Objetivo: Derribar a Bachar
Decenas de grupos dispares combaten al r¨¦gimen sirio sin m¨¢s ideolog¨ªa com¨²n que acabar con cuatro d¨¦cadas de dictadura
Un hombre iza la bandera rebelde sobre una casamata en medio del desierto que el v¨ªdeo identifica como el puesto de Abu Kamal en la frontera de Siria con Irak. Otro desfigura un enorme retrato de Bachar el Asad en un cruce con Turqu¨ªa. Aunque no hay explosiones ni disparos, los gestos que capturan esas im¨¢genes transmiten un mensaje muy poderoso: los insurrectos se est¨¢n haciendo con el control. Pero ?qui¨¦nes son esos rebeldes capaces de poner en jaque al mayor Ej¨¦rcito del mundo ¨¢rabe y que est¨¢n a punto de acabar con cuatro d¨¦cadas de poder de la familia El Asad sobre Siria?
Ghazi Balkiz, el productor de un equipo de la NBC que recientemente estuvo empotrado con algunas de esas milicias, los describe como ¡°agricultores, barberos, panaderos, polic¨ªas¡±, gente normal que ha dejado sus trabajos para unirse a la lucha contra el r¨¦gimen de El Asad bajo la denominaci¨®n de ¡°Ej¨¦rcito Libre de Siria¡±. En su blog recoge los retratos de Esa, un agricultor de 29 a?os; Zyad Shaban, un conductor de 56; Raed, un soldado desertor de 23; Abu Abdo, un gu¨ªa tur¨ªstico de 35; Ali, un estudiante de 19 y as¨ª hasta una veintena de rostros que podr¨ªan ser el del vecino de al lado en cualquier localidad siria.
Esa imagen coincide tambi¨¦n con la de los opositores en Damasco. J¨®venes profesionales como Marwan, Nada, Hani, o Neha que compart¨ªan las aspiraciones de libertad y democracia de egipcios y tunecinos, y que en su estela se echaron a la calle para reclamarlas. S¨®lo que para ellos la violencia era tab¨². ?C¨®mo se pas¨® de esas manifestaciones pac¨ªficas a una lucha armada que el Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja considera ya una guerra civil? ?Qui¨¦n ha facilitado las armas y el entrenamiento que ha permitido audaces ataques contra el r¨¦gimen como el que el pasado mi¨¦rcoles acab¨® con la vida de algunos de los m¨¢s pr¨®ximos colaboradores del presidente Bachar?
¡°Nadie en Siria quiere matar a otros, pero el r¨¦gimen est¨¢ presionando para ello, para asustar a la gente. Es su salida¡±, predec¨ªa ya entonces Anuar el Bouni, abogado y defensor de los derechos humanos. Para El Bouni, la represi¨®n hab¨ªa cambiado las reglas del juego y justificaba la resistencia armada. Sin embargo, Jeremy Salt, de la Universidad de Bilkent, en Ankara, defiende que ¡°las matanzas de soldados, polic¨ªas y civiles¡ empezaron desde el principio [de las protestas]¡±, dando a entender que no fueron s¨®lo una reacci¨®n a la brutalidad del r¨¦gimen. Quiz¨¢ nunca sepamos realmente en qu¨¦ momento y por qu¨¦ motivo se dio el salto a la toma de las armas.
La Brigada de los M¨¢rtires de Idlib, la 77, la Al Faruq, los Halcones de Sham, el Frente de los Rebeldes Sirios¡ Cada localidad y cada comarca tienen su grupo rebelde. En algunos casos, varios. Al menos 80 diferentes combaten s¨®lo en la provincia de Idlib. De los relatos sobre el terreno se deduce que la mayor¨ªa de ellos empezaron como peque?as redes familiares, locales o de desertores, sin uniforme ni bandera y con escasas armas. Sin embargo, poco a poco han ido creciendo y mejorando su capacidad de ataque. Aunque el Ej¨¦rcito Libre de Siria (ELS) se presenta como un paraguas, no est¨¢ claro que todos sus asociados compartan objetivos m¨¢s all¨¢ de derribar al r¨¦gimen.
¡°El ELS est¨¢ formado casi enteramente de ¨¢rabes sun¨ªes, pero carece de una ideolog¨ªa propia¡±, afirma Aron Lund, en un art¨ªculo de la Jamestown Foundation. Su alianza con el Consejo Nacional Sirio (CNS), que intenta agrupar a la variopinta oposici¨®n pol¨ªtica y est¨¢ financiado por varios pa¨ªses occidentales y algunas petromonarqu¨ªas ¨¢rabes, es como m¨ªnimo fr¨¢gil.
El peso de los ¨¢rabes sun¨ªes entre los rebeldes, sean civiles o desertores, es fruto de la demograf¨ªa de Siria, ya que suman el 70% de sus 22,5 millones de habitantes frente a un 12% de la minor¨ªa dirigente alau¨ª (el resto son cristianos, drusos, kurdos, etc). Ese factor ha hecho que algunos vean la revuelta como una oportunidad de vengar las matanzas de Hama (1980-1982) cuando el padre del actual presidente acab¨® sin contemplaciones con la contestaci¨®n de los tambi¨¦n sun¨ªes Hermanos Musulmanes. Desde entonces, esa organizaci¨®n hab¨ªa desaparecido como tal en el pa¨ªs, aunque su ideolog¨ªa ha pervivido.
