La denuncia de la limpieza ¨¦tnica marca la apertura del proceso contra Mladic
El exgeneral serbobosnio, acusado tambi¨¦n de cr¨ªmenes de guerra y contra la humanidad, fue detenido en 2011 tras una fuga de 16 a?os Los jueces han criticado a la fiscal¨ªa por enviar tarde documentos importantes al acusado y decidir¨¢n si afecta a su defensa
La limpieza ¨¦tnica como plan maestro para crear un Estado serbio libre de otras comunidades en Bosnia, ya fueran musulmanes o croatas, ha marcado el estreno del proceso contra Ratko Mladic por genocidio ante el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY). De la mano del fiscal del caso, Dermont Groome, la acusaci¨®n no ha perdido el tiempo. ¡°Demostraremos que hab¨ªa un proyecto para expulsar a la poblaci¨®n no serbia del territorio bosnio apoyado por el propio Mladic, su jefe pol¨ªtico, Radovan Karadzic, y el expresidente serbio, [Slobodan] Milosevic¡±, ha dicho. La expresi¨®n extrema del esquema lleg¨® en 1995 con el asesinato de 8.000 varones musulmanes en Srebrenica: el genocidio que la acusaci¨®n atribuye a Mladic, entonces jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito serbobosnio, que tom¨® la ciudad bosnia. Aunque la fiscal¨ªa asegura tenerlo todo bien atado, ha cometido un error. Entreg¨® demasiado tarde un voluminoso paquete de documentos relevantes a la defensa, y el tribunal decidir¨¢ en breve si ello afecta el caso en su conjunto.
El juicio contra Mladic, de 70 a?os, ha tardado 16 a?os en abrirse, pero la jornada no deja de ser hist¨®rica. Vestido de paisano y haciendo gestos al p¨²blico, entr¨® en la sala aplaudiendo, y mientras intercambiaba miradas con la madre de una de las v¨ªctimas se pas¨® la mano por la garganta. El juez le llam¨® la atenci¨®n, y el antiguo militar mantuvo la compostura a partir de entonces mientras le acusaban de genocidio. Es el delito m¨¢s dif¨ªcil de probar, y de ah¨ª que el fiscal haya desgranado los diversos cap¨ªtulos de un proyecto pol¨ªtico basado en la supremac¨ªa ¨¦tnica de los serbios. Y en la necesidad de arrancar la tierra a las otras comunidades para crear el Estado serbio que ocupar¨ªan. En sus primeras comparecencias ante los jueces Mladic hab¨ªa atribuido el horror a sus tropas, "que actuaron por su cuenta¡±.
¡°En 1991, en Bosnia-Herzegovina, una de las Rep¨²blicas de la antigua Federaci¨®n yugoslava, hab¨ªa un 44% de musulmanes, un 31% serbios y un 17% de croatas. Una Bosnia independiente supondr¨ªa un problema para los serbios. Por eso los l¨ªderes movilizaron a la poblaci¨®n (serbia) sembrando el miedo¡±, ha dicho Dermont Groome. ¡°?Sabes lo que har¨¢ nuestro enemigo (musulm¨¢n)? Quiere sacarnos los ojos, violar a nuestras mujeres, circuncidar a los ni?os y destruir nuestra tierra solo porque somos serbios¡±, rezaba una de las soflamas de 1991 presentada en la sala.
Para acercar a los jueces la repercusi¨®n humana del proyecto, la acusaci¨®n ha mostrado tres documentos gr¨¢ficos esenciales. El primero era la foto de un adolescente de Srebrenica asesinado en 1995 por la espalda por las tropas de Mladic. La v¨ªctima fue uno de los 8.000 varones tiroteados ese mes de julio, una vez tomada la ciudad por el Ej¨¦rcito serbobosnio. La instant¨¢nea es semejante a las extra¨ªdas del v¨ªdeo filmado en la localidad bosnia por los Escorpiones, un grupo paramilitar serbio. Descubierta en 2005, la grabaci¨®n dio la vuelta al mundo y demostr¨® que las muertes de Srebrenica fueron reales.
La segunda imagen procede de otro corto, esta vez sacado de un informativo televisivo, que capt¨® Markali, el mercado de Sarajevo tras un bombardeo serbio en agosto de 1995. ¡°Era una hora punta de compra de alimentos y hubo 30 muertos y 70 heridos¡±. Los cad¨¢veres esparcidos entre los precarios puestos de frutas y verduras han reaparecido en el tercer documento. Era un montaje del sitio de Sarajevo (1992-1996) a base de reportajes de la BBC sobre el terreno: los bombardeos diarios de la ciudad, los tiros de los francotiradores serbios y la penuria diaria de los habitantes (500.000 de todas las etnias bosnias antes de la guerra) han apoyado la principal alegaci¨®n de la fiscal¨ªa. ¡°Para crear el Estado serbio que se propon¨ªan, fue preciso cambiar la realidad de una regi¨®n inter¨¦tnica y lanzarse a la limpieza ¨¦tnica¡±, seg¨²n Groome.
