La sombra de Merkel espolea al SPD
El dominio democristiano fuerza a los socialdem¨®cratas, hundidos en los sondeos, a afilar su discurso contra el ¡°capitalismo desatado¡± para afianzarse como alternativa
Las largas ovaciones y las exclamaciones de apoyo a Peer Steinbr¨¹ck ganaban credibilidad seg¨²n el candidato del Partido Socialdem¨®crata de Alemania (SPD) avanzaba con su excelente oratoria. El adversario de la democristiana Angela Merkel (CDU) en las elecciones de septiembre arremeti¨® contra las pol¨ªticas sociales del Gobierno buscando ¨¢ngulos de ataque desde terrenos familiares a la socialdemocracia alemana. El SPD, dijo ante los 600 delegados reunidos en la localidad b¨¢vara de Augsburgo, ¡°debe imponer reglas al capitalismo desatado¡±. Steinbr¨¹ck, que fue ministro de Hacienda de Merkel durante la gran coalici¨®n (2005-2009), admiti¨® que el partido ¡°no se ha opuesto con la suficiente firmeza¡± al pensamiento econ¨®mico neoliberal que ¨¦l se?ala como causa de desastre financiero de 2008 y la consiguiente crisis europea. Acosado por la debilidad de su partido y por una formidable serie de errores propios, Steinbr¨¹ck comenz¨® sus 80 minutos de afilado discurso con la frase que, como si se tratara de una cosa ins¨®lita, arranc¨® m¨¢s aplausos: ¡°Yo quiero ser el canciller de la Rep¨²blica Federal de Alemania¡±.
Faltaban el domingo 161 d¨ªas para la cita con las urnas. El congreso extraordinario de Augsburgo se plante¨® como una oportunidad para Steinbr¨¹ck de sacudirse el sambenito de perdedor. Tanto el presidente del partido, Sigmar Gabriel, como la secretaria general, Andrea Nahles, representan sectores izquierdistas dentro de la formaci¨®n. Su principal m¨¦rito desde el desastre electoral de 2009 (23% de los votos) ha sido recuperar terreno frente a La Izquierda (Die Linke) y superar, en cierta medida, las consecuencias de los recortes sociales del canciller Gerhard Schr?der (1998-2005). Como destaca el polit¨®logo Peter L?sche, sin las clases medias de centro no se pueden ganar elecciones en Alemania, as¨ª que una vez recobrada una porci¨®n de los simpatizantes tradicionales, el SPD design¨® a Steinbr¨¹ck para tender puentes hacia el centro pol¨ªtico.
Pero el candidato ha metido la pata con una constancia cercana al portento. Empez¨® quej¨¢ndose de lo poco que gana un canciller federal (m¨¢s de un cuarto de mill¨®n de euros al a?o), sigui¨® acusando a Merkel de tener ¡°ventaja electoral¡± por ser mujer o llamando ¡°payasos¡± a los l¨ªderes pol¨ªticos italianos Silvio Berlusconi y Beppe Grillo. Su tropez¨®n m¨¢s reciente como l¨ªder en campa?a fue elegir el eslogan ¡°Decide el Nosotros¡±, que tambi¨¦n es el lema publicitario de una empresa, nada menos que de trabajo temporal. La credibilidad de Steinbr¨¹ck est¨¢ en la lona incluso en el SPD, donde, seg¨²n una encuesta, el 48% considera que el partido estar¨ªa mejor con otro l¨ªder.
Su intenci¨®n de voto ha ca¨ªdo por debajo del 30% en todos los sondeos, mientras que la Uni¨®n Dem¨®crata Cristiana (CDU) llega al 42%. Steinbr¨¹ck quit¨® ayer importancia a las encuestas y destac¨® las ¡°12 elecciones regionales¡± perdidas por coaliciones de centroderecha entre la CDU y los liberales del FDP, an¨¢logas a la de Merkel.
Steinbr¨¹ck sabe, sin embargo, que el rival no son solo la rolliza CDU y el desarbolado partido liberal FDP, con el que Merkel conforma una coalici¨®n poco apreciada por los votantes. El rival es Merkel. Su popularidad sigue imbatible. El 46% de los alemanes conf¨ªan en ella para ¡°resolver la crisis del euro¡±, mientras que el 10% preferir¨ªa a Steinbr¨¹ck en la arena europea. El bar¨®metro de la emisora de televisi¨®n ZDF arroja datos a¨²n m¨¢s preocupantes para el SPD: el 26% la considera m¨¢s apta para ¡°propiciar justicia social¡± y solo el 24% cree que Steinbr¨¹ck lo har¨ªa mejor.
