Hungr¨ªa ajusta cuentas con el comunismo en medio de la indiferencia
Proceso contra B¨¦la Biszku antiguo dirigente comunista acusado de la represi¨®n de 1956
Hungr¨ªa ha necesitado 56 a?os para iniciar un proceso penal contra un miembro de la c¨²pula del partido comunista implicado en la represi¨®n posterior a la frustrada revoluci¨®n de 1956. Lo llamativo no es solo el largo tiempo transcurrido, sino que solo queda uno vivo de esa ¨¦poca. Ese hombre es B¨¦la Biszku, un anciano con gorra y aspecto manso de 92 a?os que fue arrestado el lunes pasado en su casa de las colinas de Buda, en la capital. El antiguo dirigente comunista, ministro del Interior del r¨¦gimen de J¨¢nos K¨¢dar entre 1957 y 1961, fue, seg¨²n el fiscal jefe de Budapest, Tibor Ibolya, ¡°uno de los principales cerebros y responsables de las represalias¡±. Aunque el fiscal imprimi¨® carga simb¨®lica al arresto -¡°es un hito significativo para la justicia en la Hungr¨ªa postcomunista¡±, dijo-, ha tenido una tibia repercusi¨®n entre los h¨²ngaros.
Biszku ha negado todos los cargos, pero el historiador L¨¢szlo E?rsi, del Instituto para la Historia de la Revoluci¨®n H¨²ngara de 1956, considera que hay ¡°numerosas fuentes, pruebas y estudios que demuestran que [Biszku] fue uno de los principales encargados¡± del terror posterior al levantamiento. En su libro Posguerra, Tony Judt pone cifras a lo que vino despu¨¦s de la revuelta: ¡°341 fueron juzgados y ejecutados en los a?os siguientes [hasta 1961]. Unos 22.000 h¨²ngaros fueron condenados a prisi¨®n (¡). Otros 13.000 fueron enviados a campos de internamiento¡±. En concreto, a Biszku la fiscal¨ªa le atribuye haber dado la orden de matar a tiros a 46 civiles en Budapest y en la ciudad de Salgotarjan, al este, en diciembre de 1956.
El nonagenario es el ¨²nico miembro de la c¨²pula comunista de 1956 que a¨²n vive. Esta circunstancia parece aliarse con la ret¨®rica anticomunista que maneja Fidesz, el partido del Gobierno, y del primer ministro h¨²ngaro, Viktor Orb¨¢n. El a?o pasado aprobaron, con su mayor¨ªa de dos tercios en el Parlamento, una ley por la cual los cr¨ªmenes de guerra y contra la humanidad no prescriben. Fidesz ya ten¨ªa en la cabeza a Biszku cuando anunci¨® que preparaba esa ley: el diputado de Fidesz Gergely Guly¨¢s lo mencion¨® directamente al explicar que esa normativa afectar¨ªa a varias docenas de personas como mucho. De hecho, se la conoce en la calle como ley Biszku.
"La gente est¨¢ bastante cansada de estos casos del pasado"
Antes de la aprobaci¨®n de la ley, no prosper¨® ninguna denuncia contra Biszku, y hubo dos. La primera la interpuso Adam Gellert, un joven (29 a?os) jurista especializado en derecho penal internacional en 2010. ¡°Estaba centrada en sus actividades como ministro del Interior. Me refer¨ª a cr¨ªmenes contra la humanidad como un veh¨ªculo legal posible, pero entonces esta figura legal internacional no estaba incorporada al sistema legal h¨²ngaro y rechazaron la denuncia¡±, explica.
El asunto ha tenido un impacto limitado entre la opini¨®n p¨²blica h¨²ngara. ¡°A pocos h¨²ngaros les interesa este caso. La gente hoy est¨¢ menos preocupada por la represi¨®n posterior a 1956. Los principales interesados son la extrema derecha y los partidarios fan¨¢ticos del Gobierno¡±, opina E?rsi. Para Gellert, ¡°la gente est¨¢ bastante cansada de estos casos del pasado. Creo que se trata meramente de un gesto simb¨®lico, porque tanto el Estado h¨²ngaro, independientemente del Gobierno que haya, como la Fiscal¨ªa, han evitado asumir sus responsabilidad. En el caso del [nazi] Csatary [detenido en julio, en el que el propio Gellert desvel¨® algunas pruebas], hubo una fuerte presi¨®n externa por parte del Centro Simon Wiesenthal. Por desgracia, en Hungr¨ªa no ha habido una Unidad de Cr¨ªmenes de guerra, o un Instituto de Memoria nacional como en otros pa¨ªses de Europa del Este contra estos cr¨ªmenes atroces cometidos por dos reg¨ªmenes totalitarios. Hungr¨ªa est¨¢ muy rezagada en esto¡±.
