?Qu¨¦ motivo hay para la esperanza?
El motivo para esperar se encuentra, en gran parte, en la conmoci¨®n que ha causado la propia crisis. En una situaci¨®n as¨ª surgen innovaciones mucho m¨¢s radicales e inmediatas que en ¨¦pocas m¨¢s tranquilas
La crisis en Europa es existencial. Se trata de saber si la UE va a sobrevivir o no como entidad reconocible. Lo escribo como proeuropeo. La historia de la Uni¨®n es accidentada, pero ha logrado grandes triunfos hasta ahora. Ha unido un continente dividido por la Segunda Guerra Mundial y la ca¨ªda del imperio sovi¨¦tico. El mercado ¨²nico ha generado grandes niveles de comercio interno y externo. La UE ha impulsado proyectos humanitarios en todo el mundo. Sus detractores dicen que los Estados miembros han sacrificado partes importantes de su soberan¨ªa. Pero en contra de ese argumento se puede alegar que, en un mundo globalizado, al unir fuerzas en determinados ¨¢mbitos de soberan¨ªa, cada naci¨®n adquiere m¨¢s control de sus propios asuntos que si no lo hiciera.
?Qu¨¦ esperanzas existen, en unos tiempos que parecen verdaderamente oscuros, de que la UE pueda no solo sobrevivir, sino salir adelante? Para empezar, es necesario ser conscientes de que las causas de la crisis son numerosas. Algunas se encuentran m¨¢s all¨¢ de la propia Europa ¡ª-sobre todo, la agitada situaci¨®n de la econom¨ªa mundial¡ª mientras que otras est¨¢n relacionadas con defectos de las instituciones de la Uni¨®n. La UE se mueve despacio y no est¨¢ bien equipada para hacer frente a situaciones que exigen acciones urgentes e inmediatas. La mayor parte del debate se ha centrado en el hecho de que el euro se cre¨® sin un respaldo fiscal y sin un prestamista de ¨²ltimo recurso. Pero la misma importancia tiene el hecho de que la convergencia econ¨®mica que se supon¨ªa que deb¨ªa producirse entre los pa¨ªses m¨¢s ricos y los m¨¢s pobres no se ha hecho realidad. La Agenda de Lisboa, concebida para convertir la econom¨ªa de la UE en ¡°la m¨¢s competitiva del mundo¡±, acab¨® ignorada por los pa¨ªses que m¨¢s la necesitaban, en especial los pa¨ªses del Sur. Por ejemplo, en vez de impulsar reformas en los sistemas de pensiones, la sanidad o el mercado laboral, los Gobiernos se limitaron a cumplir sus compromisos. Se fue abriendo una gran brecha entre el Norte y el Sur, y la econom¨ªa de Alemania se convirti¨® en la m¨¢s pujante.
La lista de problemas que afronta la UE es verdaderamente tremenda. No es extra?o que parezca reinar la confusi¨®n y que muchos ciudadanos est¨¦n dando la espalda a la Uni¨®n. El nacionalismo est¨¢ volviendo a aflorar en toda Europa. ?Qu¨¦ motivo hay para la esperanza? Curiosamente, el motivo se encuentra, en gran parte, en la conmoci¨®n que ha causado la propia crisis. En una situaci¨®n as¨ª surgen innovaciones mucho m¨¢s radicales e inmediatas que en ¨¦pocas m¨¢s tranquilas. Es obligatorio encontrar una soluci¨®n eficaz a corto plazo para las dificultades del euro. Supongamos que ¡ªquiz¨¢ con cierta dosis de ayuda exterior¡ª el euro sobrevive, cosa que todav¨ªa parece lo m¨¢s probable. Al contrario de lo que dicen muchos, el mejor resultado, a estas alturas, ser¨ªa que se conservara la eurozona con todos sus miembros, los 17 pa¨ªses, incluido Grecia. Tal vez esa sea la ¨²nica forma de lograr las reformas necesarias en los pa¨ªses que peor lo est¨¢n pasando. Un reciente estudio detallado de Euro Plus Monitor indica que la convergencia que no se produjo cuando se estableci¨® el euro est¨¢ llev¨¢ndose a cabo ahora a toda velocidad. El trabajo clasifica los pa¨ªses de la eurozona en funci¨®n de su salud econ¨®mica total y la rapidez con la que est¨¢n haciendo los ajustes econ¨®micos. Los pa¨ªses a los que de forma muy grosera se empez¨® hace tiempo a denominar PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y Espa?a) est¨¢n en los seis primeros puestos por lo radical de sus reformas. Est¨¢n abriendo los mercados laborales, elevando la edad de jubilaci¨®n, adelgazando voluminosos organismos oficiales y disminuyendo la evasi¨®n fiscal. Como han probado las experiencias anteriores de otros pa¨ªses m¨¢s pr¨®speros, esos cambios son la condici¨®n indispensable para seguir teniendo un Estado de bienestar eficiente, el ¡°modelo social europeo¡±.
