Ecuador, del ¡®corre¨ªsmo¡¯ al ¡®correazo¡¯
El presidente Rafael Correa, que ha alcanzado notoriedad mundial por su apoyo a Assange y Snowden, afronta su tercer mandato con todos los poderes en la mano
El presidente ecuatoriano Rafael Correa Delgado comienza su tercer mandato en pie de beligerancia contra los medios de comunicaci¨®n a los que ha apostrofado, perseguido, y elevado improbablemente a la categor¨ªa de enemigo principal de su Revoluci¨®n Ciudadana, el intento m¨¢s sistem¨¢tico y generosamente financiado de cambiar la faz del pa¨ªs. Para unos, Correa es un modernizador que quiere llevar a Ecuador al Primer Mundo, a favor de una excepcional coyuntura econ¨®mica basada en la exportaci¨®n de materias primas, y otros solo ven un caudillo populista, pero con recursos para desarrollar un gran esfuerzo asistencial. Correa, elegido por primera vez en 2005, se benefici¨® del suicidio de las estructuras de poder, partidos y cuerpos intermedios de la sociedad, dejando la escena pol¨ªtica como un solar, en la que Alianza Pa¨ªs reina hoy imperialmente con 105 de los 134 esca?os de la asamblea nacional. Una selecci¨®n de personalidades ecuatorianas debaten aqu¨ª sobre la naturaleza del corre¨ªsmo y de un posible correazo contra la libertad de expresi¨®n, sobre el presente y el futuro del presidente Correa y su idea de Ecuador, el pa¨ªs del medio del mundo.
Correa y el corre¨ªsmo
El profesor de la Flacso (la gran universidad latinoamericana, con sede en Quito) Felipe Burbano define el corre¨ªsmo como ¡°la fusi¨®n de un liderazgo personalista, con tintes de caudillismo, con un proyecto de fortalecimiento estatal¡± que implica ¡°regulaci¨®n y control de la sociedad y el mercado, inversi¨®n p¨²blica y social, pero desarrollando una autonom¨ªa pol¨ªtica con respecto a los grupos de poder¡±. Adri¨¢n Bonilla, director general de la citada universidad niega, por a?adidura, que exista nada identificable como corre¨ªsmo, a t¨ªtulo de ¡°cuerpo doctrinario¡±, y que a lo sumo entronca ¡°con la tradici¨®n de la izquierda latinoamericana, en torno a una idea de enfrentamiento con los grupos dominantes locales, con su rechazo del neoliberalismo, y con un nacionalismo que aboga por la soberan¨ªa patria y la integraci¨®n regional para contrapesar la proximidad de Estados Unidos¡±.
?Pero qui¨¦n es este aprendiz de atlante que recaba para s¨ª tan tit¨¢nica brega? El veterano periodista Jaime Mantilla lo ve como ¡°un l¨ªder con carisma, duro, tremendamente conflictivo¡±, que ¡°ha moldeado el corre¨ªsmo en torno a su figura¡±. Y Rub¨¦n Dar¨ªo Buitr¨®n, cronista del Expreso de Guayaquil, lo define como ¡°un fen¨®meno pol¨ªtico, que marca un antes y un despu¨¦s en la historia del Ecuador¡±, as¨ª como explica su formidable ¨¦xito electoral, porque representa ¡°para una inmensa mayor¨ªa de compatriotas los funerales de la partidocracia y el nacimiento de una nueva ¨¦poca¡±. Rafael Correa Delgado es un guayaquile?o que apenas hab¨ªa pateado los corredores del poder en Quito, que estuvo o supo estar en el momento y el lugar adecuados. Y en el vac¨ªo de poder creado en 2005 por el derrocamiento del militar Lucio Guti¨¦rrez, a causa de la masiva protesta indianista, lleg¨® a ser brevemente ministro de Econom¨ªa en el Gobierno provisional de Alfredo Palacio. Ah¨ª se inicia la fulgurante carrera pol¨ªtica del que en 2006 ser¨ªa democr¨¢ticamente elegido presidente.
Una investigadora universitaria, que prefiere permanecer en el anonimato, sostiene que el corre¨ªsmo ¡°es un mix de pensamiento pol¨ªtico en el que se mezclan, malamente, principios del boy scoutismo, como autoridad y disciplina, con Teolog¨ªa de la Liberaci¨®n y comunidades cristianas de base, preocupaci¨®n por los pobres y los indios entre ellos, teor¨ªa econ¨®mica basada en el marxismo, pero dominada por el criterio del eficientismo, con el Estado como rector, proveedor, vigilante, sancionador, y concentrador de la propiedad¡±. Luis Esteban G. Manrique, historiador peruano redactor jefe de Pol¨ªtica Exterior (Madrid) sigue parecida l¨ªnea cuando afirma que Correa es ¡°b¨¢sicamente un cat¨®lico de izquierdas y un reformista radical¡±. Luis Eduardo Vivanco del diario La Hora de Quito, remata el retrato presidencial caracteriz¨¢ndolo como ¡°una personalidad abrasadora, con una prepotencia que ha desdibujado la imagen de aquel joven de aires reformistas de su primera elecci¨®n¡±. Y el polit¨®logo Luis Verdesoto subraya ¡°su gran sentido de la ubicuidad¡±, puesto que ¡°aunque no fue el causante del desplome del sistema, s¨ª su principal beneficiario, pues fue el primero en percibir la hondura de la crisis y dar paso a una constituyente, que moviliz¨® y coopt¨® a la sociedad civil¡±.
