Cuatro d¨ªas en el infierno
El hist¨®rico l¨ªder yihadista Mojtar Belmojtar reivindica el secuestro en nombre de Al Qaeda Hallados los cad¨¢veres de 25 rehenes en las instalaciones Los rehenes liberados cuentan c¨®mo sobrevivieron al ataque en la planta de gas argelina
Japoneses abatidos a sangre fr¨ªa, un reh¨¦n brit¨¢nico enga?ado antes de ser ejecutado, cautivos extranjeros obligados a llevar un cintur¨®n de explosivos y otros expatriados escondidos durante d¨ªas debajo de una cama o en un falso techo.
Horas despu¨¦s de que acabase el segundo y ¨²ltimo asalto del Ej¨¦rcito argelino a la planta gas¨ªstica de Tigantourine, a 1.300 kil¨®metros al sureste de Argel, afloraban los testimonios de los que salieron con vida tras cuatro d¨ªas de pesadilla en manos de los secuaces del terrorista Mojtar Belmojtar.
Este, escindido de Al Qaeda y fundador en diciembre de la c¨¦lula Los que firman con su sangre, reivindic¨® ayer la operaci¨®n a trav¨¦s de la agencia de prensa mauritana ANI. Anunci¨® que es la primera ¡°de una serie de ataques contra los cruzados¡±, es decir, contra los occidentales.
La pesadilla que vivieron los cautivos termin¨® el s¨¢bado con la publicaci¨®n de un primer balance de 23 muertos entre los rehenes, a los que hay que a?adir 32 terroristas abatidos, pero el ministro de Comunicaci¨®n argelino, Mohamed Said, ha advertido hoy que el recuento definitivo ser¨ªa m¨¢s elevado. Por de pronto, otros 25 cad¨¢veres carbonizados han sido hallados hoy en el recinto industrial. Varios empleados de las petroleras British Petroleum y Statoil siguen desaparecidos.
Mohamed Amine Lahmar, de 31 a?os, un guardia de seguridad de la planta, fue el primero en caer abatido por el comando cuando, en la madrugada del mi¨¦rcoles, se resisti¨® a que los terroristas se apoderasen de un autob¨²s que sal¨ªa del recinto o que penetrasen en ¨¦l.
Llegados en peque?os grupos desde Libia ¡ªla frontera est¨¢ a un centenar de kil¨®metros¡ª, cerca de 40 hombres, de seis nacionalidades pero dirigidos por un argelino, se hab¨ªan dado cita a las puertas de la instalaci¨®n gas¨ªstica. Iban fuertemente armados y no dudaron en disparar para imponerse a los m¨¢s de 800 empleados de la planta.
¡°Estaba en mi habitaci¨®n e iba a salir para hacer mi turno cuando escuch¨¦ explosiones, disparos, gritos; era horrible¡±, relat¨® un trabajador argelino en el diario Libert¨¦, de Argel.
¡°?Me escuch¨¢is?¡±, le dio tiempo a gritar a su familia, a trav¨¦s del tel¨¦fono, al irland¨¦s Stephen McFaul. ¡°Me ha cogido Al Qaeda como reh¨¦n¡±. Otros ni siquiera pudieron descolgar el m¨®vil, como los seis japoneses acribillados en el campamento de JGC, una empresa de ingenier¨ªa nipona. Fueron los primeros extranjeros asesinados.
Vestidos generalmente a la afgana, los atacantes repet¨ªan: ¡°Estamos aqu¨ª para defender a la religi¨®n musulmana y combatir a los occidentales¡±, recuerda otro argelino. ¡°Irrump¨ªan en los dormitorios y comprobaban que no hab¨ªa ning¨²n extranjero entre nosotros¡±, contin¨²a. A los musulmanes les dec¨ªan que ¡°no ten¨ªan nada que temer¡±. A las mujeres argelinas les ordenaron incluso que se marcharan.
Mientras sus hombres ¡°cortaban la electricidad y exhib¨ªan sus armas m¨¢s pesadas¡±, Tahar, uno de los jefecillos del comando, se tom¨® la molestia de explicar a los musulmanes que ¡°el objetivo de la operaci¨®n era la liberaci¨®n de presos islamistas y la retirada de Francia de Mal¨ª¡±, rememoran otros dos excautivos argelinos. Todos ellos hacen grandes elogios de la labor del Ej¨¦rcito: ¡°Si estamos vivos es gracias a ¨¦l¡±.
Argel no negoci¨®, pero s¨ª hizo el mi¨¦rcoles por la ma?ana un ofrecimiento a los secuestradores a trav¨¦s de Sidi Knaoui, un jefe tribal de Illiz, la provincia donde est¨¢ ubicada la planta. Consist¨ªa en dejarles salir y huir al extranjero, pero sin sus rehenes, seg¨²n la web informativa TSA.
El comando rechaz¨® la oferta y, el jueves por la ma?ana, sali¨® de la instalaci¨®n gas¨ªstica a bordo de media docena de todoterrenos con varios rehenes a bordo a quienes colocaron cinturones de explosivos. Los francotiradores del Ej¨¦rcito pararon el convoy. El grueso de los terroristas regres¨® a la planta.
Fue entonces cuando la c¨¦lula de crisis argelina tom¨® la decisi¨®n de dar el asalto en tres fases, todas diurnas, empezando, el jueves a mediod¨ªa, por el ¨¢rea de hospedaje de los trabajadores y acabando, el s¨¢bado, por la sala de m¨¢quinas.
Pero, junto a los relatos estremecedores de los cautivos, hay otros sobre el coraje demostrado por los empleados argelinos, que gozaban de libertad de movimiento sin salir del recinto, para ayudar a sus colegas extranjeros. El franc¨¦s Alexandre Berceaux recordaba el domingo ante la prensa que sus compa?eros argelinos ¡°corrieron enormes riesgos¡± para alimentarle durante las 40 horas que permaneci¨® escondido debajo de una cama.
El escoc¨¦s Alan Wright relat¨® a la televisi¨®n Sky News que los argelinos ocultos con los extranjeros en un remoto lugar de la planta pod¨ªan haber salido sin riesgo para sus vidas porque eran musulmanes, pero prefirieron arriesgarse a cortar la verja y escaparse por el agujero con los expatriados como ¨¦l. Caminaron un kil¨®metro en el desierto hasta toparse con el Ej¨¦rcito. ¡°Estar¨¦ en deuda con ellos el resto de mi vida¡±, afirm¨®.
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