ahora sin resultado- se vienen celebrando negociaciones en el marco?cinco m¨¢s dos (Rusia y Ucrania y la OSCE como garantes; la UE y EE UU como observadores; y Moldavia y Transdni¨¦ster como partes del conflicto). Con Shevchuk aparecen nuevas perspectivas de abordar el problema, pero en el entorno de Smirnov temen que el ¡°relevo generacional¡± suponga el fin de la ¡°vieja guardia que construy¨® su identidad en torno a la resistencia a Moldavia¡±.
¡°La victoria de la oposici¨®n en las elecciones indica que estamos democratizando nuestra vida. Las elecciones han fortalecido al Trasdni¨¦ster como Estado¡±, dice Shevchuk que, en una entrevista con EL PAIS, promete m¨¢s participaci¨®n en la gesti¨®n p¨²blica para sus conciudadanos. El presidente ha jubilado a los dinosaurios del r¨¦gimen, entre ellos el ministro de Seguridad, Vlad¨ªmir Altuf¨¦iev, que intent¨® desacreditar a Shevchuk present¨¢ndolo como un agente dede Moldavia. Shevchuk se ha rodeado tambi¨¦n de un equipo joven y con muchas mujeres, entre ellas la ministra de Exteriores Nina Shtanski.
¡°La situaci¨®n no es sencilla¡±, afirma Shevchuk, ¡°porque somos herederos de todo lo bueno y de todo lo malo y necesitamos tiempo para desarrollar lo primero y localizar y transformar lo segundo¡±. El d¨¦ficit (65% del presupuesto), la emigraci¨®n (200.000 habitantes menos desde 1992) y la pobreza (en aumento), son las principales dificultades econ¨®micas con las que se enfrentan como ¡°resultado de factores internos y externos¡±, se?ala. Entre los internos, Shevchuk cita la burocracia y la excesiva reglamentaci¨®n de la econom¨ªa.
El Kremlin se cans¨® de Smirnov
Los intereses del prosovi¨¦tico y prorruso Igor Smirnov y los del Kremlin diverg¨ªan cada vez m¨¢s desde 2008, cuando Dmitri Medv¨¦dev lleg¨® a la presidencia de Rusia. Aposentado en el poder, Smirnov, un antiguo director de f¨¢brica, toleraba la codicia de sus hijos, Oleg y Vlad¨ªmir, y no aseguraba la buena administraci¨®n del dinero que Mosc¨² le enviaba, para pagar, entre otras cosas, 15 d¨®lares de complemento a las escu¨¢lidas pensiones de jubilaci¨®n de los habitantes del Transdni¨¦ster con pasaporte ruso (m¨¢s de cien mil).
Por si fuera poco, Smirnov se convirti¨® en un estorbo para Medv¨¦dev cuando ¨¦ste, -despu¨¦s de enfrentarse a la comunidad internacional al reconocer a Abjazia y Osetia del Sur como Estados-, quiso resolver despu¨¦s a gusto de todos al menos uno de los cuatro ¡°conflictos congelados¡± que leg¨® la URSS (el cuarto es la regi¨®n del Alto Karabaj). Ya en la primavera de 2008, cuando el Kremlin ya hab¨ªa realizado proyectos para reconocer a Abjazia y Osetia del Sur, los m¨¢ximos representantes de la pol¨ªtica exterior rusa ¡°fueron muy claros y dijeron que no iban a reconocer la independencia del Transdni¨¦ster¡±, cuenta Valeri Litsk¨¢i, que entonces era ministro de Exteriores de los separatistas ¡°Smirnov se negaba a aceptarlo¡±, a?ade.
As¨ª que, cuando llegaron las elecciones presidenciales de diciembre, Mosc¨² apost¨® por el jefe del parlamento Anatoli Kaminski, personaje sin carisma y con mala salud y lanz¨® una campa?a contra Smirnov, aprovechando las veleidades de su hijo Oleg, al que el comit¨¦ de investigaci¨®n de Rusia acus¨® del robo de 160 millones de rublos de ayuda humanitaria al Transdni¨¦ster.
