Tahrir ruge. ¡°No es un golpe¡±
Los opositores celebran extasiados la deposici¨®n de Morsi Dicen que el Ej¨¦rcito se ha limitado a escuchar a las calles
¡°No es un golpe¡±, gritaba ayer, frente al cuartel de la Guardia Republicana de El Cairo, David Nashaat, cristiano copto de 22 a?os que acusaba al Gobierno de Mohamed Morsi de haber secuestrado la revoluci¨®n de 2011 y haberse repartido el poder con sus aliados islamistas. ¡°Esto no es una toma de poder, estamos colocando a la revoluci¨®n de nuevo en su camino correcto¡±, dec¨ªa. Era la t¨®nica ayer en las calles de la capital egipcia: una mezcla de inmensa alegr¨ªa, ganas de celebrar y gritar desde los pulmones con una bandera en la mano, y, a la vez, una necesidad imperiosa de justificar lo que las fuerzas armadas estaban haciendo con la suerte pol¨ªtica de Egipto.
Cuando venci¨® el plazo de 48 horas dado por el Ej¨¦rcito a Morsi, a las cinco de la tarde, la plaza de Tahrir estall¨® en una celebraci¨®n un¨¢nime. Entre a los pitidos, los cl¨¢xones y los fuegos artificiales, la multitud rug¨ªa su grito preferido, una sencilla palabra en ¨¢rabe: ¡°erhal¡± en ¨¢rabe, ¡°vete¡±. No fue ni un p¨¢lido reflejo del rugido que se oy¨® en todo El Cairo cuando el general Abdel Fatah al Sisi anunci¨® que derogaba la Constituci¨®n y depon¨ªa a Morsi. La calle celebraba mientras Morsi y los suyos lamentaban con amargura lo que defin¨ªan como golpe militar. Eran dos mundos distintos a s¨®lo unos kil¨®metros de distancia. Cuando los helic¨®pteros del Ej¨¦rcito sobrevolaban Tahrir -y lo hac¨ªan con frecuencia, volviendo lentos una y otra vez- el gent¨ªo abr¨ªa los brazos al aire, extasiado.
La de ayer fue la cuarta noche seguida de concentraciones en Egipto. El domingo, hasta 17 millones de personas salieron a las calles, seg¨²n estimaciones del ministerio del Interior, a pedir la deposici¨®n de Morsi. Desde entonces, los opositores del Presidente tomaron cada noche los puntos neur¨¢lgicos de su protesta: Tahrir, el palacio presidencial y la sede de la Guardia Republicana donde se rumoreaba que Morsi quedaba a recaudo del Ej¨¦rcito, aunque los soldados que lo custodiaban permanec¨ªan mudos. Muchos eran los planes de futuro, recuperadas las ilusiones que en 2011 acabaron con 30 a?os de r¨¦gimen de Hosni Mubarak. Era una segunda vuelta o tal vez una segunda oportunidad.
¡°No pod¨ªamos dejar que nos gobernara un d¨ªa m¨¢s¡±, exclamaba anoche desafiante Nadine Wahded, de 22 a?os. ?Y si el Ej¨¦rcito volv¨ªa a ponerse en situaci¨®n de controlar el pa¨ªs durante m¨¢s de un a?o, como en 2011? ¡°De las opciones que tenemos, esta es la mejor. No es que entonces acab¨¢ramos contentos con los militares, pero en este momento es mejor dejarles actuar¡±.
¡°?Los soldados no nos utilizaron a nosotros, nosotros les utilizamos a ellos!¡±, grit¨® entonces Ahmad Semeda, de 38 a?os, tras ella. ¡°?Cree Morsi que el Ej¨¦rcito ha podido movilizar a tantos millones de personas? El Ej¨¦rcito, simplemente, le ha dado a las calles lo que ped¨ªan¡±. Era un acto de gratitud. Y una forma de interpretar las cosas que se negaba tambi¨¦n a llamar a un golpe de estado por su nombre.
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