La prensa egipcia sigue amordazada tras 18 meses de revoluci¨®n
Varias leyes castigan con dureza los delitos de opini¨®n y la existencia de un imperio de medios p¨²blicos bajo el control directo del gobierno amenazan la libertad de expresi¨®n
Un nutrido grupo de escritores, actores y periodistas se manifest¨® en el centro de El Cairo el pasado mi¨¦rcoles. Sus pancartas, lemas y reivindicaciones no eran muy diferentes de las que sosten¨ªan en sus concentraciones durante la oscura era Mubarak. Y es que, si bien muchas cosas han cambiado en Egipto durante los ¨²ltimos 18 meses, otras, como el acoso a los medios de comunicaci¨®n por parte de los poderes p¨²blicos, contin¨²an vigentes.
El detonante de la movilizaci¨®n fue una larga retah¨ªla de ataques contra la libertad de expresi¨®n que han coincidido con el ascenso a la presidencia del islamista Mohamed Morsi a principios del mes de julio. Entre estas acciones, todas ellas a instancias judiciales, figura el procesamiento y encarcelamiento preventivo de periodistas por ¡°insultar¡± al presidente, el cierre temporal de una cadena de televisi¨®n por sat¨¦lite muy hostil a los Hermanos Musulmanes, y el secuestro de los n¨²meros de varias publicaciones. Asimismo, en algunas cabeceras se han vetado art¨ªculos cr¨ªticos con la Hermandad y sus oscuras finanzas.
¡°La libertad de prensa a¨²n no est¨¢ garantizada en este pa¨ªs. La situaci¨®n apenas ha cambiado respecto a la era Mubarak. Esta lucha no ha concluido¡±, declar¨® a EL PA?S Sayed Mahmud, uno de los dos periodistas que convocaron la concentraci¨®n del pasado mi¨¦rcoles a trav¨¦s de Facebook.
La ca¨ªda del veterano dictador permiti¨® que muchos periodistas se liberaran de la pesada coraza de la autocensura, ampliando de un soplo el margen de libertad en el trato dispensado a las autoridades. Ahora bien, no hizo desaparecer la existencia de l¨ªneas rojas. Durante el gobierno de la Junta Militar, se mantuvo la presi¨®n a los medios, a veces de forma sutil, y otras m¨¢s descarada y brutal, como el asalto al estudio que la cadena CBC dispon¨ªa en Tahrir para evitar que continuara filmando en directo la represi¨®n violenta de una manifestaci¨®n. Fue por este tipo de actuaciones, que incluy¨® palizas y malos tratos, que en 2011 Egipto cay¨® del puesto 127 al 166 en el ranking de libertad de prensa que elabora Reporteros Sin Fronteras.
Actualmente, dos son las principales amenazas a la libertad de prensa en Egipto: una serie de leyes que castiga con dureza los delitos de opini¨®n, y la existencia de un verdadero imperio de medios p¨²blicos bajo el control directo del gobierno.
¡°Entre nuestras peticiones figura la abolici¨®n de los art¨ªculos del c¨®digo penal que establecen penas de c¨¢rcel por ¡°insultar¡± al presidente, o a altos cargos p¨²blicos, as¨ª como la redacci¨®n de una Constituci¨®n que blinde la libertad de prensa¡±, sostiene Gamal Eid, m¨¢ximo responsable de la ANHRI, una de las principales organizaciones de derechos humanos en Egipto. ¡°Estamos en contacto con diputados de la Hermandad, y nos dijeron que est¨¢n de acuerdo con el 99% de nuestros planteamientos. Ahora falta que cumplan sus promesas¡±.
Eid admite que la ley debe recoger alg¨²n tipo de sanci¨®n para aquellos periodistas que incurren en calumnias o publican noticias falsas, pero no debe incluir penas de c¨¢rcel. Estas acusaciones son las que pesan sobre varios de los redactores encausados recientemente, como Islam Afifi, director del diario al-Dustur, o Tawkiq Okasha, propietario del canal al-Faraeen, que lleg¨® a incitar al asesinato del presidente Morsi en su programa de televisi¨®n.
Este tipo de virulentos ataques contra la Hermandad, que antes de las elecciones proven¨ªan tanto de medios p¨²blicos como de privados en manos de empresarios afines a Mubarak, generaron en la organizaci¨®n islamista el convencimiento de que era necesario realizar una purga de los cargos directivos de los medios de comunicaci¨®n. Por eso, situaron al frente del ministerio de Informaci¨®n a uno de los cuatro miembros del gabinete que pertenece a los Hermanos Musulmanes.
Adem¨¢s, gracias a su control la C¨¢mara Alta, recientemente cambiaron a la mayor¨ªa de los directores de la cincuentena de cabeceras p¨²blicas, entre ellas el hist¨®rico diario Al Ahram. Aunque desde la cofrad¨ªa se asegura que el ¨²nico criterio que tuvieron en cuenta fue la profesionalidad, muchos egipcios creen que los nuevos directores fueron escogidos por su afinidad al grupo islamista.
Son todas estas decisiones, y el temor a que una dictadura partidista remplace a una de militar, que han situado en pie de guerra a periodistas y organizaciones de la sociedad civil. Su movilizaci¨®n del mi¨¦rcoles surgi¨® efecto de inmediato, pues al d¨ªa siguiente Morsi decret¨® el final de la c¨¢rcel preventiva por delitos de opini¨®n, e Islam Afifi fue puesto en libertad. ¡°Esta solo es una peque?a victoria. Pero extrajimos una importante lecci¨®n: el ra?s puede ser flexible bajo la presi¨®n de la calle¡±, sostiene Mahmud. A buen seguro, artistas e intelectuales habr¨¢n tomado buena nota de ello. La pr¨®xima batalla por la libertad de expresi¨®n ser¨¢ probablemente la censura en las artes por motivos religiosos.
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