Pero hay algo m¨¢s que explica el escaso eco de la decisi¨®n. Seg¨²n P¨¦ter Krek¨®, analista del instituto Political Capital de Budapest, ¡°hay mucha gente en Hungr¨ªa que tiene buen recuerdo del r¨¦gimen de K¨¢d¨¢r porque se beneficiaron de ¨¦l, o porque tienen parientes que lo hicieron. Sin negar que fuera una dictadura, este r¨¦gimen ten¨ªa uno de los mejores niveles de bienestar y ciertas libertades -era el comunismo goulash- si se compara con los reg¨ªmenes comunistas de otros pa¨ªses¡±. Pero hay un motivo m¨¢s profundo a¨²n. Para Krek¨®, ¡°el problema es que los h¨²ngaros son reacios a reconocer su papel en los cr¨ªmenes del Holocausto y en los del comunismo, porque los ven como una importaci¨®n alemana o rusa, pero no algo h¨²ngaro¡±.
En 2010, Bela Biszku sali¨® del olvido p¨²blico de d¨¦cadas en el que viv¨ªa como pensionista y particip¨® en un documental en Duna TV. En ¨¦l dice frases que generaron controversia. Por ejemplo, como recoge Reuters: ¡°Creo que [la de 1956] no fue una revoluci¨®n, sino una contrarrevoluci¨®n¡±, exactamente la denominaci¨®n que le daba el ala estalinista del partido, a la que pertenec¨ªa.
En ese momento, Adam Gellert trabajaba como becario en La Haya, en uno de los tribunales internacionales. ¡°Escuch¨¦ la entrevista en la que Biszku negaba cualquier implicaci¨®n en la represi¨®n. Todos los expertos dijeron que no hab¨ªa herramientas legales para investigarle. Desde entonces he llevado a cabo una feroz campa?a medi¨¢tica por mi cuenta, presionando a la sociedad civil, pero sobre todo a la ¨¦lite pol¨ªtica y a la Fiscal¨ªa para que cumplieran su obligaci¨®n constitucional de perseguir los delitos m¨¢s graves¡±, cuenta. Ese empe?o ha logrado que el legislador tomara un borrador t¨¦cnico que ¨¦l elabor¨® como base para establecer la ley que ahora permite investigar al antiguo dirigente comunista. Una segunda parte de la norma, que no tiene nada que ver con su borrador, explica G¨¦llert, introduce el concepto de ¡°cr¨ªmenes comunistas¡±.
La segunda denuncia contra Biszku se interpuso en febrero de este a?o. La present¨® Jobbik, el partido de la ultraderecha. Seg¨²n Gell¨¦rt, la Fiscal¨ªa inici¨® entonces su investigaci¨®n, pero ¡°el anuncio que hicieron el lunes [cuando fue arrestado] fue totalmente diferente. El ministerio p¨²blico inici¨® una investigaci¨®n completamente distinta, de oficio. Interrogaron a Biszku sobre los disparos a la multitud en Budapest y Salg¨®tarj¨¢n. Es muy sorprendente, como poco, que la Fiscal¨ªa investigue a Biszku 18 a?os despu¨¦s con las mismas pruebas. Ya en 1994, el juez en el caso de Salg¨®tarj¨¢n, donde se juzg¨® a acusados de bajo rango, a quienes dispararon [contra los civiles], reprendi¨® a la Fiscal¨ªa por no formular cargos contra Biszku y otros dirigentes¡±, afirma Gellert. El historiador Eorsi confirma este aspecto: ¡°Se sab¨ªa con exactitud desde hace 20 a?os, incluso ya se conoc¨ªa de antes¡±.
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