Melancol¨ªa y arrogancia
He le¨ªdo muchas informaciones sobre el juicio p¨²blico por asesinato celebrado este pasado jueves contra Gu Kailai, la esposa de Bo Xilai, el dirigente chino ahora ca¨ªdo en desgracias. Pero ninguna me ha proporcionado tanta informaci¨®n como las im¨¢genes videogr¨¢ficas y las fotos de la acusada, sobre todo si se comparan con las fotos anteriores a su detenci¨®n, hace seis meses.
Solo dos observadores occidentales, diplom¨¢ticos brit¨¢nicos ambos, han podido asistir a la sesi¨®n p¨²blica del juicio. Un estudiante bloguero que asisti¨® a las siete horas de la sesi¨®n p¨²blica hizo un recuento detallado en su p¨¢gina web, denominada renren.com, que luego fue corroborado por la agencia oficial Xinhua y por dos abogados, seg¨²n la narraci¨®n detallada del Times de Nueva York.
La abundancia de datos, sin embargo, apenas permite saber qu¨¦ ha sucedido entre la detenci¨®n de Gu Kailai en marzo y ahora en julio, sobre todo porque las informaciones proporcionadas por las autoridades conducen a construir un caso de delito com¨²n donde todos los observadores ven un juicio con causas y consecuencias pol¨ªticas. Bo Xilai representaba el ala m¨¢s conservadora del comunismo chino, que corresponde parad¨®jicamente a la m¨¢s igualitaria y mao¨ªsta, y la detenci¨®n de su esposa por asesinato ha significado su derrota en los ¨²ltimos compases de la quinta suceci¨®n en la c¨²pula del Estado en favor de los m¨¢s liberales. Las ¨²ltimas consecuencias de esta batalla se ver¨¢n en la composici¨®n del nuevo comit¨¦ permanente que saldr¨¢ del pr¨®ximo congreso del PC de China.
Que los conservadores sean los izquierdistas y los progresistas los m¨¢s liberales no es la ¨²nica paradoja de la China contempor¨¢nea. El caso Bo Xilai ha permitido observar a los ciudadanos chinos como el neomao¨ªsmo, que ha hecho bandera del combate contra la corrupci¨®n, no es incompatible con el enriquecimiento y el lujo, e incluso con el crimen mafioso. En todo caso, la idea transmitida por los medios oficiales es que la esposa de Bo Xilai es una mujer ambiciosa y desequilibrada, que ha puesto en peligro o incluso ha arruinado con sus comportamientos la carrera de su marido, hasta ahora acusado oficiosamente meramente de comportamientos incorrectos dentro del partido.
La justicia china, en un caso como este que afecta a la c¨²pula del poder, ha actuado como en el cl¨¢sico modelo de la caja negra, en el que conocemos los datos que entran y los que salen pero nada sabemos de los que ocurre dentro. Es exactamente lo contrario de lo que pretende conseguir la justicia occidental con el proceso p¨²blico, las garant¨ªas de defensa y el procedimiento contradictorio. Lo m¨¢s relevante e interesante del caso se ha decidido y jugado en el secreto del proceso previo que ha realizado el partido, del que solo ha sido un palid¨ªsimo reflejo la vista p¨²blica de la que hemos conocido algunos datos.
Para mi gusto, el mejor reflejo de lo ocurrido en este tiempo lo encontramos en la comparaci¨®n entre el rostro melanc¨®lico y arrogante de Gu Kailai anterior a la detenci¨®n y la imagen adocenada y vulgar que ofreci¨® en el juicio. Dif¨ªcilmente una persona engorda durante un largo per¨ªodo de detenci¨®n e interrogatorio, que es una de las m¨¢s evidentes cosas que le han sucedido a la acusada. Ha ganado peso, probablemente como decisi¨®n de las autoridades, pero ha perdido algo muy importante como es su aspecto especial y distinguido de arist¨®crata roja, como hija que es de un notable militar mao¨ªsta y esposa de un pr¨ªncipe del r¨¦gimen.
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