Del socialismo al bolivarianismo?
Sim¨®n Pachano, escritor y profesor universitario en Quito y Salamanca, recuerda que el llamado Socialismo del siglo XXI, expresi¨®n acu?ada por el desaparecido presidente venezolano, Hugo Ch¨¢vez, ¡°cay¨® en el olvido durante los ¨²ltimos tres a?os, para renacer en la toma de posesi¨®n del 24 de mayo pasado, pero lo hac¨ªa cuando, parad¨®jicamente, abandonaba el modelo ecologista y pachamamista¡± (medio ambiental e ind¨ªgena), por un modelo econ¨®mico extractivo basado en la miner¨ªa. ¡°No creo que haya un giro a la derecha porque Correa siempre ha sido as¨ª, pero requer¨ªa una ret¨®rica de izquierda, mientras que ahora profundiza el modelo contrario al que impulsan las izquierdas de Ecuador y toda Am¨¦rica Latina¡±. Adri¨¢n Bonilla cifra lo que el oficialismo tambi¨¦n llama ¡°socialismo del buen vivir¡±, como ¡°una b¨²squeda de las pol¨ªticas de equidad, igualdad pol¨ªtica y lucha contra la exclusi¨®n social¡±. El periodista Mantilla no duda de que el ¡°Gobierno es de centro-derecha, con reivindicaciones sociales para unir y utilizar a las masas, profundizando, as¨ª, las divisiones de la sociedad¡±. Y a?ade que el presidente practica ¡°una receta de clases altas que hacen buenos negocios con el Estado, clases medias entusiasmadas por un inmenso consumismo sostenido por las inversiones estatales, y clases bajas que se acostumbran al r¨¦gimen de subsidios¡±. Como subraya el peruano Manrique, ¡°algunos llaman al modelo clientelista?porque la Administraci¨®n ha pasado de 16.000 a 90.000 empleados, incluido un Gabinete de 40 ministros¡±. Pero tambi¨¦n hay ¡°escuelas rurales que no ten¨ªan cristales ni puertas, dotadas hoy de ordenadores, y donde las comidas, los ¨²tiles escolares y los uniformes del alumnado son gratuitos¡±. Pese a ello, Luis Eduardo Vivanco no cree ni por asomo que haya socialismo en el pa¨ªs: ¡°Los socialistas cl¨¢sicos lo niegan, el ind¨ªgena lo rechaza, los sindicatos lo desmienten, y los ambientalistas ponen el grito en el cielo¡±. El polit¨®logo Verdesoto cree que Correa se enfrenta al ¡°reto de crear la versi¨®n ecuatoriana del antiguo PRI mexicano, tecnocr¨¢tico, corrupto y desp¨®tico¡± as¨ª como ¡°una sociedad estandardizada, homog¨¦nea, que conforme mayor¨ªas electorales ¨Cy en palabras de un exfuncionario- abocada al consumo de una redistribuci¨®n manejada desde arriba¡±. Pero donde est¨¦n los textos legales huelga la discusi¨®n. Nila Vel¨¢zquez, del diario El Universo de Guayaquil, recuerda que la Constituci¨®n es expl¨ªcita: ¡°El sistema econ¨®mico se integrar¨¢ por las formas de organizaci¨®n econ¨®mica p¨²blica, privada, mixta, popular y solidaria y las dem¨¢s que la Constituci¨®n determine¡±. De todo hay en botica.
Correa ha tratado de reforzar su imagen de izquierda radical ante el mundo concediendo asilo pol¨ªtico a Julian Assange, el creador de Wikileaks, que este mes cumple un a?o de reclusi¨®n en la embajada ecuatoriana en Londres, de donde no puede salir por el peligro de ser extraditado a EE UU, que le acusa de divulgaci¨®n a trav¨¦s de su red digital de secretos de estado. Y a fin de este mes parece dispuesto a reeditar la operaci¨®n otorgando asimismo asilo, aunque esta vez en la seguridad de la capital quite?a, a Edward Snowden, un ciudadano norteamericano que le ha hecho el peor favor imaginable al presidente Obama divulgando, siempre por el espacio digital, la vast¨ªsima operaci¨®n de espionaje a amigos y enemigos que tiene montada la CIA con la disciplinada colaboraci¨®n de los primos brit¨¢nicos.