El SPD pierde en su propia cancha por la habilidad de Merkel para fagocitar los temas estrella de la oposici¨®n: anunci¨® inesperadamente el apag¨®n nuclear alem¨¢n en 2011, suprimi¨® el servicio militar y, con conveniente oportunidad electoral, aprob¨® hace unos meses peque?os favores fiscales, como la supresi¨®n del copago por consulta m¨¦dica.
Fuera, el centroizquierda ha brindado a Merkel un prolongado consenso para negociar en Europa. Tanto el SPD como Los Verdes apoyaron los diversos rescates en el parlamento (Bundestag). En el reciente caso chipriota, Merkel se ha apuntado el tanto de incluir a los bancos en la factura del rescate. De nuevo, Merkel puntu¨® en el campo del SPD y Los Verdes.
La alternativa ser¨ªa una mayor¨ªa amplia del centroizquierda, para la cual Steinbr¨¹ck necesita hacer mucho m¨¢s veros¨ªmil el discurso social que desarroll¨® ayer en Augsburgo. Por su parte, Merkel podr¨ªa verse abocada a reeditar la gran coalici¨®n con el SPD si los exhaustos liberales se quedan fuera del Bundestag. Esto podr¨ªa suponer una leve modulaci¨®n del discurso europeo de Alemania, pero sobre todo le conceder¨ªa una estabilidad abrumadora que permitir¨ªa avances ambiciosos hacia la mayor integraci¨®n con sus socios.
Nace un nuevo partido en contra del euro
Estall¨® la rebeli¨®n conservadora contra las pol¨ªticas europeas de Angela Merkel. La nueva formaci¨®n pol¨ªtica Alternativa para Alemania (AFD) pide desde ayer ¡°la disoluci¨®n ordenada del euro¡± y se presenta como candidatura opuesta a ¡°la camisa de fuerza de los anquilosados y desgastados partidos tradicionales¡±. Su l¨ªder, el catedr¨¢tico de econom¨ªa hamburgu¨¦s Bernd Lucke, cosech¨® ayer una larga tanda de aplausos en el hotel Intercontinental de Berl¨ªn, donde se reunieron unos 1.500 militantes para aprobar por aclamaci¨®n el programa electoral. El debate sobre sus puntos principales qued¨® pospuesto para futuras reuniones. Ya el nombre elegido es un desaf¨ªo directo a la canciller Merkel, uno de cuyos mantras para esta crisis es que su pol¨ªtica ¡°no tiene alternativa¡±. Lucke trat¨® ayer de rebatir otro de los axiomas merkelianos: ¡°el fracaso del euro¡±, dijo el catedr¨¢tico, ¡°no significa el fracaso de Europa¡±.
El flamante partido de los euroesc¨¦pticos rechaza las acusaciones de antieurope¨ªsmo. Alemania, sostienen, ¡°no necesita la moneda ¨²nica¡±. Esta es, adem¨¢s, ¡°perjudicial para otros socios¡±. Por eso piden ¡°la reintroducci¨®n de las divisas nacionales o la creaci¨®n de asociaciones monetarias m¨¢s peque?as y estables¡±. Con su doble aura acad¨¦mica y protestona, AFD aspira a atraer los votos del descontento popular y tambi¨¦n las simpat¨ªas de la ¨¦lite acad¨¦mica monetarista y conservadora. Seg¨²n encuestas recientes, el 70% de los alemanes es favorable al euro, lo cual pone al 30% restante a tiro del nuevo partido. El problema, seg¨²n reconocen sus propios l¨ªderes, es que no saben qu¨¦ otras convicciones pol¨ªticas mueven a sus simpatizantes.
El acto inaugural se vio un tanto deslucido por un incidente con un hombre mayor de barba blanca, que no perd¨ªa ocasi¨®n de ondear una bandera alemana ante las c¨¢maras de televisi¨®n. Se la arrebataron y trataron de sacarlo de la sala. Tanto orgullo patri¨®tico no casaba con la imagen que aspira a dar el nuevo partido: centrado, burgu¨¦s, informado. Seg¨²n una encuesta del diario conservador Die Welt, el 24% de los alemanes ¡°podr¨ªa imaginarse¡± votar a un partido contrario al euro.
Los ¨²ltimos comicios regionales en Alemania sugieren que se est¨¢ deteniendo la fragmentaci¨®n parlamentaria y el auge de los partidos peque?os. No obstante, AFD tiene el potencial de convertirse en una piedra en el zapato de Merkel aunque no alcance ese 5%.
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