No est¨¢ claro qu¨¦ influencia tienen los Hermanos Musulmanes en la revuelta m¨¢s all¨¢ de la ayuda financiera a grupos afines, pero algunas informaciones se hacen eco de cierto malestar por su selectividad en la ayuda y su af¨¢n de control. Lo que parece evidente es que el peso del islam ha ido aumentado a la vez que se enquista el conflicto. Desde la inicial utilizaci¨®n de las mezquitas como punto de partida de las manifestaciones, hasta el culto a los m¨¢rtires pasando por el empleo de ret¨®rica islamista o de los nombres de las brigadas rebeldes, todo apunta hacia una creciente islamizaci¨®n, cuando no radicalizaci¨®n. En algunos v¨ªdeos se oyen gritos de ¡°el pueblo quiere una declaraci¨®n de yihad¡±, parafraseando el inicial ¡°el pueblo quiere la ca¨ªda del r¨¦gimen¡± que se populariz¨® en las primeras primaveras ¨¢rabes.
¡°El levantamiento de Siria no es laico. La mayor¨ªa de quienes participan en ¨¦l son musulmanes devotos inspirados por el islam¡±, defiende en Foreign Policy Nir Rosen, que ha pasado cuatro meses en Siria informando para Al Yazira.
El propio Bachar ha utilizado el argumento sectario para presentar la lucha por la supervivencia de su r¨¦gimen como una amenaza existencial ante el avance de islamistas sun¨ªes radicales apoyados por pa¨ªses extranjeros. Los portavoces del ELS aseguran que sus integrantes son nacionalistas sirios que desaprueban la visi¨®n del mundo de los yihadistas. Tambi¨¦n las unidades que acogen a periodistas para mostrarles su lucha transmiten esa imagen. Sin embargo, en los ¨²ltimos meses han tenido que reconocer que algunos ¡°combatientes ¨¢rabes¡± han viajado a Siria para unirse a la lucha, en especial en Homs y Duma, aunque insisten en que su influencia no es significativa.
Lund, Rosen y otros analistas coinciden en que Al Qaeda est¨¢ sacando partido del conflicto en Siria, que se ha convertido en un destino muy atractivo para los grupos yihadistas. Al menos dos de los grupos rebeldes que se atribuyen importantes acciones contra el r¨¦gimen, Ahrar al Sham y el Frente al Nusra, comparten la ideolog¨ªa nihilista y antioccidental de aquella. Este peri¨®dico inform¨® recientemente de la presencia all¨ª de varios espa?oles de Ceuta, dos de los cuales habr¨ªan muerto combatiendo. A medida que el conflicto de prolonga, crece el riesgo de que aumente su influencia.
Las deserciones alimentan la imagen de un conflicto sectario
La sublevaci¨®n contra la dictadura requiere algo m¨¢s que voluntad popular, tal como se vio en Ir¨¢n durante el verano de 2009. Dos factores clave determinan el devenir de las protestas pac¨ªficas: la reacci¨®n de quienes tienen las armas (Ej¨¦rcito, polic¨ªa y servicios de seguridad) y la ayuda exterior. Los iran¨ªes chocaron contra un aparato de seguridad sin fisuras y carecieron de asistencia externa. Los libios, por el contrario, hicieron frente a mercenarios y contaron con apoyo internacional. Los sirios est¨¢n entre dos aguas en ambos terrenos.
Por un lado, la ¨¦lite en el poder ha mantenido hasta ahora un elevado grado de cohesi¨®n. Desde que el viceministro de Petr¨®leo Abdo Husameddin cruz¨® la frontera con Turqu¨ªa en marzo del 2011, transcurri¨® casi un a?o sin que se produjeran deserciones significativas. El goteo de soldados que se pasaban a la insurgencia no adquiri¨® relevancia hasta que el pasado marzo siete generales de brigada decidieron ponerse del lado rebelde. A partir de entonces, parece haber aumentado el peso de los que abandonan el barco.
Solo el 24 junio, llegaron a Turqu¨ªa un general, dos coroneles, un comandante, un teniente y 33 soldados. El jueves anterior dos generales de brigada y dos coroneles de Alepo anunciaron que se pasaban a la oposici¨®n. Ese mismo d¨ªa un piloto de la Fuerza A¨¦rea aterrizaba con su MIG 21 en Jordania (no se ha verificado que otros ocho hayan seguido sus pasos como anunci¨® con excesiva ligereza la oposici¨®n). Funcionarios turcos han asegurado que reciben entre 20 y 30 desertores cada d¨ªa.
No hay cifras precisas (ni fiables) sobre el alcance de esas deserciones, pero el Ej¨¦rcito sirio, el mayor del mundo ¨¢rabe, contaba antes de empezar el conflicto con 220.000 regulares y 280.000 reservistas, entre ellos cientos de generales. Tanto o m¨¢s importante que el n¨²mero de quienes rinden las armas es su proximidad al c¨ªrculo de poder. De ah¨ª que ninguno ha tenido tanto impacto como el general Malaf Tlass, el pasado d¨ªa 5.
Aunque no est¨¢ claro que se haya alineado con la oposici¨®n y al parecer hac¨ªa ya algunos meses que estaba apartado de su responsabilidad en la Guardia Republicana, Tlass es la persona m¨¢s pr¨®xima al presidente Bachar que le da la espalda. Hijo de un compa?ero de armas de su padre, el fallecido Hafez el Asad, hab¨ªa sido amigo del joven El Asad desde la infancia. Sin embargo, el origen sun¨ª de la familia Tlass, refuerza la imagen de un conflicto sectario.
Tambi¨¦n alienta esa idea el hecho de que la ayuda a los rebeldes provenga sobre todo de Arabia Saud¨ª, Qatar y Turqu¨ªa, erigidos en l¨ªderes de un frente sun¨ª que intenta poner coto a la creciente influencia iran¨ª en la regi¨®n. El veto de Rusia y China ha frenado cualquier intervenci¨®n internacional ¡°a la libia¡±. Resulta innegable que en Siria se libran varias batallas superpuestas.
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