Las elecciones de la desorientaci¨®n
Sarkozy parece haber interiorizado la hegemon¨ªa alemana en la direcci¨®n de la UE, pero Hollande en el poder tendr¨ªa un problema al decir que no a Merkel
![Una tienda muestra tres m¨¢scaras con los rostros de Marine Le Pen, Nicolas Sarkozy y Fran?ois Hollande.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/MGW3BIA4T7CIITLPGXZYXCTATE.jpg?auth=038a949884ab35dbcb7d1a0f44cdea1e496119ef890aa9a8b65d4cc7329b9cfd&width=414)
?C¨®mo resistir a la tentaci¨®n de comparar la decadencia, o la desorientaci¨®n de Francia, con la personalidad de sus candidatos a la presidencia? Pero el desleimiento de Francia puede verse tambi¨¦n como una forma epigonal del decaimiento de Europa. Si queda un resto de pareja formalmente directora de la UE ¡ªla canciller alemana Angela Merkel y el presidente franc¨¦s Nicolas Sarkozy¡ª es porque Berl¨ªn se siente m¨¢s c¨®modo compartiendo el fardo de la crisis, mientras el pa¨ªs avanza hacia su plena libertad de acci¨®n internacional. Si un d¨ªa se habl¨® de europeizar Alemania, hoy tocar¨ªa hacerlo de la germanizaci¨®n de Europa.
En menos de dos semanas comenzar¨¢ el proceso electoral franc¨¦s, y hay que decir proceso porque en primera vuelta solo se ganar¨¢ a los puntos y hasta la segunda vuelta en mayo no se sabr¨¢ qui¨¦n se enroca en el El¨ªseo. Tan solo el presidente Sarkozy, derecha pos-gaullista, y Fran?ois Hollande, socialista de oficio, pueden revalidar o alcanzar esa dignidad, pero hay tres m¨¢s, el pluscuam-socialista Jean-Luc Melenchon, el centrista al cuadrado Francis Bayrou, y Marine Le Pen, segunda generaci¨®n de xenofobia, que luchan pensando en el d¨ªa de ma?ana, y son los que ¡®elegir¨¢n¡¯ vencedor.
El candidato socialista es serio, decente, trabajador y posee todos los atributos para ser un buen presidente de Francia, excepto parecerlo. Sarkozy es poco serio, vulnera los l¨ªmites de la impropiedad como cuando ataca con electoralismo anti-europeo a Espa?a, y a¨²n m¨¢s que trabajador, hiper-expansivo, ha podido parecer en alg¨²n momento presidencial. En 2007, cuando se sac¨® su primer periodo, vendi¨® un producto diferente, que pod¨ªa llamar la atenci¨®n del ciudadano como la portada a color de una revista. Su mandato ten¨ªa que ser el de la transparencia, el votante sabr¨ªa siempre en qu¨¦ andaba su presidente, pero en cambio ha sido el de la prensa del coraz¨®n, golosa de explotar la imagen de su esposa Carla Bruni, con la aparente complacencia del propio Sarkozy. El l¨ªder conservador desacralizaba peligrosamente con ello la jefatura del Estado hasta convertirse en un presidente coloquial. Y Francia mal puede apreciar esa mudanza. M¨¢s asumible puede haber sido otro gran rasgo de su gobernaci¨®n: el atlantismo, en nombre del cual reintegr¨® Francia al mando militar de la OTAN, enterrando definitivamente el gaullismo. ?Cabe imaginar al general De Gaulle, Mitterrand o incluso Chirac participando con el entusiasmo de Sarkozy en el cerco norteamericano de un Ir¨¢n, del que solo se sabe que enriquece ¨¢tomos?
Hollande, que nunca ha sido ministro ni desempe?ado cargo p¨²blico relevante, es un intelectual laico, que no logra desembarazarse de un cierto aire burocr¨¢tico. Habla bien, sabe lo que dice, es centrista dentro de una izquierda compasiva y moderada, pero se maneja mejor en el cuerpo a cuerpo que en la media o larga distancia de los m¨ªtines. Hace unos d¨ªas comparti¨® atril con su antigua compa?era, Segol¨¨ne Royal ¡ªderrotada como candidata socialista por Sarkozy en 2007¡ª y sus esfuerzos por mostrarse natural eran m¨¢s rictus que actitud.
M¨¢s all¨¢ de la pareja principal, aquella terna de candidatos aspira a obtener resultados cuando menos respetables. Bayrou, que se difumina progresivamente entre Sarkozy y Hollande, ser¨¢ crucial porque quien de ambos muerda m¨¢s en segunda vuelta de su voto centrista, tendr¨ªa mucho ganado; Le Pen, cuyo Frente Nacional, crecientemente inter-clasista y m¨¢s cerca del presidente que del aspirante, conf¨ªa en superar los 12 o 13% de sufragios para hacer algo m¨¢s que salvar los muebles; y Melenchon que, con el 15% que le adjudican las encuestas, ser¨ªa el vencedor moral de esa primera vuelta, se hallar¨ªa en disposici¨®n de refundar un nuevo partido socialista a la izquierda del socialismo. El candidato de esa ret¨®rica veterana suena hoy a un h¨ªbrido entre Robespierre y De Gaulle, aunque para sus detractores recuerde m¨¢s bien a Scaramouche. Pero solo la aportaci¨®n de ese acopio de votos le dar¨ªa la opci¨®n a Hollande de rebasar en segunda vuelta el 50%.
Sarkozy parece haber interiorizado la hegemon¨ªa alemana en la direcci¨®n de la UE. El candidato socialista, diferentemente, ha llegado a decir que hab¨ªa que revisar los recientes pactos europeos, dentro de los cuales casi nadie niega que es muy dif¨ªcil practicar una pol¨ªtica de izquierdas, pero Hollande en el poder tendr¨ªa seguramente un gran problema para decir que no a Merkel. Si Francia solo sirve ya para lugarteniente de ocasi¨®n en una Europa, alemana o no, en delicuescencia, la latinidad y Espa?a, en particular, tendr¨ªan sobrados motivos para lamentarlo.
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