La familia Smirnov, que tiene residencia y recursos en Mosc¨², ha temido y teme por su futuro, aunque, de momento, no parece que Rusia ni Shevchuk les vayan a continuar persiguiendo, si renuncian a la pol¨ªtica. Shevchuk ya ha cesado a Vlad¨ªmir Smirnov como jefe de la Aduana, considerada una de las instituciones m¨¢s corrompidas de la regi¨®n separatista.
¡°No vamos a juzgar a los que estuvieron antes que nosotros. Lo que sucedi¨®, sucedi¨®. Intentaremos mejorar la situaci¨®n paulatinamente¡±, dice Shevchuk, que firm¨® un decreto dando garant¨ªas a su predecesor como ¡°primer presidente¡± del Transdni¨¦ster.
Desde que fue elegido, el presidente evita criticar la corrupci¨®n generada en torno a la familia de su predecesor, Igor Smirnov y tambi¨¦n el papel de la empresa Sherif, la propietaria de los mejores negocios locales, desde las gasolineras a los supermercados pasando por las telecomunicaciones m¨®viles y fijas, la f¨¢brica de co?ac Kvint y la textil Tiratex, panificadoras, emisoras de radio, el equipo de f¨²tbol y el estadio de ¨¦ste.
?¡°Las empresas han actuado tal como las autoridades les han dejado actuar. Ahora ha habido cambios al frente del Transdni¨¦ster y formaremos el gobierno con otros enfoques. Intentaremos corregir la situaci¨®n sin brusquedades, crearemos otras condiciones y facilitaremos la aparici¨®n de nuevos sujetos econ¨®micos. Esperamos que todos entiendan que la competencia es de inter¨¦s com¨²n¡±, dice de forma abstracta Shevchuk.
?¡°Ser¨ªa muy desestabilizador luchar frontalmente con Sherif, que aporta una buena parte del presupuesto y supone muchos puestos de trabajo¡±, afirma un analista que prefiere no ser citado. ¡°Sherif ha fortalecido su monopolio durante dos d¨¦cadas, dicta precios y ahoga a los competidores¡±, dice una funcionaria. El ex ministro de Exteriores, Valeri Litsk¨¢i, opina en cambio que ¡°Sherif tambi¨¦n evoluciona y se ha convertido en un holding industrial con amplios intereses. En el mundo hay muchos ejemplos de c¨®mo regular un monopolio¡±. Los principales pol¨ªticos del Transdni¨¦ster, en la presidencia y en el parlamento, son o han sido ¡°personajes del planeta Sherif¡±, afirma el ex ministro.
Los directivos de Sherif, Victor Gush¨¢n e Ili¨¢ Kazmal¨ª, proceden de los ¨®rganos policiales como el mismo Shevchuk, que fue funcionario del ministerio del Interior de 1992 a 1998 y ocup¨® un cargo de direcci¨®n en Sherif. Gush¨¢n, Kamal¨ªy Shevchuk se conocen bien y ha trabajado juntos. Siendo jefe del parlamento (2005-2009) Shevchuk, Sherif se benefici¨® de las privatizaciones. Ahora, el presidente afirma que no tiene intenci¨®n de ¡°luchar¡± con nadie, sino de colaborar ¡°de forma constructiva con todas las empresas¡±. Quiere Shevchuk impulsar a la peque?a y mediana empresa y ¡°mejorar la situaci¨®n paulatinamente¡±. Para empezar, Shevchuk ha simplificado los tr¨¢mites para que los ciudadanos de a pie puedan viajar y comerciar entre ambas orillas del Dni¨¦ster. Otras medidas anunciadas incluyen responsabilidades por el uso de la tierra agr¨ªcola infrautilizada y la posibilidad de reestatalizar las empresas que no cumplen con las condiciones de su privatizaci¨®n.
