Las protestas en Brasil se extienden por todo el pa¨ªs
La media de una protesta por hora aqueja ya a 353 ciudades. En tres semanas ha habido m¨¢s de 22 diarias. Para hoy se espera una masiva en R¨ªo de Janeiro
Las protestas en Brasil en vez de disminuir se han convertido en un fen¨®meno nacional. La media de una protesta por hora afecta ya a 353 ciudades, y para hoy se espera una multitudinaria en R¨ªo de Janeiro. En tres semanas ha habido m¨¢s de 22 diarias, seg¨²n datos del diario O Estado de S?o Paulo. Es eso lo que ha llevado al soci¨®logo Manuel Castells, buen conocedor de Brasil, a afirmar que las protestas ¡°van a continuar¡±.
Para explicar c¨®mo de una marcha de 200 personas sacadas a la calle por el peque?o movimiento de izquierdas, Passo Libre, el 6 de junio pasado, la protesta se haya esparcido por todo el territorio, los expertos en movimientos de masa se quiebran la cabeza. Seg¨²n algunos especialistas en comunicaci¨®n digital, como Luli Radfharer, haciendo una analog¨ªa con lo que sucede cuando un matrimonio que se separa despu¨¦s de a?os de convivencia. El motivo del abandono no ha sido porque la toalla fue dejada mojada encima de la cama. Esa toalla pudo ser la gota de agua que colm¨® el vaso de antiguas peleas y malestares.
No cabe duda de que ese efecto contagio en las protestas no se hubiese dado sin un l¨ªder personal o institucional que la provocase y dirigiese, y sin la difusi¨®n instant¨¢nea que hoy ofrecen las redes sociales. Sin embargo, lo que se est¨¢ analizando es que la protesta tom¨® dimensiones de masa y empez¨® a expandirse por el pa¨ªs, cuando se convirti¨® en el tema de apertura de todos los medios de comunicaci¨®n: peri¨®dicos, informativos de radios y televisi¨®n y portadas de los grandes semanales.
La protesta empez¨® con algo tan concreto como la cr¨ªtica a los transportes p¨²blicos caros y malos en las grandes urbes como S?o Paulo y R¨ªo, pero tambi¨¦n es cierto que despu¨¦s cundi¨® como un incendio y empez¨® a manifestarse de otras formas. En cada ciudad media o peque?a y en cada pueblo protestan por algo diferente, hasta por los baches en las aceras.?
Hubo, al parecer, hasta una mujer que sali¨® a la calle a protestar porque su marido le pegaba. ?Y un elemento fundamental y a¨²n no estudiado lo suficiente es la explosi¨®n que ha supuesto la realizaci¨®n de la Copa de las Confederaciones, ya que ha sido alrededor de los estadios fara¨®nicos que costaron cientos de miles de millones de reales donde los manifestantes han librado las mayores batallas campales contra las fuerzas del orden.
?Pero no era Brasil el pa¨ªs del f¨²tbol? ?Por qu¨¦ esta vez no se han sentido orgullosos de los nuevos estadios? ? Por qu¨¦ han gritado diciendo ¡°Queremos escuelas y no estadios¡± o ¡°nuestros h¨¦roes son los maestros no los jugadores"? ?Qu¨¦ le est¨¢ pasando a Brasil?
Un joven, estudiante de sociolog¨ªa, me preguntaba: ?Qu¨¦ har¨ªan hoy los j¨®venes espa?oles si en plena crisis, el gobierno levantase plazas de toros millonarias? ?No era Espa?a, se preguntar¨ªa el mundo, la meca de la fiesta?
Qui¨¦n quiz¨¢s haya dado una respuesta m¨¢s justa a todas estas preguntas a¨²n sin respuesta haya sido el psicoanalista Jorge Forbes. Afirma: ¡°Se trata de una sociedad civil brasile?a renovada, m¨¢s informada y educada, que contin¨²a teniendo que v¨¦rselas con instituciones del siglo pasado, anacron¨ªsticas, que ya no atienden a los nuevos deseos de la poblaci¨®n¡±.
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