Un debate nuclear emborronado
El contexto pol¨ªtico marca la reuni¨®n entre que el Sexteto y Teher¨¢n celebran en Almaty sobre el programa nuclear
![?ngeles Espinosa](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F32bb7ff4-537e-43ea-9dab-0cb3f83ba60b.png?auth=fe7906998c48e4418837148be26d16b394f20655dd6a58f57c74c79fe3150bd9&width=100&height=100&smart=true)
![La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, y el jefe negociador iraní, Said Jalili durante la reunión internacional sobre el programa nuclear iraní.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/NKJJKG2BY22642E3LYUAQCPFEM.jpg?auth=b2754555f2dca29a1684d85fb0f4d3ef715f663dd05ee081b98946771bc5279a&width=414)
Resulta tentador reducir las nuevas conversaciones nucleares entre Ir¨¢n y las seis potencias hoy en Almaty a la cr¨®nica de un fracaso anunciado. El punto de partida de ambas partes es tan dispar que no solo las posibilidades de acuerdo son remotas, sino que la propaganda de uno y otro lado ha emborronado el debate. Teher¨¢n insiste en que se reconozcan sus "derechos nucleares", es decir, que se le permita formar parte del club de pa¨ªses que enriquecen uranio. Mientras, el sexteto (EE UU, China, Rusia, Reino Unido, Francia y Alemania) le ofrece el levantamiento parcial de sanciones para precisamente intentar limitar esa actividad que tanto sirve para producir combustible nuclear como para fabricar una bomba.
La insistencia del r¨¦gimen iran¨ª en reclamar lo que denomina sus ¡°derechos nucleares¡± transmite la idea de que la comunidad internacional le niega el derecho a la energ¨ªa at¨®mica. Sin embargo, nadie ha cuestionado la puesta en marcha de la central de Bushehr, que oficialmente empez¨® a funcionar en septiembre de 2011. El problema radica en su obstinaci¨®n por enriquecer uranio, un proceso necesario para obtener el combustible nuclear, pero que tambi¨¦n lleva a la obtenci¨®n del material fisible con el que se fabrican las bombas at¨®micas.
Estados Unidos y sus aliados recelan de ese empe?o porque Bushehr se alimenta de combustible vendido por Rusia que recoge adem¨¢s los residuos radioactivos que genera. Y tambi¨¦n porque desconf¨ªan del r¨¦gimen iran¨ª. Teher¨¢n asegura que tiene previsto construir una veintena de centrales m¨¢s por lo que va a necesitarlo en el futuro y que no puede fiarse de obtenerlo en los mercados internacionales debido a la marginaci¨®n a que ha sido sometido desde la revoluci¨®n de 1979. Aunque existen datos para justificar su suspicacia, tambi¨¦n es cierto que sus planes de nuevas centrales a¨²n est¨¢n en pa?ales.
Tampoco ayuda que las autoridades iran¨ªes mantuvieran secreto su programa nuclear durante casi dos d¨¦cadas, hasta que sali¨® a la luz en el verano de 2002. Estados Unidos, que rompi¨® relaciones diplom¨¢ticas con Ir¨¢n a ra¨ªz de la toma de su Embajada en Teher¨¢n en 1979, enseguida acus¨® a la Rep¨²blica Isl¨¢mica de querer dotarse del arma at¨®mica, una posibilidad que acabar¨ªa con la superioridad estrat¨¦gica de su principal aliado en la zona, Israel.
Desde entonces, se iniciaron dos procesos paralelos para tratar de atajar la consiguiente tensi¨®n. Por un lado, el Organismo Internacional de la Energ¨ªa At¨®mica (OIEA), que se encarga de vigilar el cumplimiento del Tratado de No Proliferaci¨®n nuclear (TNP) del que Ir¨¢n es firmante, ha enviado peri¨®dicamente inspectores para tratar de asegurarse de que su programa no viola el TNP y aclarar las actividades sospechosas de tener un car¨¢cter militar. Tras sus visitas, esos expertos entregan un informe al director general del OIEA que invariablemente constata puntos oscuros o lugares a los que no se les permite acceder.
