Francia trata de aferrarse a un modelo social defendido por Hollande y Sarkozy
EL PA?S inicia una serie de an¨¢lisis sobre las elecciones francesas. Sarkozy, que prometi¨® una revoluci¨®n liberal en 2007, intenta ahora seguir al mando de un Estado social con una estrategia cercana a Hollande
Nicolas Sarkozy gan¨® las elecciones presidenciales de 2007 prometiendo a los franceses la gran ruptura y una revoluci¨®n liberal. Cinco a?os despu¨¦s, la deuda p¨²blica ha batido todos los r¨¦cords conocidos, el paro ha hecho lo mismo aumentando en un mill¨®n de personas y el d¨¦ficit se sit¨²a en el 5,2% mientras el pa¨ªs crece al 1%. Sin una estrategia industrial, con una competitividad mediocre, y habiendo renunciado a liberalizar y apostar por la innovaci¨®n, el milagro Sarkozy ha quedado limitado a aguantar el tir¨®n y recurrir al mal de ojo para volver a ganar. ¡°Si gana Hollande ser¨¢ una cat¨¢strofe y los mercados especular¨¢n contra Francia¡±.
La crisis de la deuda europea, sumada a la hiperactiva y err¨¢tica gesti¨®n del l¨ªder conservador, que seg¨²n el profesor del Instituto de Estudios Pol¨ªticos de Par¨ªs Henri Sterdyniak ¡°es un d¨ªa liberal y al d¨ªa siguiente un intervencionista coulbertista¡±, han situado a la econom¨ªa francesa, segunda de la zona euro, en tierra de nadie, a medio camino entre sus dos grandes vecinos: la rica, odiada y admirada Alemania, y la hoy pobre, austera y temida Espa?a, cuya crisis actual, seg¨²n anticipa el analista Bruno Jeudy, ¡°va a convertirse en el argumento central de la campa?a presidencial¡±.
Los tres economistas consultados para este reportaje coinciden en que a lo m¨¢ximo que puede aspirar Francia ahora es a preservar su admirado y car¨ªsimo Estado social subiendo la presi¨®n fiscal y recortando (pero muy poco) los gastos. Los dos candidatos favoritos lo saben bien, y la m¨²sica de sus programas econ¨®micos suena casi id¨¦ntica.
Hollande, acusado de manirroto por Sarkozy, ofrece un ajuste de 90.000 millones entre 2012 y 2017, con 50.000 millones de subida de impuestos y 40.000 millones de ahorro, llegando al d¨¦ficit cero al final del mandato. Sarkozy, que presume de rigor y austeridad, ha enviado su Plan de Estabilidad a Bruselas con cifras muy parecidas, pero contando desde 2011 y equilibrando las cuentas en 2016: 115.000 millones de ajuste, repartidos en 75.000 millones de ahorro (milagroso, con una previsi¨®n del 0,4% de aumento del gasto), y 40.000 millones m¨¢s de impuestos.
¡°Estamos en la fase del control presupuestario y obligados a reducir el d¨¦ficit¡±, explica J¨¦rome Sgard, especialista del Centro de Estudios e Investigaciones Internacionales, ¡°y por eso las estrategias de Hollande y Sarkozy son muy parecidas: los dos piensan que el Estado social, la sanidad y el desempleo se pueden costear y preservar subiendo los impuestos y manteniendo el gasto al nivel de la inflaci¨®n: y los dos creen que pueden salir de la crisis fiscal sin hacer reformas estructurales¡±.
S¨ª, a diferencia de Espa?a e Italia, en Francia nadie habla a¨²n de reformar el mercado de trabajo. No hay ni menci¨®n a las medidas que Alemania impone hoy al sur. Medidas que Gerhard Schroeder puso en marcha hace una d¨¦cada y que muchos consideran el secreto del ¨¦xito teut¨®n. Quiz¨¢ porque los franceses conocen bien el poder de bloqueo de los sindicatos, Sarkozy solo plantea flexibilizar el sistema de prestaci¨®n de desempleo (sometiendo la reforma a un refer¨¦ndum para evitar el boicot sindical). Preguntado al respecto el equipo de Hollande, uno de sus asesores econ¨®micos balbucea: ¡°Eh, no; pensamos que hay cosas que mejorar en el mercado de trabajo, pero no tenemos intenci¨®n de reformarlo¡±.