Los medios y el presidente
Corea ha prometido repetidas veces que en 2016 se retirar¨¢ a B¨¦lgica con su se?ora, que es belga. Pero casi nadie le cree. Pachano vincula la decisi¨®n presidencial a c¨®mo se desarrolle su tercer mandato, porque el proceso transformador del pa¨ªs ¡°depende de su liderazgo. La gran duda es lo que vendr¨¢ despu¨¦s, lo que quedar¨¢ y lo que ser¨¢ desmontado¡±. Burbano coincide en que habr¨¢ o no un cuarto Correa, si Alianza Pa¨ªs es capaz de ¡°encontrar un l¨ªder que pueda renovar sus horizontes pol¨ªticos, de institucionalizarse y procesar las diferencias en su interior¡±. Pero intuye que ¡°el Gobierno reconoce los l¨ªmites de su modelo basado en el gasto estatal, de ah¨ª que deba abrirse al mercado internacional para generar inversi¨®n privada y mayor crecimiento". Y cabe preguntarse si esa apertura necesaria, notablemente a Europa y China, puede influir en su hostigamiento a los medios. Mauro Cerbino, director de la revista ?conos, es poco caritativo con la prensa ecuatoriana que califica de ¡°mediocre, ligada a la propiedad y preferencias particulares de familias, que han pretendido ejercer el periodismo ocupando cargos de direcci¨®n en un claro conflicto de intereses, m¨¢s la constataci¨®n de que se ha maltratado a los trabajadores, quienes, adem¨¢s de padecer otras precariedades laborales y econ¨®micas, no han podido ejercer el derecho a la cl¨¢usula de conciencia¡±. Por todo ello, dice Cerbino, hay que ¡°crear las condiciones para tener medios p¨²blicos plurales que sepan resistir la acci¨®n de los Gobiernos, cuya consolidaci¨®n aportar¨ªa una mayor competencia de perspectivas en beneficio de la ciudadan¨ªa¡±. Y la gran preocupaci¨®n de Correa se centra precisamente, como se?ala el director Bonilla, en que ¡°los medios de comunicaci¨®n privados de alcance nacional, ante la cat¨¢strofe de los partidos, son los ¨²nicos actores capaces de generar oposici¨®n y el presidente siempre los ha connotado como agentes pol¨ªticos, antes que como medios de comunicaci¨®n¡±. Luis Verdesoto piensa que Correa decidir¨¢ sobre la marcha si opta a un cuarto mandato, y da por seguro que ¡°sostendr¨¢ la guerra contra los medios mientras le sea ¨²til; esto es, hasta que consiga una franja mayor de medios p¨²blicos y un grupo de medios adheridos entre los comunitarios¡±. Manrique recuerda que ha llegado a demandar ¡°a dibujantes por caricaturas que no le han gustado o a tuiteros por faltarle al respeto, mientras que ¨¦l mismo se ha revelado como un virtuoso del insulto y el agravio personal¡±.
Rub¨¦n Dar¨ªo Buitr¨®n sostiene, diferentemente, que s¨ª que puede haber recambio en el corre¨ªsmo: ¡°Si en algo ha trabajado la Alianza es en la formaci¨®n de cuadros. La presidenta de la Asamblea es Gabriela Rivadeneira, de 29 a?os, y m¨¢s de un tercio de los legisladores del movimiento, y unos cuantos ministros, no llegan a 35 a?os. Hay voluntad de entregar el relevo a una nueva generaci¨®n. Si logra acabar con los ¨²ltimos obst¨¢culos que levanta la derecha y la izquierda radical, Correa dejar¨¢ camino libre para quien lo reemplace¡±. Pero cautamente a?ade: ¡°o para ¨¦l mismo¡±.
La nueva Ley de Comunicaci¨®n est¨¢ aparentemente dise?ada para el micro-control de los medios con una Superintendencia de Informaci¨®n, en la que los profesionales dan masivamente por descontado que habr¨¢ una confortable mayor¨ªa oficialista con graves poderes sancionadores, y la ex¨®tica figura del linchamiento medi¨¢tico; como si la injuria, calumnia, mentira y dolo no estuvieran ya tipificados en cualquier ordenamiento jur¨ªdico democr¨¢tico. Finalmente, la investigadora sin nombre redondea el juicio de personaje y obra: ¡°Posee la capacidad de adaptar su lenguaje al p¨²blico sea acad¨¦mico, profesional o popular; aplica motes a los adversarios o descalifica movimientos sociales o dirigentes de otros medios. M¨¢s que un Estado de ciudadanos lo que busca es una ciudadan¨ªa estatizada¡±. Y por ello est¨¢ persuadida ¡°de que Correa no dejar¨¢ el poder¡±.
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