Pueblo cerrado por violencia
Miles de familias mexicanas han abandonado sus municipios por el acoso de los carteles
Las familias de la comunidad de El Platanar de los Ontiveros, en el Estado norte?o de Sinaloa, preparaban la cena de Nochebuena de 2012 cuando un grupo de hombres armados irrumpi¨® en sus calles. Con rifles de asalto y ropa de camuflaje, los asaltantes fueron llamando puerta por puerta: ¡°?Los hombres de la casa!¡± Nueve hombres fueron ejecutados y las 50 familias de la comunidad velaron a sus muertos en los caminos de tierra hasta que al d¨ªa siguiente llegaron las autoridades. Despu¨¦s de enterrar a los suyos, huyeron.
En el municipio de Concordia, al que pertenece El Platanar, ya son siete las comunidades de la sierra abandonadas desde mediados de 2010. Se trata de una zona que colinda con el Estado de Durango, uno de los m¨¢s violentos del pa¨ªs, y que sirve de paso hacia Mazatl¨¢n, objetivo de los carteles de la droga. Tierra del buscado l¨ªder del cartel de Sinaloa, Joaqu¨ªn El Chapo Guzm¨¢n, que se disputan otros grupos criminales, entre ellos el sanguinario cartel de Los Zetas, al que todos atribuyen la masacre de El Platanar. Las ¨²ltimas diez familias que se resist¨ªan a dejar la zona desistieron a principios de este mes de julio. Un drama que se repiti¨® la semana pasada en el Estado de Guerrero, con la huida de sus casas de cientos de personas.
¡°Es gente que se dedicaba a cuidar su ganado y a sembrar. Viv¨ªan en paz pero de pronto se vieron amenazados, no son expertos en el uso de armas y prefirieron abandonar el patrimonio de toda su vida¡±, dice al tel¨¦fono el presidente municipal de Concordia, Jose Eligio Medina, del Partido Revolucionario Institucional (PRI). En casi tres a?os ha visto llegar al municipio a unas 300 familias serranas. El Ayuntamiento les est¨¢ cediendo peque?os terrenos, grava y cemento para que levanten sus casas y trata de emplear a los que puede en obras p¨²blicas. A cinco horas de caminos de tierra quedaron los esqueletos de sus vidas, las escuelas desiertas, el ganado abandonado y las casas ¡°con piso [suelo], refrigerador, agua entubada y electricidad¡±
Eduardo Enrique Colio es el comisario de la comunidad de La Cienaguilla. Las 25 familias que habitaban el lugar huyeron hace un a?o y medio. El 25 de febrero de 2012 hombres armados llegaron y mataron a una se?ora que ten¨ªa una ¡°tiendita en la que vend¨ªa refrescos¡±. ¡°Tuvimos miedo, dejamos todo lo que ten¨ªamos. Jam¨¢s volv¨ª¡±, dice por tel¨¦fono desde Concordia, donde ha vuelto a empezar de cero. A Colio se le hace muy dif¨ªcil pensar que alg¨²n d¨ªa pueda regresar a su casa por el camino de terracer¨ªa que ya las lluvias se han encargado de desdibujar. ¡°Ni carretera hay ya para ir¡±, lamenta.
El presidente municipal reconoce que ¨¦l no puede hacer nada contra la violencia despiadada de los carteles. ¡°Nuestra polic¨ªas en preventiva, solo tengo 60 agentes. Ni siquiera est¨¢n preparados para reaccionar ante un enfrentamiento¡±. Medina dice que en los ¨²ltimos meses las cosas han estado algo m¨¢s tranquilas, quiz¨¢s porque ya no quedan comunidades a las que atacar. Acompa?ados por el Ej¨¦rcito, algunos desplazados han comenzado a volver a darle ¡°una vuelta al ganado¡± o a sembrar la tierra. ¡°Pero van y vuelven¡±, dice el alcalde.
El exilio por la violencia no se da solo al norte, aunque es dif¨ªcil saber con exactitud cu¨¢ntos mexicanos han tenido que abandonar sus casas por la violencia que ha azotado a gran parte del pa¨ªs desde que el expresidente Felipe Calder¨®n lanz¨® su guerra contra el narcotr¨¢fico en 2006. Un informe del Centro de Monitoreo de Desplazamientos internos publicado el pasado mes de abril cifra en 140.000 las personas desplazadas por la violencia de los carteles de la droga desde 2007. Los Estados m¨¢s castigados, seg¨²n la ONG, son Chihuahua, Nuevo Le¨®n, Tamaulipas, Michoac¨¢n y Veracruz.
La semana pasada el drama se desplaz¨® al Estado de Guerrero, en el suroeste del pa¨ªs, uno de los m¨¢s pobres de M¨¦xico y que sufre graves problemas de inseguridad. A principio de este mes siete j¨®venes, cuatro de ellos menores, murieron asesinados y pocos d¨ªas antes fueron secuestrados ocho l¨ªderes campesinos, tres de los cuales aparecieron muertos cuatro d¨ªas m¨¢s tarde.
Cientos de habitantes de cuatro comunidades de Tierra Caliente, una comarca que abarca parte del Estado de Michoac¨¢n y Guerrero y que soporta desde hace meses el acoso del crimen organizado, decidieron abandonar sus casas por el miedo el pasado fin de semana. Una de las comunidades, conocida como El Cubo, es un lugar codiciado por los carteles porque alberga un camino que conecta la sierra con la costa de Guerrero. El Gobierno del Estado achac¨® el ¨¦xodo a un ¡°rumor¡± que se propag¨® por la zona, pero ha mandado a 100 efectivos para resguardar la zona y sostiene que la mayor¨ªa de los desplazados ya ha regresado.
Israel Flores, corresponsal del diario El Sur en Tierra Caliente, dice que la mayor¨ªa siguen exiliados, en casa de familiares o amigos en otros pueblos. Seg¨²n su versi¨®n, la semana pasada unos 150 hombres armados llegaron a El Cubo y comenzaron a amedrentar a la gente. El viernes pasado volvieron y, tras un enfrentamiento con el Ej¨¦rcito, se llevaron a dos mujeres y dos hombres de una misma familia, de los que no ha vuelto a saber nada. Los matones quemaron el techado de una tienda y dejaron el mensaje de que matar¨ªan a la gente si no entregaban a los chivatos que los hab¨ªan denunciado ante las autoridades. El miedo y el mensaje corrieron r¨¢pido por las tres comunidades vecinas. Huyeron con lo puesto. Rumores, dice el Gobierno.
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