Cita en la intimidad pontificia
El secretario privado de Ratzinger organiz¨® una reuni¨®n para intentar que el mayordomo confesara su culpa
Dos d¨ªas antes de la detenci¨®n de Paolo Gabriele, en el Apartamento del Papa se produjo una escena digna de una superproducci¨®n de Hollywood. Georg G?enswein, el secretario de Benedicto XVI, reuni¨® a toda la familia pontificia. All¨ª estaba el otro secretario, el sacerdote malt¨¦s Alfred Xuereb, las cuatro laicas consagradas ¡ªCarmela, Loredana, Cristina y Rosella¡ª, una monja que ayuda a Ratzinger en los trabajos de estudio y escritura, Sor Birgit Wansing, y un asistente de c¨¢mara, Paolo Gabriele. El padre Georg ¡ª57 a?os, 1.80 de estatura, cuerpo de atleta, pelo rubio, ojos claros¡ª ya sab¨ªa que la detenci¨®n de Paoletto iba a ser cuesti¨®n de horas, pero intent¨® que fuese ¨¦l quien confesase all¨ª, en la intimidad de la familia. El secretario del Papa dijo este martes ante el tribunal: ¡°Aquella reuni¨®n fue una decisi¨®n justa, necesaria y en regla. Pensaba que era mejor hacerlo delante de toda la familia¡¡±. Pero Paoletto no confes¨®.
Durante los ¨²ltimos meses, el padre Georg hab¨ªa ganado poder en el Vaticano. Sombra del Papa desde 1996 ¡ªRatzinger lo llam¨® a su lado cuando todav¨ªa era cardenal prefecto de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe, la antigua Inquisici¨®n¡ª, las cada vez m¨¢s evidentes disputas por el poder en el seno de la Iglesia hab¨ªan conferido a monse?or G?enswein un poder especial. El de la confianza ciega. El ¨²nico hombro sobre el que un Papa anciano, enfermo y rodeado por lobos pod¨ªa descansar. Hay quien, sin embargo, considera que el esc¨¢ndalo de Vaticanleaks tambi¨¦n le ha pasado factura al secretario. Que cada vez est¨¢ m¨¢s aislado dentro de la Santa Sede. Que, como sucedi¨® con Vigan¨° ¡ªaquel arzobispo que denunci¨® corrupci¨®n y obtuvo un billete solo de ida a Estados Unidos¡ª, no basta ser amigo del Papa ni una trayectoria recta para evitar una emboscada en los oscuros pasadizos del Vaticano.
El juicio del mayordomo terminar¨¢ casi con toda seguridad el s¨¢bado. El jueves seguramente no habr¨¢ sesi¨®n, porque el Papa visita Loreto, y el domingo comienza el S¨ªnodo. Benedicto XVI querr¨¢ poder dedicarse a los asuntos del cielo habiendo resulto antes los de la tierra. Pero una condena ¡ªcon perd¨®n postrero o sin ¨¦l¡ª contra Paolo Gabriele no es el punto final. El juicio est¨¢ demostrando que el mayordomo es un pobre diablo que, solo o en compa?¨ªa de otros, quebr¨® la confianza del Papa. Pero todav¨ªa son m¨¢s las preguntas que las respuestas.
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