El pan atrae la muerte en Siria
El r¨¦gimen bombardea las tiendas a las que acude la poblaci¨®n en masa
?El sudor resbala por la frente ajada de Mohammad mientras va mezclando la harina, el aceite y el agua en una ba?era blanquecina con una cadencia casi hipn¨®tica. El calor que desprende el horno convierte la panader¨ªa en un infierno. Media docena de hombres se afanan para tenerlo todo preparado, pero ¡°¨²ltimamente tenemos problemas de abastecimiento. No recibimos suficiente harina y aceite para preparar el pan¡±, confiesa Abu Salem, el due?o de esta panader¨ªa situada en el barrio de Yasser. ¡°Tenemos m¨¢s demanda de pan que oferta. La gente madruga much¨ªsimo para poder llev¨¢rselo; muchos se van con las manos vac¨ªas despu¨¦s de esperar horas¡±, admite.
El silencio reina en la calle. Son las seis de la ma?ana. A la derecha se van colocando los hombres y a la izquierda las mujeres, la mayor¨ªa de riguroso negro. ¡°Hoy, una bolsa cuesta cerca de 50 libras sirias (50 c¨¦ntimos de euro); hace dos d¨ªas, por 50 libras nos daban 20 panes. El precio del pan no ha dejado de subir desde que empez¨® la guerra en Alepo¡±, se queja Abdal¨¢. ¡°Sin trabajo, sin ahorros¡ ?qu¨¦ ser¨¢ de nosotros cuando no tengamos dinero ni para pan?¡±, se pregunta.
Varios soldados del Ej¨¦rcito Libre Sirio (ELS), armados con arcaicos kal¨¢snhikov, van colocando a la gente en fila. Se han convertido en la autoridad y son los que ponen orden en todas las panader¨ªas de la ciudad. ¡°El pan es nuestra vida, no sabemos comer sin pan¡ En Europa us¨¢is tenedores; aqu¨ª nuestro tenedor es el pan. Lleg¨® un momento que se produc¨ªan peleas entre los vecinos porque algunos de ellos se quedaban sin pan¡±, afirma Fayez Shooib. ¡°Ahora los rebeldes vigilan las panader¨ªas para evitar peleas¡±.
Las panader¨ªas se han convertido en uno de los objetivos prioritarios del r¨¦gimen de El Asad porque la gente acude en masa todos los d¨ªas. Hace una semana un ob¨²s cay¨® cerca de una panader¨ªa cerca del barrio de Shaar. Mat¨® a 10 civiles e hiri¨® a m¨¢s de un centenar. ¡°Cada pocos d¨ªas vamos cambiando las panader¨ªas para dificultar que el ej¨¦rcito las localice y las comience a bombardear. En toda la ciudad han atacado m¨¢s de una docena; y con algunas ¡ªlas de mayor afluencia¡ª se ceban constantemente. Hay una que la han bombardeado hasta en cinco ocasiones en los dos ¨²ltimos meses¡±, apunta un miembro del ELS.
Soldados rebeldes organizan las colas y protegen los puntos de abastecimiento
Abu Salem abre dos peque?as trampillas desde donde despacha a sus clientes. Los nervios comienzan a aflorar entre la gente que se aglomera en torno a los peque?os tragaluces dinero en mano y a viva voz pidiendo bolsas y m¨¢s bolsas de pan. ¡°Cada d¨ªa podemos llegar a producir miles de panes¡ En otras partes de la ciudad est¨¢n hasta el mediod¨ªa fabricando sin descanso¡±, explica Abu Salem. ¡°Hay una crisis del pan¡±.
Pero el problema del pan se comienza a contagiar en otros productos de primera necesidad; en el mercado de Yasser encontrar leche para los beb¨¦s se ha convertido en la b¨²squeda del Grial. ¡°Empezamos a necesitar aceite, leche¡ pero por el momento no estamos sufriendo el abastecimiento de otras ciudades sitiadas¡±, afirma Abderram¨¢n. ¡°Pero lo peor est¨¢ por llegar si la situaci¨®n no cambia en los pr¨®ximos meses¡ Si llega el invierno es cuando debemos tener miedo; aqu¨ª hace much¨ªsimo fr¨ªo y no tenemos combustible para las estufas¡±, comenta. Este vecino se ha planteado, incluso, quemar los muebles o los libros para poder calentar a su familia o incluso huir a Turqu¨ªa y L¨ªbano.
Por toda la ciudad es muy f¨¢cil toparse con gente que pide comida. Lo han perdido todo y la ¨²nica salida que les queda es mendigar por las aceras de Alepo o que alg¨²n vecino se apiade de ellos y les d¨¦ algo de comer. Otro problema que se van a comenzar a encontrar es que los granjeros sirios est¨¢n dejando de plantar y labrar sus tierras; ahora las verduras, hortalizas y frutas inundan las aceras de la urbe, pero ?qu¨¦ ser¨¢ en unos meses, cuando no tengan nada que llevarse a la boca? ¡°Si hay escasez de alimentos, los precios en el mercado negro se disparar¨¢n¡±, comenta Hassan, un comerciante de verduras que tiene su puesto en una esquina de la calle Hannin, en pleno coraz¨®n del mercado de Yasser. ¡°No hay trabajo ni ingresos, y los pocos ahorros que tengan los habitantes de Alepo se ir¨¢n agotando¡±.
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