Grecia ocupa el ¨²ltimo lugar de los 17 pa¨ªses por su situaci¨®n econ¨®mica general, pero el n¨²mero dos seg¨²n el criterio de los ajustes que est¨¢ haciendo en su econom¨ªa. Los autores afirman, con raz¨®n, que es necesario que el debate europeo deje urgentemente de prestar atenci¨®n solo a las medidas de austeridad inmediatas para empezar a hablar de reformas a largo plazo con el fin de estimular la creaci¨®n de riqueza. Con Grecia como ejemplo, alegan que tanto la ayuda exterior como la reestructuraci¨®n interior deben centrarse en crear oportunidades de inversi¨®n y abrir nuevos mercados. Y al final observan que, aunque habr¨¢, sin duda, un periodo de penalidades, los pa¨ªses de la eurozona pueden salir de la crisis reforzados, m¨¢s fuertes que Estados Unidos y Jap¨®n, que no est¨¢n llevando a cabo esas reformas.
Varios Estados miembros han declarado su intenci¨®n de unirse al euro si se superan sus problemas actuales. Al quedarse al margen, el Reino Unido formar¨¢ parte de un grupo muy peque?o. Radek Sikorski, ministro de Exteriores de Polonia, ha destacado que el total de la deuda soberana, corporativa y privada de Gran Breta?a sobrepasa el 400% del PIB. ¡°?Est¨¢n seguros¡±, pregunta, ¡°de que los mercados les van a favorecer siempre?¡± Si el euro sobrevive y se ampl¨ªa, esa ser¨¢ una pregunta sobre la que a las autoridades brit¨¢nicas les convendr¨ªa reflexionar.
?Y qu¨¦ suerte va a correr la democracia en todo esto? Quienes han asumido el papel de salvadores de la UE ¡ªla canciller Merkel y el presidente Sarkozy, junto con los ¡°tecn¨®cratas¡± de Grecia e Italia¡ª est¨¢n prescindiendo en gran medida de los ¨®rganos de decisiones de la Uni¨®n. El c¨¦lebre fil¨®sofo J¨¹rgen Habermas se ha quejado amargamente de que se han subvertido los procesos democr¨¢ticos, y es verdad.
Pero la mayor amenaza para la democracia en estos momentos ser¨ªa la ca¨ªda del euro y el caos consiguiente. La estabilizaci¨®n del euro debe ser un puente hacia un cambio a m¨¢s largo plazo y un est¨ªmulo para la imaginaci¨®n. Hay que fomentar en toda Europa un nuevo debate sobre la forma de superar las limitaciones tradicionales de la UE: su falta de un liderazgo din¨¢mico y de legitimidad democr¨¢tica. Hace mucho tiempo que resulta contradictorio que una organizaci¨®n que se dedica a impulsar la democracia en todo el mundo tenga semejante d¨¦ficit democr¨¢tico en su propio seno.
Anthony Giddens es miembro de la C¨¢mara de los Lores
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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