Un h¨¦roe americano vulnerable
El francotirador m¨¢s letal de EE UU muri¨® a tiros, pero en Tejas no en Irak El Pent¨¢gono le atribuye 150 muertes, aunque ¨¦l las elevaba a casi 250 Chris Kyle fue abatido por un marine que sufr¨ªa estr¨¦s postraum¨¢tico
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Las palabras de Chris Kyle pesan ahora premonitorias como una losa: ¡°Siempre era m¨¢s vulnerable en casa. Siempre me suced¨ªa algo despu¨¦s de cada despliegue en Irak. O me romp¨ªa un dedo del pie o de la mano¡ Me suced¨ªan todo tipo de lesiones¡±. ¡°En la guerra parec¨ªa ser invencible¡±, escribe Kyle en American Sniper (Francotirador americano), su libro autobiogr¨¢fico. Su hoy viuda ten¨ªa raz¨®n. ¡°Lo que sucede es que te quitas la capa de superh¨¦roe cuando llegas a casa tras el combate¡±, le da la r¨¦plica Taya Kyle a su esposo en ese mismo libro.
¡°Tras un tiempo, descubr¨ª que era cierto¡±, concede entonces sobre su vulnerabilidad en territorio en paz el francotirador m¨¢s letal de la historia de Estados Unidos. No era invencible. Tan cierto como que hace una semana, alejado de cualquier zona de guerra, Kyle ca¨ªa abatido en Tejas junto a un ¨ªntimo amigo por las balas del marine Eddie Ray Routh, de 25 a?os, al que intentaba ayudar a superar el estr¨¦s postraum¨¢tico que sufren muchos veteranos de las guerras de Irak y Afganist¨¢n. Cierto es que, como se apunta ahora en la investigaci¨®n, quiz¨¢ llevar a un hombre acosado por los fantasmas de la guerra a disparar a un campo de tiro no era la mejor terapia. Pero ese es otro relato.
Cada historia tiene un principio. La de Chris Kyle comenz¨® hace 38 a?os en un peque?o pueblo de Tejas, donde aprendi¨® la importancia de la familia y de los valores tradicionales, como el patriotismo, y donde estableci¨® este orden de prioridades: Dios, Patria y Familia. ¡°Siempre he amado las armas¡±, escribe Kyle en su libro al recordar su infancia. En su coraz¨®n, asegura, segu¨ªa siendo un navy seal. A pesar de ello, hab¨ªa optado por el retiro para evitar la ruptura de su matrimonio ¡ªlas prioridades de su mujer ten¨ªan un orden diferente: Dios, Familia y Patria¡ª. Tras cuatro misiones en Irak, le dio un ultim¨¢tum a su marido para que cambiara las suyas.
Antes de ser un seal ¡ªlas secretistas fuerzas de ¨¦lite del Ej¨¦rcito de Estados Unidos¡ª, Kyle explica que fue un cowboy, su otra pasi¨®n, de la que se apart¨® tras sufrir una lesi¨®n que le incapacitaba para participar en rodeos. Volvi¨® entonces a su plan original de unirse al Ej¨¦rcito y convertirse en un soldado. Kyle reconoce a trav¨¦s de las p¨¢ginas del libro que incluso cuando este estaba ya camino de la imprenta se sent¨ªa inc¨®modo con la idea de publicar la historia de su vida. ¡°Siempre pens¨¦ que si alguien quiere saber lo que es ser un seal, que obtenga su propio Trident [una insignia]: que gane nuestra medalla, el s¨ªmbolo de lo que somos¡±, explica. La segunda raz¨®n aportada por Kyle choca de plano con los m¨¦ritos que el Pent¨¢gono le atribuye: ¡°?A qui¨¦n le interesa mi vida? No soy diferente a cualquier otra persona¡±.
Los insurgentes iraqu¨ªes pusieron precio a su cabeza: 80.000 d¨®lares
Chris Kyle era conocido entre sus compa?eros de filas como La leyenda. Para los insurgentes de Irak era El demonio de Ramadi (Al Shaitan Ramadi) y por su cabeza se llegaron a ofrecer 80.000 d¨®lares. Curiosamente, durante una de las misiones que Kyle realiz¨® en Irak, otro francotirador de los seal compiti¨® con ¨¦l en n¨²mero de muertes. La insurgencia tambi¨¦n ofreci¨® una recompensa ¡ªmayor¡ª por su caza y captura y a la hora de hacer unos p¨®steres de ambos se equivocaron y en todos pusieron la foto del competidor de Kyle. ¡°Desde luego no me iba a quejar¡±, relata jocoso en su libro para a?adir a continuaci¨®n que, de haberlo sabido a tiempo, su esposa le hubiera delatado para cobrar la jugosa cantidad.
