Ana Frank no es una marca, es una tragedia
La familia alemana de la v¨ªctima del Holocausto deplora que Holanda la trate como una marca comercial
Ponerle nombre y apellidos al Holocausto permite acercarse a una tragedia hist¨®rica que desaf¨ªa a la raz¨®n. El recuerdo de muchas de sus v¨ªctimas ¡ªseis millones es la cifra oficial, aunque pudieron ser m¨¢s¡ª permanece en el entorno privado. Pero una de ellas, Ana Frank, la ni?a jud¨ªa autora del famoso Diario, fallecida a los 15 a?os en el campo de concentraci¨®n germano de Bergen-Belsen, es una figura internacional. Su relato sobre el tiempo que permaneci¨® escondida con su familia en ?msterdam es uno de los m¨¢s le¨ªdos del mundo. Mientras que solo su padre, Otto Frank, sobrevivi¨® al exterminio nazi, el rostro de la hija es reconocible en lugares remotos. No en vano, el Diario lleva vendidos m¨¢s de 30 millones de ejemplares en 60 lenguas. Sin embargo, el uso de su imagen ha sido objeto de controversia desde hace d¨¦cadas. Cansado de lo que denomina ¡°transformaci¨®n de una sola v¨ªctima en una marca comercial por parte de la Casa de Ana Frank¡±, el Fondo Ana Frank, de Basilea (Suiza), due?o de los derechos de autor del libro, ha reclamado a la Fundaci¨®n Ana Frank, de la capital holandesa, gestora del museo dedicado a la ni?a, los archivos que le cedi¨® en 2007. Como la parte holandesa cuestiona la devoluci¨®n, la suerte del legado est¨¢ en manos de la justicia holandesa.
La pugna ha destapado el diferente enfoque dado por ambas partes a la preservaci¨®n de la memoria del Holocausto. Otto Frank perdi¨® a su esposa, Edith, y a sus dos hijas, Margot y Ana, en el genocidio nazi. En 1953 volvi¨® a casarse, esta vez con Fritzy Geiringers, otra superviviente que ten¨ªa una hija. Despu¨¦s march¨® a Suiza, donde fund¨® el Fondo en 1963 y muri¨® en 1980. Es su heredero universal y opera como una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro. Utiliza los ingresos derivados de la venta del libro en proyectos sociales internacionales. ¡°Los documentos cedidos a los museos tienen que devolverse. Es escandaloso que una instituci¨®n holandesa no respete el testamento de Otto Frank. Con todo, estamos seguros de que un Estado de derecho como el holand¨¦s reconoce los derechos de propiedad basados en leyes nacionales e internacionales¡±, dice Yves Kugelmann, miembro de la junta del Fondo.
Pero hay m¨¢s. ¡°Otto Frank quer¨ªa abrir un lugar de encuentro para j¨®venes, no un museo. Para ¨¦l, la casa de ?msterdam era un lugar de encierro, miedo y hambre. Tambi¨¦n se ha transformado en una m¨¢quina comercial. Han convertido a una v¨ªctima en una marca. Por eso el Fondo quiere fundar, junto con el Museo Jud¨ªo y la ciudad de Fr¨¢ncfort, el Centro de la Familia Frank. All¨ª naci¨® Ana y sus ra¨ªces alemanas suman 400 a?os¡±, a?ade. Seg¨²n Kugelmann, lo peor del museo holand¨¦s es su falta de contexto, adecuado a los j¨®venes, sobre lo ocurrido con los jud¨ªos holandeses. ¡°Es una contradicci¨®n. Se singulariza a una ni?a, pero las delaciones de miles de jud¨ªos por parte de la sociedad holandesa no son abordadas hist¨®ricamente. Holanda es donde m¨¢s jud¨ªos fueron deportados en proporci¨®n al n¨²mero de los que all¨ª resid¨ªan. Hay libros y ensayos acad¨¦micos, pero no una verdadera discusi¨®n p¨²blica sobre el pasado, como en Alemania. Un debate apropiado para la Casa de Ana Frank¡±, asegura. A pesar de que Holanda fue el primer pa¨ªs europeo donde hubo una huelga general contra el invasor nazi, de los 140.000 jud¨ªos censados en 1940 fueron asesinados 107.000.
Sorprendida, la Fundaci¨®n Ana Frank lamenta que una colaboraci¨®n de d¨¦cadas haya llegado a este punto. Custodia del Diario (cedido por el padre de Ana al Estado holand¨¦s) y gestora de la famosa casa-museo, asegura que presenta la historia de la chica con emoci¨®n y cercan¨ªa. Y que promueve la tolerancia a base de programas educativos. Para sostenerse, utiliza los ingresos generados por su mill¨®n de visitantes anuales. ¡°Algunos documentos son del Fondo suizo¡±, dice Maatje Mostart, su portavoz. ¡°La titularidad de otros no est¨¢ tan clara. Los jueces fallaron en 2012 que la cesi¨®n del Fondo, tra¨ªda en 2007 por Buddy Elias, primo de Ana, era a largo plazo. Los tribunales decidir¨¢n, pero no presentamos la vida de Ana vaciada de contexto. Hay informaci¨®n por todas partes. Lo mejor es que los visitantes decidan por s¨ª mismos¡±, a?ade.
La familia de Ana Frank se traslad¨® a Holanda procedente de Fr¨¢ncfort entre 1933 y 1934, cuando la ni?a ten¨ªa cinco a?os. Para 1940, fecha de la invasi¨®n nazi, el padre se hab¨ªa especializado en la venta de pectina. En 1942 tuvieron que esconderse en un edificio oculto en la parte de atr¨¢s de su f¨¢brica, situada en Prinsengracht 263, uno de los canales de ?msterdam. All¨ª, en 52 metros cuadrados, convivieron durante dos a?os con otros cuatro refugiados hasta que fueron delatados. Ana recibi¨® un diario el 12 de junio de 1942, en su 13 cumplea?os, y lo llam¨® Kitty. La ¨²ltima entrada est¨¢ fechada el 1 de agosto de 1944. Tres d¨ªas despu¨¦s fue detenida por las tropas nazis. Muri¨® de tifus en marzo de 1945, poco antes de la liberaci¨®n de Bergen-Belsen.
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