El desahucio de una casa acaba en una matanza a tiros en Alemania
La polic¨ªa halla cinco cad¨¢veres, incluido posiblemente el del pistolero, en un piso de Karlsruhe
El asesino de Karlsruhe ¡°ejecut¨® a sus cuatro v¨ªctimas¡± sin miramientos, tras obligar a una de ellas a que atara al resto. Despu¨¦s, seg¨²n explic¨® en rueda de prensa el fiscal jefe de la regi¨®n Gunter Spitz, se suicid¨®. Cree Spitz que el asesino plane¨® ¡°cuidadosamente no solo el secuestro¡±, sino tambi¨¦n el crimen posterior. Adem¨¢s del suicida, murieron su compa?era, el agente judicial que trataba de echarlos de la vivienda, un cerrajero que lo acompa?aba y el nuevo propietario del piso. Hab¨ªan llegado pasadas las ocho de la ma?ana para ejecutar la orden de desahucio. El ¨¢tico hab¨ªa cambiado de manos en una subasta p¨²blica celebrada el pasado mes de abril porque la mujer no pagaba sus facturas. Un cuarto rehen, asistente social, sali¨® ileso de la matanza. El asesino ten¨ªa 53 a?os, estaba en paro y viv¨ªa entre la casa de su pareja en Karlsruhe y su propia vivienda en Alsacia (Francia). En aquella regi¨®n sure?a, la frontera entre Alemania y el pa¨ªs vecino discurre con el Rin, escasos kil¨®metros al oeste de Karlsruhe.
El hombre no se opuso a que los cuatro hombres entraran en el ¨¢tico de tres habitaciones que hab¨ªa pertenecido a su pareja. Los invit¨® a la sala de estar. Acto seguido abri¨® fuego contra el agente judicial de 47 a?os, al que alcanz¨® con dos disparos en el muslo. El cerrajero de 33 a?os tuvo que atar con bridas para cables al nuevo propietario del piso, de 49 a?os, as¨ª como al malherido agente encargado del desahucio. El m¨¢s joven de los rehenes, que era un empleado de origen turco en una cerrajer¨ªa local, trat¨® acto seguido de arrebatarle el arma al asesino. No pudo. Su cad¨¢ver aparecer¨ªa horas despu¨¦s acribillado junto al sof¨¢ en el que hab¨ªa tenido que inmovilizar a las otras dos v¨ªctimas. El cerrajero deja una viuda embarazada y dos ni?os hu¨¦rfanos. Tras matarlo, el asesino pas¨® tres cuartos de hora yendo y viniendo entre el cuarto de estar y la cocina, de donde tra¨ªa cerveza y cigarrillos. Finalmente permiti¨® que el asistente social abandonara el piso. ?ste oy¨® varios disparos al alejarse del inmueble. Inform¨® inmediatamente a la polic¨ªa. No se sabe exactamente que suced¨ªa mientras tanto.
La certeza es que las cuatro personas que quedaron en el piso est¨¢n muertas desde mediod¨ªa. Los dos rehenes, por sendos disparos en la cabeza. La pareja del asesino presentaba una gran herida de arma larga en el pecho. Fue un disparo a quemarropa y mortal de necesidad. El hombre utiliz¨® la escopeta de postas para volarse los sesos en el dormitorio.
As¨ª los encontraron, envueltos en humo denso, las fuerzas especiales de la polic¨ªa al asaltar la vivienda minutos antes de mediod¨ªa. El asistente social les hab¨ªa advertido de que se trataba de un hombre muy violento y de que ten¨ªa una granada. Iniciaron el asalto cuando percibieron un fuerte olor a quemado en el inmueble: antes de dispararse en la cabeza, el secuestrador hab¨ªa pegado fuego a una alfombra. Los agentes encontraron la escopeta de postas, dos pistolas, un segundo rifle semiautom¨¢tico y abundante munici¨®n para las cuatro armas. La granada de mano es solamente una imitaci¨®n de las que se usan en las maniobras militares, pero los portavoces de la polic¨ªa local reconocen que, con semejante arsenal, el asesino podr¨ªa haberlos mantenido en jaque durante un buen rato. No intercambiaron disparos. Los agentes intentaron en vano dialogar con el secuestrador en persona o por tel¨¦fono.
El asistente social que alarm¨® a la polic¨ªa habl¨® ya por la ma?ana de un asesinato, pero se desdijo m¨¢s tarde. Explic¨® que, pese a los disparos, no pod¨ªa asegurar que el cerrajero hubiera muerto. Confirm¨® a la polic¨ªa que el secuestrador era un hombre todas luces violento. Las autoridades dispusieron un cord¨®n de seguridad de 200 metros alrededor del edificio.
Karlsruhe, la en general apacible sede del Tribunal Constitucional alem¨¢n, es una ciudad de 300.000 habitantes en el pr¨®spero land de Baden-W¨¹rttemberg, al suroeste de Alemania. El barrio donde est¨¢ la vivienda, llamado Nordstadt, es una zona de clase media sin mayores problemas de exclusi¨®n social. El distrito qued¨® paralizado por la presencia de m¨¢s de 200 polic¨ªas, adem¨¢s de bomberos, ambulancias y periodistas.
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