?El Transdni¨¦ster sufre la ¡°falta de reconocimiento internacional¡±, la ¡°pol¨ªtica de Moldavia y Ucrania¡± y la crisis financiera internacional que ha afectado la demanda por las mercanc¨ªas locales (productos metal¨²rgicos, cables, textiles, licores, entre otras cosas). Apoyada por Moldavia y Ucrania, la UE mantiene una misi¨®n de vigilancia en la frontera del Transdni¨¦ster con Ucrania, pa¨ªs que desde 2006 exige el sello de aduanas moldavo a las mercanc¨ªas del Transdni¨¦ster.
La geograf¨ªa oblig¨® a las empresas de la regi¨®n separatista a someterse, pero dada la ubicaci¨®n occidental de las aduanas moldavas, las mercanc¨ªas en direcci¨®n a Ucrania y Rusia tiene que recorrer 500 kil¨®metros extra para pasar la inspecci¨®n aduanera, lo que encarece los productos del Transdni¨¦ster y ha obligado a algunas empresas con mercados en el Este a cerrar sus puertas, dice Shevchuk. ¡°La UE podr¨ªa ayudar al Transdni¨¦ster a vivir en este siglo y no en el XVIII. Podr¨ªa, por ejemplo, abrir la frontera con Ucrania para que pudi¨¦ramos exportar nuestras mercanc¨ªas hacia el Este, Rusia y Pa¨ªses de la CEI. Bastar¨ªa una decisi¨®n pol¨ªtica¡±, a?ade.
2012 comenz¨® mal para Shevchuk, porque en la madrugada del a?o nuevo un moldavo de 18 a?os result¨® muerto en un control en la zona de conflicto. El moldavo se salt¨® dos veces los controles en la zona de seguridad que separa las dos comunidades, y arroll¨® unas barreras antes de ser alcanzado por los tiros de un pacificador ruso. Tras el suceso, Moldavia insiste en sustituir la misi¨®n pacificadora rusa en la zona de conflicto por un contingente internacional sometido a la OSCE.
?En 2009, Rusia y Moldavia ya acordaron sustituir la misi¨®n pacificadora rusa por un contingente internacional, pero solo despu¨¦s de que se regule el estatus del Transdni¨¦ster. Lisk¨¢i cree que, con el incidente, Chisinau pone a prueba a lnuevo presidente. Shevchuk acusa a las autoridades moldavas de ¡°utilizar una tragedia humana para destruir las bases del mecanismo que garantiza que no se emprender¨¢n acciones armadas¡±. ¡°Estamos categ¨®ricamente en contra de cambiar el formato de la operaci¨®n pacificadora. No hay fundamento para re examinarlo porque no hay un acuerdo pol¨ªtico que pueda servir de base a una regulaci¨®n final¡±. En febrero, en Dubl¨ªn, seguir¨¢n las negociaciones?cinco m¨¢s dos.
A los problemas de ¨ªndole bilateral (estatus de la lengua rusa, participaci¨®n en los ¨®rganos de representaci¨®n pol¨ªtica, estructuraci¨®n unitaria o federal del Estado) se suman los problemas geoestrat¨¦gicos. Rusia quiere que el Trandsni¨¦ster se solucione como ¡°una autonom¨ªa lo m¨¢s amplia posible¡± dentro de Moldavia, pero pide garant¨ªas de que este Estado seguir¨¢ siendo neutral y no ser¨¢ absorbido por la OTAN; la UE, EE UU y Moldavia quieren que el grupo militar ruso en el Transdni¨¦ster (a cargo de la custodia de polvorines de la URSS) abandone la regi¨®n. Moldavia no est¨¢ en buen momento para negociar, ya que la Alianza por la integraci¨®n europea, dominante en el parlamento, lleva varios a?os sin lograr elegir un presidente para sustituir al comunista Vlad¨ªmir Voronin, que ces¨® en 2009.
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