La primera, y ¨²nica, vez que Kyle mat¨® a una mujer fue a las dos semanas de llegar a Irak en su primer viaje, a finales de marzo de 2003. Kyle se encontraba sobre un tejado de una casa en Nasiriya mirando por la mira telesc¨®pica cuando vio a una mujer con un ni?o agarrado de una mano. En la otra, la mujer sujetaba una granada de fabricaci¨®n china a punto de hacerla explotar al paso de una patrulla de marines que se aproximaba a la zona. ¡°Dispara¡±, orden¨® el jefe del comando. ¡°?Dispara ya!¡±, le insisti¨®. Kyle dud¨® primero y lo hizo despu¨¦s. ¡°Disparar era mi deber¡±, explica. ¡°No lo lamento, esa mujer ya estaba muerta y yo ten¨ªa que asegurarme que ella no se llevaba a ning¨²n marine por delante¡±.
Kyle asegura en su autobiograf¨ªa que no miente o exagera al decir que lo que hac¨ªa en Irak era ¡°divertido¡±. ¡°Los mejores a?os de mi vida fueron en los seal¡±, explica, y confiesa que consideraba al enemigo ¡°despreciable¡±. ¡°En Irak llam¨¢bamos salvajes al enemigo porque no hay otra manera de describir lo que all¨ª encontramos¡±. Por esa raz¨®n, no rehu¨ªa hablar del n¨²mero de personas a las que hab¨ªa matado. ¡°El n¨²mero no es importante. Solo hubiera deseado haber matado a m¨¢s. No para jactarme sino porque creo que el mundo est¨¢ mejor sin salvajes que acaban con la vida de americanos¡±.
Los psiquiatras describen la muerte de Kyle el s¨¢bado 2 de febrero en un campo de tiro de Glen Rose (Tejas) como la consecuencia no intencionada de la guerra. Al Diablo de Ramadi no le abatieron las balas de la insurgencia iraqu¨ª. El hombre que hab¨ªa regresado del frente a casa sano y salvo para ejercer de marido y padre de dos hijos no muri¨® en ninguna misi¨®n especial secreta de los seal. El hombre que tras vivir su propia depresi¨®n postraum¨¢tica ¡ªaccidente de coche incluido que le hizo despertar y darse cuenta de que ten¨ªa que dejar de beber y aceptar que su participaci¨®n en la guerra hab¨ªa acabado¡ª result¨® ser intocable en Irak y mortal en la tierra que le vio nacer. Hab¨ªa fundado su propia compa?¨ªa de seguridad con el lema: ¡°A pesar de lo que te dijera tu madre, la violencia resuelve los problemas¡±.
Kyle lamenta en su autobiograf¨ªa no haber matado a m¨¢s "salvajes" en la guerra de Irak
Toda historia tiene tambi¨¦n un final. El Pent¨¢gono atribuye a Chris Kyle 150 muertes, aunque ¨¦l las elevaba a casi 250 ¡ªuna de ellas a casi dos kil¨®metros de distancia¡ª, lo que le convierte en el francotirador m¨¢s letal de la historia de EE UU, tras superar a Adelbert Waldron, con 109 muertes en Vietnam. El final del hombre con dos estrellas de plata y cinco de bronce al valor no estuvo en un edificio polvoriento y abandonado de Bagdad.
Laura Blevins, hermana del marine que supuestamente acab¨® con la vida de Kyle y su ¨ªntimo amigo Chad Littlefield, de 35 a?os, efectu¨® una llamada desesperada a emergencias hace dos s¨¢bados. ¡°Dice que ha matado a dos hombres, que hab¨ªan salido a disparar, est¨¢ enloquecido y como psic¨®tico¡±. Blevins no pudo acabar de hablar y pas¨® el tel¨¦fono a su marido. ¡°Balbuceaba palabras de forma incomprensible¡ Sol¨ªa beber en el pasado, pero hace poco fue diagnosticado con PTSD [estr¨¦s postraum¨¢tico tras volver de la guerra, siglas en ingl¨¦s]¡±.
¡ª¡°?Con qu¨¦?¡±, pregunt¨® la operadora.
¡ª¡°Con PSTD¡±, respondi¨® el marido de Blevins.
El marine Routh confes¨® a su hermana que hab¨ªa matado a Kyle y su amigo. Poco despu¨¦s era arrestado y puesto bajo vigilancia para evitar que se suicidara. El funeral por el francotirador m¨¢s letal de la historia del Ej¨¦rcito de EE UU ser¨¢ ma?ana en el Estadio de los Cowboys en Arlington, Tejas. Su cad¨¢ver no ha llegado a casa desde el otro lado del oc¨¦ano cubierto por una bandera en la bodega de un avi¨®n de carga. La historia de La leyenda comienza con su nacimiento en Tejas y acaba con su muerte en Tejas por las balas de un compa?ero de armas.
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