Los cristianos de Oriente y las primaveras ¨¢rabes
No puede haber una aut¨¦ntica revoluci¨®n democr¨¢tica sin la protecci¨®n de las personas que pertenecen a las minor¨ªas
Los cristianos de Oriente est¨¢n preocupados. Preocupados por la continuidad de su presencia en la que es su regi¨®n desde hace 2.000 a?os. Preocupados por el respeto de sus derechos en un contexto de enorme conmoci¨®n. Preocupados frente a la intensificaci¨®n de las tensiones vinculadas a la confesionalidad. Quiero decirles que escucho, que entiendo sus temores.
Desde hace siglos, a Francia se le ha conferido una misi¨®n particular para con los cristianos de Oriente. Y no la eludir¨¢. Por esto mismo, el presidente de la Rep¨²blica fijaba el marco de nuestra pol¨ªtica, ya en enero de 2011, subrayando que el destino de los cristianos de Oriente simboliza "mucho m¨¢s que a Oriente, los retos del mundo globalizado en el que hemos entrado de forma irreversible". Nuestra visi¨®n es clara: no puede haber una aut¨¦ntica revoluci¨®n democr¨¢tica sin la protecci¨®n de las personas que pertenecen a las minor¨ªas. Los cristianos de Oriente est¨¢n destinados a permanecer en su regi¨®n. Est¨¢n destinados a participar en la construcci¨®n de su futuro como lo han hecho siempre en el pasado.
La cuesti¨®n no es nueva. Data de varios siglos. Pero desde hace algunos a?os se plantea con una intensidad creciente.
Francia se ha mostrado alerta, primero, dirigiendo mensajes claros a los Estados implicados, que son los primeros responsables de la seguridad de sus ciudadanos. Francia se moviliz¨® igualmente para que el Consejo de Asuntos Exteriores de la Uni¨®n Europea del pasado 21 de febrero de 2011 condenara las agresiones a los cristianos y para que, tras el atentado de Bagdad, se les dirigiera una declaraci¨®n presidencial del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas el 10 de noviembre de 2010.
De hecho, los cristianos de Irak han pagado un tributo muy alto estos ¨²ltimos a?os. Hemos expresado nuestra solidaridad con la acogida en suelo franc¨¦s de m¨¢s de 1300 de ellos desde 2008 y con la evacuaci¨®n sanitaria de heridos tras el atentado contra la Catedral de Nuestra Se?ora del Perpetuo Socorro el 31 de octubre de 2010, concretamente.
En Egipto, los coptos ocupan un lugar particular. Enraizados en la larga historia del pa¨ªs, estos ¨²ltimos a?os han sufrido agresiones, exacciones, discriminaciones, tal y como lo demostr¨® el siniestro atentado contra la iglesia de Alejandr¨ªa en 2011. Pero, desde la revoluci¨®n, los coptos se han implicado en la vida pol¨ªtica de su pa¨ªs como nunca antes, han participado en las elecciones, quieren ser escuchados y contribuir junto a sus conciudadanos a la transici¨®n democr¨¢tica del pa¨ªs. El Parlamento egipcio recientemente elegido ha comunicado su compromiso de garantizar los derechos de los coptos: contamos con su decisiva actuaci¨®n.
En el L¨ªbano, la coexistencia de varias minor¨ªas es una realidad. Pero este modelo debe preservarse constantemente para responder a distintos intentos de ponerla en tela de juicio. Todos los agentes de la sociedad y de la vida pol¨ªtica libanesa tienen la responsabilidad de velar por ello.
Tal y como le afirm¨® el presidente de la Rep¨²blica a su beatitud Bechara Rai, patriarca maronita, durante su visita oficial a Par¨ªs el pasado mes de septiembre, la mejor protecci¨®n para los cristianos de Oriente y la verdadera garant¨ªa de la continuidad de su presencia residen hoy en la instauraci¨®n de la democracia y del Estado de Derecho en los pa¨ªses ¨¢rabes.
Por ello, recomendamos a los cristianos de Oriente Pr¨®ximo que no se presten a las maniobras de instrumentalizaci¨®n que llevan a cabo reg¨ªmenes autoritarios cortados de su propio pueblo. Sigo muy preocupado por la situaci¨®n dram¨¢tica que reina en Siria, por la represi¨®n feroz que ejerce un r¨¦gimen condenado que emplea la fuerza militar contra su propio pueblo. Deseo con todas mis fuerzas que los cristianos, como todas las dem¨¢s comunidades, participen en la creaci¨®n de una Siria nueva y democr¨¢tica donde todos los ciudadanos tengan los mismos derechos y los mismos deberes.
No somos ingenuos. Sabemos que el camino ser¨¢ largo y ca¨®tico. Pero m¨¢s all¨¢ de los riesgos y los peligros, que no deben negarse, las primaveras ¨¢rabes brindan una oportunidad hist¨®rica a los cristianos de Oriente. ?Qui¨¦n puede creer que los derechos de las minor¨ªas est¨¢n mejor protegidos por dictaduras sanguinarias que por reg¨ªmenes democr¨¢ticos? ?Qui¨¦n puede negar que hay cristianos, kurdos, drusos, alauitas, asirios tambi¨¦n, que son asesinados, torturados, encarcelados, en Siria? Y en esta primavera ¨¢rabe hay se?ales de esperanza: quiero rendir homenaje a la iniciativa del gran im¨¢n de al Azhar Sheikh Al Tayyeb, que elabor¨® y public¨® el pasado mes de enero un documento sobre las libertades p¨²blicas en Egipto. Este escrito hace hincapi¨¦ en la libertad de culto, la libertad de expresi¨®n, la libertad de investigaci¨®n cient¨ªfica y la libertad de creaci¨®n, incluida la creaci¨®n art¨ªstica. Este tipo de iniciativas, que refuerzan el di¨¢logo interreligioso, demuestran que la reuni¨®n de sociedades distintas alrededor de valores universales que permiten a todos coexistir en armon¨ªa es posible.
Aunque siga habiendo inc¨®gnitas sobre el futuro, quiero decirles a los cristianos de Oriente que se encuentran en otros muchos pa¨ªses que no he citado (como en Israel y en los territorios palestinos) que Francia no les abandonar¨¢. Nuestra confianza en las revoluciones de 2011 va acompa?ada de una observaci¨®n absoluta del respeto de los derechos humanos, en particular de los de las minor¨ªas. Yo mismo he insistido mucho en esta cuesti¨®n durante mis contactos con el Consejo Nacional Sirio, que se emplea en agrupar a la oposici¨®n siria y que se ha comprometido a garantizar dichos derechos.
En Siria, como en otros lugares, lo que interesa a los cristianos de Oriente es abrazar estas evoluciones, a la vez ineluctables y positivas. Implic¨¢ndose con decisi¨®n en la construcci¨®n de una regi¨®n nueva proteger¨¢n su futuro; como volvi¨® a afirmar el presidente de la Rep¨²blica ante las autoridades religiosas durante su mensaje de felicitaci¨®n del a?o nuevo el 25 de enero: "Los cristianos forman parte de la Historia de Oriente; no se les puede arrancar de esta tierra. Las primaveras ¨¢rabes cumplir¨¢n sus promesas si las minor¨ªas son respetadas".
El mensaje que deseaba trasladarles es sencillo: Francia ha estado, y seguir¨¢, a su lado.
Alain Jupp¨¦ es ministro de Asuntos Exteriores de Francia.?
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