Rusia y EEUU: ¡°despiece¡± de ni?os como s¨ªntoma de una relaci¨®n enferma
Los ni?os rusos hu¨¦rfanos o abandonados se han convertido en instrumento de la cruzada antinorteamericana emprendida por una clase pol¨ªtica irritada. A la ¡°lista Magnitski¡± (relaci¨®n de funcionarios rusos vetados en EEUU por su supuesta vinculaci¨®n con la muerte en prisi¨®n del abogado Sergu¨¦i Magnitski), Mosc¨² respondi¨® en diciembre de 2012 con una ley que proh¨ªbe las adopciones de ni?os rusos en Estados Unidos. Desde entonces, para demostrar que velan por el bienestar de los que ya fueron adoptados en ese pa¨ªs, las autoridades rusas recurren a la base legal que ellas mismas han denunciado, a saber el acuerdo bilateral que expira a fines de este a?o.
El ministro de Exteriores, Sergu¨¦i Lavrov, era contrario a prohibir las adopciones, pero su departamento se subordina a la pol¨ªtica oficial y acaba de dar una ¡°respuesta positiva¡± a Aleksandr Starov¨®itov, un diputado de la Duma Estatal (c¨¢mara baja del parlamento) perteneciente al partido del populista Vlad¨ªmir Zhirinovski, que inquir¨ªa sobre ¡°la posible utilizaci¨®n de ¨®rganos de ni?os rusos fallecidos y adoptados en EEUU¡±. Las representaciones rusas en EEUU ¡°tienen datos de dos hechos basados en informaciones de la prensa local sobre la posible utilizaci¨®n de los ¨®rganos de ni?os rusos muertos para trasplantes¡±, ha respondido el viceministro Sergu¨¦i Ri¨¢bov, seg¨²n el diario Izvestia.
Las autoridades norteamericanas habr¨ªan intentado usar los ¨®rganos de dos ni?os de origen ruso, fallecidos en 2003 y 2005, respectivamente, se?alaba el diario. As¨ª, con ayuda de los medios de informaci¨®n inspirados por el Kremlin, el diputado Starov¨®itov ha transformado un rumor difundido pro Internet¡ªcuyo origen afirma desconocer¡ªen poco menos que la sospecha de que los peque?os rusos pueden haber sido adoptados de forma perversa con el fin de trocearlos. A los polit¨®logos les gustar¨ªa saber si la idea sobre el ¡°p¨¦rfido mundo exterior¡± siempre dispuesto a perjudicar a Rusia resbalar¨¢ sobre la sociedad sin dejar poso o calar¨¢ en sectores receptivos a las tradiciones propagand¨ªsticas de la URSS? La situaci¨®n de los rusos hu¨¦rfanos o abandonados en su propio pa¨ªs invita a reflexionar sobre el ¡°humanismo¡± de los diputados que contestaron a la ¡°lista Magnitski¡± con la ¡°ley Dima Y¨¢kovlev¡±, en alusi¨®n a uno de los 19 ni?os de origen ruso (¨® 20, si se confirma un caso reciente) adoptados en EEUU (de un total de 60.000), que han fallecido v¨ªctimas de malos tratos en el plazo de dos d¨¦cadas.
Ante la Duma, la viceprimera ministra de Rusia, Olga Golodetz, explic¨® hace poco que la cantidad de ni?os rusos rechazados por sus propios padres no tiene precedente en Europa. Seg¨²n la alta funcionaria, en 2012, un total de 118.000 ni?os esperaban para ser adoptados. De ellos, 74.400 hab¨ªan sido incorporados a la lista ese mismo a?o, siendo m¨¢s de la mitad (44.000) hijos de padres privados de la custodia. En 2012, m¨¢s de 61.000 ni?os fueron entregados a familias rusas, pero de ellos, s¨®lo 6.500 fueron adoptados. Un total de 16.500 familias hac¨ªan cola (en 2011 eran 18.000) para adoptar a ni?os ¡°buenecitos y sanitos¡±, en palabras de Golodets. Pero los minusv¨¢lidos eran otra cosa.
En 2012, en Rusia fueron adoptados 29 ni?os con discapacidades, lo que supone 11 menos que en 2011. A t¨ªtulo comparativo, en 2011 en EEUU fueron adoptados 956 rusos (89 de ellos con alguna discapacitaci¨®n). Segu¨ªan Italia, con 798 (entre ellos 30 discapacitados) y Espa?a, con 685 (de ellos 28 discapacitados). Pero los ni?os son algo m¨¢s que los ni?os. El tema de las adopciones es la c¨²spide de un iceberg de m¨²ltiples componentes amalgamados por la desconfianza entre Rusia y EEUU. En Mosc¨² se han reunido esta semana varios ex embajadores norteamericanos y rusos, preocupados todos ellos por el futuro de las relaciones entre sus dos pa¨ªses. En una declaraci¨®n conjunta, los diplom¨¢ticos afirman que ¡°el pasado reciente muestra que serios factores irritantes pueden a¨²n socavar nuestras relaciones¡±.
No son los tiempos de la Guerra Fr¨ªa pero quedan ¡°residuos¡± de ella, matizaba Jack Matlock, el martes en una mesa redonda con sus colegas norteamericanos en el centro Carnegie de Mosc¨². ¡°No es que las relaciones tengan altibajos, sino que est¨¢n enfermas y retornan a esquemas conocidos de confrontaci¨®n¡±, afirmaba uno de los asistentes al acto. Matlock insisti¨® en que la URSS hab¨ªa sido destruida desde su interior y pese al entonces presidente de EEUU, George Bush padre.
Por su parte, John Beyrle dijo que quer¨ªa convencer a sus amigos en el Gobierno ruso de que EEUU no quiere una Rusia d¨¦bil, sino una Rusia fuerte. Algunos vinculaban la esperanza de una mejora en las relaciones a la posibilidad de que uno de los elementos irritantes, el sistema de defensa antimisiles norteamericano, pueda ser reconvertido en una iniciativa conjunta. Pero hab¨ªa quien dudaba de que los gobernantes rusos vayan a cambiar r¨¢pidamente su ret¨®rica desabrida. ¡°Los rusos temen verse aislados y se a¨ªslan ellos mismos¡±, sentenciaba Matlock.
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