¡°Ser¨ªa una medida muy impopular, y adem¨¢s Bruselas no nos lo exige porque cree que estamos mejor que los pa¨ªses del sur¡±, explica el profesor Sgard. ¡°La ventaja de la econom¨ªa francesa es que fiscalmente es mucho m¨¢s s¨®lida que la italiana, y no tiene el terrible problema espa?ol con los bancos atrapados en el sector inmobiliario¡±, a?ade.
?Y la desventaja? Que la distancia entre Francia y los pa¨ªses ricos ¡ªAlemania, Pa¨ªses Bajos y los n¨®rdicos¡ª, ha ido aumentando sin cesar en los ¨²ltimos a?os. ¡°Crecemos mucho menos que Alemania porque no hemos apostado por los sectores adecuados, la tecnolog¨ªa avanzada, la innovaci¨®n y la investigaci¨®n. Estamos m¨¢s o menos como Reino Unido, a mitad de camino entre el norte y el sur¡±, afirma Sgard.
Su colega Henri Sterdyniak comparte ese an¨¢lisis; lo achaca a ¡°la mediocre competitividad, mejor que la del sur pero mucho peor que la del norte¡±, y considera que refleja ¡°el fracaso del milagro Sarkozy: la crisis le dej¨® sin programa y se limit¨® a sostener la actividad primero con deuda y d¨¦ficit y luego subiendo los impuestos. La confusi¨®n de recetas se ha hecho visible en Europa, donde Francia ha acabado renunciando a tener una pol¨ªtica aut¨®noma¡±.
La grandeur y la influencia son cosas del pasado. El poder¨ªo se mide hoy en solvencia, y Francia paga cuatro veces m¨¢s por su deuda que Alemania. Mientras Berl¨ªn tiene excedentes en exportaci¨®n, la balanza comercial de Par¨ªs, su socio y cliente principal, cerr¨® 2011 con un saldo negativo de 70.000 millones de euros. Al ver el gran ¨¦xito Intocable en los cines espa?oles, italianos o alemanes, cabe preguntarse si no ser¨¢ la excepci¨®n cultural el producto nacional que mejor se vende fuera¡ ¡°No exageremos¡±, bromea Sterdyniak, ¡°todav¨ªa somos fuertes en turismo y agroalimentario, en trenes y aviones, y a¨²n tenemos la qu¨ªmica y la farmacia, aunque la p¨¦rdida de competitividad y la ausencia de una pol¨ªtica coherente han da?ado nuestras industrias¡±.
Si algo caracteriza a la Francia del siglo en el que se cuestiona el Estado de bienestar es su elefanti¨¢sico sector p¨²blico. Mantenerlo cuesta una fortuna, m¨¢s de la mitad de la riqueza nacional: el 55,9% del PIB en 2011 (contra el 43,3% de media en los pa¨ªses de la OCDE). Comparado con el alem¨¢n, quiz¨¢ parezca caro y poco eficiente, pero sigue siendo el orgullo y la joya de la Rep¨²blica. ¡°Est¨¢ bien organizado y es muy generoso, es nuestra gran riqueza nacional¡±, se?ala Sterdyniak. ¡°La paradoja es que hemos querido copiar el modelo liberal, privatizando bancos e industrias, y al final nos hemos dado cuenta de que preferimos el coulbertismo¡±.
La gran duda consiste en saber si es sostenible y por cu¨¢nto tiempo lo ser¨¢ ese mamut estatal que ampara a 65 millones de franceses de las turbulencias del capitalismo salvaje. Los galos tienen claro que el mundo es hoy un lugar inh¨®spito y sin reglas del que solo cabe esperar m¨¢s ruina y m¨¢s desempleo. Una encuesta del diario cat¨®lico La Croix revel¨® ayer que el 82% de la poblaci¨®n considera que la globalizaci¨®n es negativa para el empleo en Francia. Y que el 69% piensa que es nefasta para los d¨¦ficits p¨²blicos nacionales. ?El libre comercio? Malo para el consumo (53%), para los beneficios empresariales (57%) y para los salarios (72%). ?Soluciones? Seg¨²n el 70%, m¨¢s proteccionismo.
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