M¨¦todo de desuni¨®n
Las cumbres europeas no son campeonatos de f¨²tbol, por m¨¢s que se empe?en algunos. Desde hace dos a?os, cuando empez¨® la crisis de la deuda griega, todas han terminado con el mismo resultado, como si fueran puro f¨²tbol en definici¨®n de Gary Lineker: "Un deporte que inventaron los ingleses, juegan once contra once, y siempre gana Alemania". El signo cambi¨® la pasada semana, en una cumbre distinta, de la que el primer ministro italiano Mario Monti sali¨® vencedor futbol¨ªstico despu¨¦s de una noche de negociaci¨®n tormentosa.
La novedad de la madrugada del 29 de junio es que el Consejo Europeo regres¨® a sus viejos m¨¦todos, de eficacia probada, en los que se combinan la bronca y la amenaza con el consenso y la solidaridad. Es lo que Jacques Delors, el mejor presidente que ha tenido la Comisi¨®n Europea, llamaba con no poca iron¨ªa "el esp¨ªritu de familia", una actitud que conduce a concluir las peleas descomunales entre hermanos con la inteligencia de unos resultados que dan satisfacci¨®n a todos.
Muchos factores han contribuido a la recuperaci¨®n de este viejo esp¨ªritu familiar. La desaparici¨®n de Sarkozy de la escena es uno de ellos, aunque quiz¨¢s no el decisivo. El agitado presidente franc¨¦s fue la coartada para estos dos a?os de resultado fijo alem¨¢n en la quiniela. Su pavor a la p¨¦rdida de peso de Francia le condujo a conformarse con el protagonismo, aunque el contenido de las decisiones fuera obra entera de Merkel. Los resultados de las cumbres llegaban precocinados y servidos como ¨®rdenes por la displicencia de Merkozy con los peque?os y los malgastadores. La pasada semana los jefes de Gobierno, en cambio, recuperaron la voz y pudieron participar en la cocci¨®n del plato europeo que debe sacarnos de la crisis de deuda.
Pero lo decisivo ha sido la expulsi¨®n del electo Berlusconi y su sustituci¨®n por el tecn¨®crata Monti. Como buen pol¨ªtico, Monti ha sabido jugar a la disuasoria amenaza de dimisi¨®n en dos direcciones. Hacia adentro, para imponer sus dolorosas reformas. Hacia afuera, para conseguir un paquete convincente del Consejo Europeo. La falta de mayor¨ªa puede dar m¨¢s fuerza que una mayor¨ªa absoluta: ah¨ª est¨¢n Monti y Rajoy para demostrarlo. El italiano extrae fuerza de su debilidad y el espa?ol debilidad de su fuerza. El primero puede contarlo todo y lanzar ¨®rdagos, mientras que el segundo se limita a aceptar y callar.
Por eso Monti fue el protagonista de la cumbre, cuando recuper¨® la vieja y cl¨¢sica idea del paquete de conclusiones: si no hay acuerdo en todo no hay acuerdo en nada. ?Se le puede llamar chantaje? Se puede, pero es lo que se ha hecho siempre. As¨ª se consiguen conjuntos compensados de medidas con las que todos regresan a casa salvando la cara, adem¨¢s de fabricar un efecto p¨²blico de voluntad europea com¨²n, que es lo que ha faltado en los ¨²ltimos a?os.
Merkel no ha fracasado, pero s¨ª ha fracasado su m¨¦todo. Ahora es el turno del m¨¦todo Monti, que es el de siempre. En Brujas, en el Colegio de Europa, lugar de declaraciones c¨¦lebres, como la de la se?ora Thatcher de 1988 cuando lanz¨® su contraofensiva euroesc¨¦ptica contra la Europa pol¨ªtica, Merkel present¨® en noviembre de 2010 lo que llam¨® el m¨¦todo de la uni¨®n como sustituto del m¨¦todo comunitario. Charles Grant, excelente observador de la escena bruselense, lo describi¨® como la derrota de la Europa de las instituciones comunitarias de Jean Monet y la victoria de la Europa de las naciones de De Gaulle. Este es el m¨¦todo que le ha servido a Alemania para gestionar la crisis a su manera, imponiendo su ritmo y estilo gracias a la disimetr¨ªa que se desprende de su peso demogr¨¢fico, econ¨®mico y finalmente pol¨ªtico, recuperados despu¨¦s de la unificaci¨®n.
Todos han salido ganando del Consejo Europeo menos los que prefieren la derrota. Es el caso de Reino Unido, que ya no puede agarrase a su vocaci¨®n de centralidad en el mercado ¨²nico si el euro conduce a la uni¨®n pol¨ªtica, al superestado europeo y al federalismo que Thatcher denunciaba en Brujas. Cameron ya se descolg¨® en diciembre, cuando se fragu¨® el Pacto Fiscal, gracias al m¨¦todo de la uni¨®n de Merkel, que sirvi¨® para lo contrario que predica. Fue el ¨²ltimo servicio de Merkozy, que consagr¨® la divisi¨®n de Europa y las dos velocidades monetarias. La desuni¨®n europea es siempre un paso atr¨¢s. Lo fue la escisi¨®n brit¨¢nica de diciembre, pero se convertir¨¢ en un paso adelante formidable si se salva el euro aunque Londres quede fuera.
Comentarios
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.