Las Madres de Srebrenica, que han acudido al TPIY, se han manifestado en la calle con pancartas tapizadas de fotos de sus hombres muertos. En un cartel m¨¢s peque?o pod¨ªa leerse su consigna desde hace dos d¨¦cadas: ¡°Srebrenica es la conciencia del mundo¡±.
Debido a la dilaci¨®n en la entrega de documentos a la defensa, se desconoce la fecha exacta (estaba previsto el 29 de mayo) a partir de la que ser¨¢n desgranados los 11 cargos concretos contra Mladic. El genocidio, calificado por los manuales jur¨ªdicos de ¡°crimen de los cr¨ªmenes¡±, es el primero. La fiscal¨ªa sostiene que el exgeneral (jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito serbobosnio entre 1992 y 1996) ¡°particip¨® en una asociaci¨®n de malhechores que ide¨® un plan para expulsar a los musulmanes bosnios, y a los croatas, de lo que consideraba territorio serbio en Bosnia¡±. Entre sus c¨®mplices aparece Radovan Karadzic, l¨ªder pol¨ªtico serbobosnio y su jefe pol¨ªtico directo. Por su parte, lo ocurrido en Srebrenica ¡°respond¨ªa al proyecto de eliminar a los musulmanes bosnios de la ciudad, a base de matar a los adolescentes y varones adultos, y de expulsar a las mujeres, ni?os y ancianos¡±.
Para Holanda, cuyos cascos azules estaban estacionados en la localidad, la tragedia de Srebrenica sigue pesando en la memoria colectiva. Sujetos al mandato de Naciones Unidas, que solo autorizaba a disparar si eran amenazados, y a las ¨®rdenes de la OTAN, los soldados holandeses asistieron en la separaci¨®n de hombres y mujeres ordenada por Mladic. En el a?o 2002, el entonces Gobierno de centro-izquierda dimiti¨® al reconocer su responsabilidad moral. Por el contrario, nunca admiti¨® haber sido culpable de lo ocurrido. Los supervivientes, en especial las Madres de Srebrenica, han pedido en repetidas ocasiones una compensaci¨®n a La Haya que todav¨ªa no llega.
El pliego de cargos contra Mladic lo completan cr¨ªmenes de guerra y contra la humanidad. La lista detalla persecuciones, exterminio, asesinato, deportaciones, actos inhumanos, terror, ataques contra la poblaci¨®n civil y captura de rehenes. En este cap¨ªtulo aparece el asedio de Sarajevo, capital de Bosnia-Herzegovina, el m¨¢s largo de la historia de la guerra moderna. Sarajevo fue sitiada entre abril de 1992 y febrero de 1996 y hubo 12.000 muertos, civiles en un 85%.
Durante esa ¨¦poca, se atribuyen a Mladic consignas sumarias para los bombardeos del siguiente tenor: ¡°Quemad sus cerebros¡±; ¡°Machacadles hasta que est¨¦n al borde de la locura¡±. La ciudad, hab¨ªa sido un modelo de convivencia inter¨¦tnica y alberg¨® los Juegos Ol¨ªmpicos de Invierno de 1984. La contienda la parti¨® en dos. Una parte la ocupan hoy vecinos bosnios. La otra est¨¢ reservada a los serbios.
Para la acusaci¨®n, el mayor reto ser¨¢ demostrar el cargo de genocidio. Es preciso despejar cualquier duda sobre el plan de limpieza ¨¦tnica de los musulmanes bosnios refugiados en Srebrenica en 1995. Adem¨¢s de sus investigaciones, el fiscal jefe, Serge Brammertz, cuenta con un documento de excepci¨®n. Se trata de los 18 diarios y 120 grabaciones hechos por el propio Mladic durante el conflicto de los Balcanes. Con ellos espera demostrar la cadena de mando. Es decir, los acuerdos entre el Ej¨¦rcito serbobosnio y Belgrado en la guerra de Bosnia. El fallecido expresidente serbio Slobodan Milosevic, que siempre neg¨® haber dirigido los movimientos de las tropas, aparece en las notas de Mladic.
Acusado tambi¨¦n de genocidio por Srebrenica, Milosevic muri¨® en 2006 sin haber sido sentenciado despu¨¦s de cuatro a?os de juicio. Fue uno de los cap¨ªtulos m¨¢s oscuros de la historia del TPIY. Con Mladic los ritmos son distintos. Arrestado el a?o pasado en Lazarevo, a 100 kil¨®metros de Belgrado, a finales de mayo llegar¨¢n los primeros testigos de la acusaci¨®n. Su entrega al tribunal ha allanado adem¨¢s el camino de Serbia hacia la Uni¨®n Europea, que exig¨ªa el procesamiento de los imputados de los Balcanes. Pero una inc¨®gnita sigue, de todos modos, sin resolverse: ¡°?C¨®mo es posible que Mladic pudiera esconderse durante 16 a?os y qui¨¦n le ayud¨®?¡±, pregunt¨® en voz alta el fiscal Brammertz, d¨ªas antes de la apertura del proceso.
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