Siria se desangra a fuego lento
El Ej¨¦rcito sirio bombardea incesantemente a la poblaci¨®n civil de Al Qusayr
Un todoterreno con unos seis combatientes, Kal¨¢shnikov en alto, recorre una calle desierta de Al Qusayr, entre los edificios destruidos. "?Viva el Geish al Hor!", (Ej¨¦rcito Sirio Libre, ELS) grita una abuela desde un balc¨®n, haciendo el signo de la victoria. Suena un estruendo y la mujer regresa corriendo al interior, al vulnerable abrigo de las bombas que desde hace tres meses castigan esta ciudad de la provincia de Homs, un limbo entre el cielo y la tierra donde sobrevivir es solo cuesti¨®n de suerte. El ej¨¦rcito de El Asad bombardea a la poblaci¨®n civil desde el exterior, con ataques aleatorios, indiscriminados e imprevisibles. De d¨ªa y de noche, a cualquiera le puede alcanzar un mortero paseando por la calle, en el sal¨®n de su casa, en el campo o en la ciudad.
Aqu¨ª, como en muchas zonas de Siria, la poblaci¨®n se desangra a fuego lento. En Al Qusayr y alrededores hay una media de dos o tres muertos por d¨ªa, en total 400 desde que comenz¨® la revuelta, seg¨²n activistas locales. El 70% de los edificios han sido destruidos o da?ados y tres cuartas partes de la poblaci¨®n han huido a Damasco o al vecino L¨ªbano.
Solo algunas familias han decidido quedarse, como la de Mariam, madre de tres hijos y viuda de un shahed (m¨¢rtir) muerto a tiros en la puerta de su casa hace un mes. "Mi marido ha muerto aqu¨ª, yo me quedo aqu¨ª hasta que se vaya Bashar Al Asad", exclama temblando de furia, de pie en el pasillo de su casa e iluminada por un rayo de luz que entra por el agujero causado por una explosi¨®n. Mariam sol¨ªa ir a las manifestaciones pac¨ªficas que arrancaron al principio de la revuelta, hace ya a?o y tres meses, y que han dejado de celebrarse por seguridad. "Solos, as¨ª estamos. ?D¨®nde est¨¢ Francia, Gran Breta?a? Nadie nos ayuda. Aqu¨ª seguimos muriendo". La poblaci¨®n se refugia en las plantas bajas de los edificios o en los s¨®tanos de las escuelas de la ciudad.
Huir tampoco es una opci¨®n segura. Las famosas plantaciones de manzanos de esta regi¨®n se han convertido ahora un enorme campo de batalla donde las tropas de Geish al Hor y el Ej¨¦rcito gubernamental tratan de ganar posiciones y se disputan el control de las carreteras.
Grupos de shabiha (criminales del r¨¦gimen) atacan las casas de aterrorizados campesinos a los que acusan de colaborar con la revoluci¨®n y los estruendos y los combates son constantes en los alrededores de Al Qusayr y las zonas colindantes de la frontera con L¨ªbano, donde el ELS realiza operaciones de limpieza, acabando los controles del r¨¦gimen. "En un mes hemos eliminado cinco y ahora tenemos tres tanques de los suyos", asegura Abu Arab, comandante de la brigada Al Farouq, una de las tres presentes en esta zona, donde el ELS se ha hecho fuerte y tiene ahora unos 3.000 combatientes.
La entrada de suministros por esa frontera, como comida o medicinas, es cada vez m¨¢s dif¨ªcil, mientras la guerra civil se recrudece y las deserciones se siguen contando con cuenta gotas. El hospital de al Qusayr est¨¢ tomado por las tropas del r¨¦gimen y los heridos se trasladan a un hospital clandestino donde hoy ingres¨® un beb¨¦ que tuvo que ser trasladado a Damasco y un joven que caminaba por la calle y le alcanz¨® un mortero. Hace dos semanas el ELS destruy¨® el Ayuntamiento y logr¨® acabar con decenas de francotiradores que, apostados en la azotea, llegaron a matar a unos 70 civiles, aunque todav¨ªa quedan algunos francotiradores en el edificio del hospital central, a¨²n tomado por las tropas del Asad y donde se atrincheran unos 80 soldados, de modo que el centro sigue siendo una zona intransitable donde hay que cruzar calles a toda velocidad.
"Llevamos as¨ª demasiado tiempo. Estamos cansados y abatidos. Pero tenemos que seguir, no hay vuelta atr¨¢s", dice Hussein, uno de los valientes reporteros locales que ha decidido quedarse para seguir grabando la represi¨®n. "Las grandes potencias hablan y hablan, pero aqu¨ª no cambia nada", a?ade en relaci¨®n con los recientes esfuerzos diplom¨¢ticos que hasta ahora han tenido vanos resultados sobre el terreno. 16.507 personas han muerto en Siria desde que estall¨® la m¨¢s larga de las revoluciones ¨¢rabes, seg¨²n el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, y los combates contin¨²an en otras localidades adem¨¢s de Al Qusayr, como Daraa, Idlib, Aleppo, los suburbios de Damasco, Deir Ezzor y la ciudad de Homs.
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