Por otro lado, y ante la ausencia de relaciones entre Washington y Teher¨¢n, Reino Unido, Alemania y Francia lanzaron una iniciativa diplom¨¢tica para buscar un compromiso que evitara la crisis, en principio, que los gobernantes iran¨ªes renunciaran a enriquecer uranio a cambio de incentivos. Fue el germen de las conversaciones que hoy se celebran en Almaty y que a partir de de 2006 se ampliaron para incluir a Rusia, China y EE UU, si bien mantuvieron al responsable de pol¨ªtica exterior de la UE como jefe negociador (antes Javier Solana, ahora Catherine Ashton).
La oferta que Ashton presenta al jefe negociador iran¨ª, Said Yalil¨ª, en nombre de los Seis propone ¡°una reducci¨®n de ciertas sanciones sobre el comercio del oro, las relativas a la industria petroqu¨ªmica y algunas sanciones bancarias¡±, seg¨²n se ha filtrado a la prensa en los ¨²ltimos d¨ªas. A cambio, renuevan la exigencia de que Teher¨¢n ¡°cese el enriquecimiento de uranio al 20%, cierre las instalaciones de Fordo y env¨ªe fuera el uranio enriquecido al 20% que ha almacenado¡±. Es la misma petici¨®n que plantearon, sin ¨¦xito, en la reuni¨®n de Bagdad en 2012.
Despu¨¦s de una d¨¦cada de negociaciones fallidas, seis resoluciones condenatorias del Consejo de Seguridad de la ONU (cuatro de ellas acompa?adas de sanciones) y un embargo occidental a la compra de petr¨®leo y las transacciones financieras con Ir¨¢n, el r¨¦gimen iran¨ª ha dejado claro que ninguna presi¨®n va a hacerle renunciar a su programa nuclear. Nada que no sea un total levantamiento de las sanciones, lograr¨¢ que Yalil¨ª coja el m¨®vil para llamar a Teher¨¢n. Tal posibilidad no solo es remota sino impracticable. El volumen y complejidad de las sanciones, muy en particular de las impuestas unilateralmente por EE UU (cuya retirada tiene que aprobar el Congreso), requiere un proceso pol¨ªtico que puede llevar meses sino a?os.
De ah¨ª que se especulara con un primer paso por parte de los pa¨ªses europeos, para crear una atm¨®sfera de confianza. Pero mientras tanto, el paradigma ha cambiado. Los gobernantes iran¨ªes han visto como, a pesar de las amenazas israel¨ªes o del ¡°todas las opciones est¨¢n sobre la mesa¡± de EE UU, han ido sorteando el malestar internacional con peri¨®dicos (y estudiados) anuncios de nuevos avances. Desde el inicial enriquecimiento experimental al 3,5% al enriquecimiento a escala industrial, al enriquecimiento al 20% o la revelaci¨®n, cuando ya no les quedaba m¨¢s remedio porque se la hab¨ªan detectado, de una segunda instalaci¨®n para enriquecimiento en Fordo.
De hecho, el Sexteto (y sobre todo EE UU) ya no le exige el enriquecimiento cero y ha aceptado impl¨ªcitamente que purifique uranio al 3,5%. Por lo tanto, el empecinamiento de los gobernantes iran¨ªes ha dado resultado. Mientras exista demanda de petr¨®leo, podr¨¢n encontrar agujeros al sistema de sanciones, y sin la necesidad de rendir cuentas en las urnas, el programa nuclear se ha convertido no s¨®lo en el eje de su pol¨ªtica exterior sino tambi¨¦n en un aglutinante ante el faccionalismo interno.
M¨¢s all¨¢ de las cuestiones t¨¦cnicas, es la pol¨ªtica (tanto iran¨ª como internacional) la que marca el contexto de estas reuniones peri¨®dicas entre el Sexteto y Teher¨¢n. Sin cambios, en ese nivel resulta improbable ning¨²n avancen ni Almaty ni donde quiera que se organice la pr¨®xima cita. Pero mientras se habla, se congela el riesgo de tener que hacer efectivas las amenazas de una acci¨®n militar, algo para lo que Israel presiona regularmente, pero que nadie m¨¢s parece dispuesto a considerar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
![?ngeles Espinosa](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F32bb7ff4-537e-43ea-9dab-0cb3f83ba60b.png?auth=fe7906998c48e4418837148be26d16b394f20655dd6a58f57c74c79fe3150bd9&width=100&height=100&smart=true)